Aquí tienen la camiseta que el ejército de ocupación sionista en Palestina distribuye a sus mercenarios y pone a la venta.
En una vemos cómo el objetivo telescópico de un rifle señala el vientre de una mujer palestina embarazada, lo escrito dice que matando a una mujer embarazada, disparando a su vientre, matan a dos palestinos. En la camiseta de color blanco el centro de la mira se pone en un niño, al que le añaden un rifle, de este modo se justifica el asesinato de niños. Esta imagen del terrorismo sionista es normalizada entre la gente israelí sin la menor conciencia política, o con la conciencia política de un sionazi.
Tan sólo en el mes de Marzo, el mes que acaba de terminar, sin contar los asesinatos del día 30, Día de la Tierra Palestina, los sionazis han secuestrado a más de 100 niños. ¿Lo ha leído en algún medio del capitalismo, lo ha escuchado en alguna tv o emisora de radio?; llegaron a capturar, como una pieza especial, a un niño de 3 años. Ese es el espíritu repulsivo que anida en estos seres criminales. Ese es el espíritu que han hecho ver al mundo disparando con rifles de precisión, con tanques y drones a la población de Gaza. Se han escondido tras la valla fronteriza de alambre que hacía imposible el paso, y subidos y tumbados, para que no se les viese, sobre montículos de tierra dispuestos para la ocasión del asesinato que habían previsto realizar. Era imposible de todo punto que nadie se les pudiese acercar y mucho menos herir, no se podían sentir atacados en tales condiciones y por un pueblo que se exponía al aire y completamente desarmado. Pero el respeto por la vida del pueblo palestino no entra en sus planes, lo único que entra en sus planes es causar el mayor daño posible al pueblo que reclama sus derechos reconocidos en el Derecho Internacional. Asesinan por odio, por ser sionazis, racistas, tal y como indican en las camisetas de su ejército.
Quedan las imágenes de los jóvenes, de las mujeres, de los hombres, de los niños y niñas cayendo a tierra por las balas disparadas por los mercenarios ocultos, y queda la palabra del pueblo palestino guardando a sus mártires, así como la de quienes nos sentimos seres humanos, solidarios con el pueblo palestino.
“Ha dicho que semejante situación no puede seguir destrozando al mundo y está convencido de que algo grandioso va a suceder para salvar a la humanidad de esta miseria imperante.” “Ya verá, tiene que ocurrir. Debe ocurrir, de lo contrario estaremos perdidos.”
Del libro: Memorias calladas. Relatos. Título del relato: Esperando. Autora: Souad Hadj-Ali Mouhoub. Editorial: CantArabia.