Brazilian presidential candidate Jair Bolsonaro (PSL), speaks during the first presidential debate ahead of the October 7 general election, at Bandeirantes television network in Sao Paulo, Brazil, on August 9, 2018. / AFP / Nelson ALMEIDA

Que vivimos tiempos huracanados pocos lo dudan. Trump, un matón rústico y ajeno a la política ha consolidado la nueva era de la política mundial, el neofascismo como expresión democrático -legal del Estado neoliberal. La fascistizaciòn de los estados como respuesta a la crisis que el neoliberalismo ha exacerbado en el mundo durante los últimos 30 años. Hace por lo menos un lustro Boaventura de Souza, uno de los teóricos del Foro Social Mundial ya lo advertía. Es la respuesta del neoliberalismo que incapaz de tolerar ciertas políticas redistributivas recurre a la política del garrote puro y duro. Los pobres son un estorbo nefasto, la mejor manera de sacarlos de la pobreza es eliminándolos, razona el neofascismo.

Bolsonaro en Brasil, es la respuesta que la gran empresa y las clases medias dan al  PT y a quienes quisieron hacer de las políticas sociales redistributivas el mecanismo de compensación justiciera a las abismales desigualdades existentes en el país de la Samba. Los desajustes que esto produjo en la sociedad brasileña, la corrupción y los errores de Lula y Dilma han acelerado y radicalizado la reacción de amplios sectores de clases medias y empresariales que buscan orden y seguridad a palos. Como lo expresó Ronaldinho,” Ahora si viene la alegría” ¡Con Bolsonaro!

La legitimada barbarie de Israel en Medio Oriente, el fortalecimiento de corrientes neonazis en Europa occidental, con figuras presidenciable como Mari Le Open, en Francia, las políticas xenófobas como respuesta a la migración en Europa, etc. Forman parte de un entramado que busca resolver los conflictos sociales por medio de la violencia más brutal, eliminando la negociación y los derechos humanos.

Hace 48 horas el senado norteamericano ha ratificado la elección de B. Kavanaugh como juez de la Suprema Corte USA, aspirante acusado de violación y acoso sexual. Esta decisión no solo constituye un hecho inédito en la sociedad americana sino marca el fin de un sistema político y jurídico que sustentaba su legalidad en la ética, como fundamento de la justicia y el orden social. Este sistema de 231 años de vigencia ha terminado.

Denominar conservadurismo a la ola mundial que trastoca los cimientos del actual orden, pos II Guerra Mundial (contra el Fascismo) Es un eufemismo impertinente. Se trata de neofascismo como política sistémica de respuesta a un orden que se trastoca y modifica de modo irreversible

Esta emergencia de fascistizaciòn neoliberal encabezada por la decadente hegemonía USA, busca inútilmente, detener el nuevo orden multipolar que China, Rusia y los BRICS impulsan persistentemente en las dos últimas décadas. En lo inmediato la ofensiva neofascista  apunta a garantizar la fidelidad geopolítica de las periferias y patios traseros. Medio Oriente, América Latina y parte de Asia.

Resistir y derrotar a Trump y los bolsonaros que irán emergiendo es la tarea democrático popular del momento a nivel mundial.

En USA todo parece indicar que la fuerza movilizada de las mujeres jugará un rol decisivo en las elecciones de medio periodo parta derrotar al trumpismo.

En Brasil, derrotar al fascismo declarado y virulento de Bolsonaro es la tarea del día. La democracia y el progresismo juegan horas cruciales en estas semanas.

Por REDH-Cuba

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