La danza de las encuestas crea incertidumbre sobre el resultado de las elecciones del 20 de mayo en Venezuela. ¿Ganará Nicolás Maduro o el opositor Henri Falcón? Datanálisis afirma que el 40% de la intención de voto favorece a Falcón y el 34% a Maduro. Pero Hinterlaces sostiene que Maduro cuenta con 55% y Falcón 40%.
La clave en estas elecciones –que incluyen los consejos municipales y legislativos- será la participación. El voto es voluntario y pueden ejercerlo 20 millones y medio de ciudadanos y ciudadanas. Datanálisis sostiene que el 57% acudirá a las urnas pero Meganálisis afirma que sólo será el 17,4%.
Visto el fracaso de las predicciones electorales en otros países, en Venezuela habrá que esperar el veredicto ciudadano. Son muchos los factores que influirán en el voto. Entre ellos la hiperinflación –que convierte en sal y agua los salarios- y el bloqueo financiero –que impide a Venezuela adquirir los alimentos y medicinas que necesita su población-.
Los candidatos son el presidente Nicolás Maduro que aspira a la reelección, respaldado por el conjunto del chavismo; el opositor Henri Falcón, abogado y ex militar, apoyado por Avanzada Progresista, Movimiento al Socialismo (MAS) y una fracción del partido socialcristiano Copei; Javier Bertucci, pastor evangélico (las iglesias cristianas tienen importante presencia); Reinaldo Quijada, ingeniero, candidato de la Unidad Política Popular 89; y el empresario Luis Alejandro Ratti, un independiente.
Catorce de los 18 partidos han suscrito un acuerdo de garantías democráticas que ha pacificado la campaña electoral. Esta se desarrolla con normalidad en el marco de plenas libertades de expresión, reunión, etc.
El ala extrema de la oposición ha llamado a boicotear las elecciones mediante la abstención Su exhortación cuenta con el potente respaldo de EE.UU., la Unión Europea y el Grupo de Lima. Esta patota beligerante anuncia que desconocerá el resultado de las elecciones. Pero surgen dudas: ¿desconocerán las elecciones sea cual sea el resultado? ¿Y si gana el opositor Henri Falcón?
No puede descartarse que el presidente Maduro sufra una derrota. Pero si gana, como esperamos, su victoria significaría un respaldo popular impresionante a la revolución bolivariana a la vez que un aliento para la deprimida izquierda latinoamericana. Más aún si luego se suman avances democráticos en Colombia y México, países en los cuales candidatos presidenciales como Gustavo Petro y Manuel López Obrador, pueden poner término a la seguidilla de victorias neoliberales (electorales y golpistas) en el continente.
La revolución bolivariana no es la “dictadura” que la coalición de opositores y agentes extranjeros pretende derrocar. En Venezuela existe un sistema electoral que ha reconocido los triunfos electorales de la oposición. Estos han sido pocos debido a la vocación abstencionista y golpista de sus dirigentes. El respeto a la voluntad popular caracteriza a la revolución bolivariana. Así lo ratificó en diciembre del 2015 la elección de la Asamblea Nacional que dio la victoria a la oposición con 56,22%de los votos. En fecha más reciente (octubre de 2017) la oposición conquistó cinco de las 23 gobernaciones del país.
La primera derrota chavista la sufrió (y reconoció) el propio presidente Hugo Chávez en diciembre del 2007: un referéndum rechazó su propuesta de declarar a Venezuela un estado socialista. 51% de 9 millones de votos dijo no al líder de la revolución bolivariana.
Nicolás Maduro, que postula a la reelección, consiguió en abril de 2013 un apretado triunfo sobre Henrique Capriles (50,61% vs. 49,22%).
El sistema electoral venezolano (electrónico y manual) es reconocido como uno de los más seguros del mundo.
Las elecciones del 20 de mayo tienen un legítimo origen. La Asamblea Nacional Constituyente –que las convoca- fue convocada a su vez de acuerdo el artículo 348 de la Constitución por el presidente de la República en Consejo de Ministros. Elegida en julio del 2017 por más de 8 millones de ciudadanos, la ANC llamó inicialmente a elecciones presidenciales para el 22 de abril pero las aplazó para el 20 de mayo atendiendo a un acuerdo en el diálogo gobierno-oposición en República Dominicana, que la oposición golpista desconoció más tarde.
La soberanía popular decidirá el destino de Venezuela en elecciones democráticas que merecen por anticipado el respeto y solidaridad de los pueblos Será una respuesta digna a las intromisiones y amenazas del imperio.