Dicen que la mejor forma de predecir el comportamiento futuro es observando el comportamiento pasado. Nada es más cierto en Bolivia cuando se trata de analizar coyunturas, escenarios y actores políticos. Las acciones de violencia ejercidas contra militantes y casas de campaña del partido oficialista no son más que un patrón recurrente del comportamiento político de algunas oposiciones que se han caracterizado, hoy y siempre, por una cultura fundamentalmente autoritaria y anti democrática. Son una oposición radical al gobierno de Morales, pero no son la única. Junto con ellos también conviven en el mismo frente anti-plurinacional otras fuerzas más tímidas respecto a sus convicciones no igualitarias, clasistas e incluso racistas de la vida en sociedad. A fin de cuentas, son quienes son.
A finales de ésta semana, en Santa Cruz, miembros de su infame Comité Cívico a través de su brazo cuasi paramilitar Unión Juvenil Cruceñista (UJC) allanaron varias casas de campaña del MAS, robaron bienes y agredieron a sus ocupantes con el mismo ímpetu que seguramente tuvieron cuando azotaban mujeres de pollera y daban latigazos a campesinos en 2008. La reacción por parte de los candidatos opositores ante este acto de intolerancia cavernaria fue moderada, por decir lo más. Si esas mismas acciones hubieran sido llevadas a cabo por algún grupo oficialista la condena hubiera sido ruidosa y generalizada, pero como no fue así, los “demócratas” de siempre miraron para otro lado.
Su hipocresía, sin embargo, no es de ninguna forma una novedad, y sin embargo, advierte sobre lo que nos depara el futuro: hemos entrado a la recta final de una larga campaña y todas las cartas se pondrán sobre la mesa. No se escatimarán recursos de ninguna clase: tanto materiales como humanos. Se movilizarán millones de bolivianos y a miles y miles de personas. Demostraciones de musculatura y vigorosidad que fácilmente podrían derivar en enfrentamientos, heridos y hasta muertos. Y la oposición cuenta con ello.
No se puede ni se debe evitar las concentraciones multitudinarias de simpatizantes de todos los partidos, pero se debe esquivar a toda costa las provocaciones que sin duda lanzarán las diferentes oposiciones en ésta fase final de la campaña electoral. ¿A qué oposiciones nos referimos? Pues ahora que las cosas comienzan a tomar forma, las hay tres:
Primero, los neo-fascistas que hace una década montaban coches con la esvástica nazi para golpear campesinos en Santa Cruz y que ahora vuelven a hacer de las suyas. Estos ejemplares ciudadanos de la Bolivia más retrógrada apostarán por la violencia y harán todo para provocarla. Se debe formular desde ahora estrategias de respuesta y prevención.
Segundo, los simpatizantes de opciones opositoras más moderadas que limitarán sus acciones a la condena y campaña en contra del gobierno por redes sociales en nombre de los principios de la democracia liberal, cosa que es compartible y hasta admirable salvo por el pequeño detalle de que estos pseudo-demócratas se harán a los de la vista gorda cuando se ejerza violencia contra algún oficialista. Señalarles su hipocresía es una obligación.
Tercero, los medios de comunicación “tradicionales”, que ya desde ahora pondrán en primera plana toda noticia relacionada a ecocidio, corrupción y narcotráfico, cuando no cosas más banales, para denostar la imagen del gobierno y sobre todo del presidente. No es que falten ejemplos, pero tendrán que ser más dramáticos y exagerados para presentarlos en orden de afectar la votación de octubre. Una intensa campaña de información y divulgación es obviamente prioritaria.
La segunda mitad de septiembre y la primera de octubre, casi 30 días en total, es lo que queda hasta el día de la votación; hasta entonces se realizarán diferentes efemérides y eventos, como el que se prepara el 4 de octubre en Santa Cruz; también estarán el día en que se recuerda la conquista del continente Americano, el aniversario del derrocamiento de Gonzalo Sánchez de Lozada y el día de la recuperación de nuestra democracia, todas jornadas de actividad política obligada en los cuales todo puede pasar. A estar atentos.