Todos sabemos el objetivo de una aparente repentina gira del secretario de Estado de EEUU, Mike Pompeo, por África: Propagar por el hasta hace muy poco denominado continente olvidado el “TrumpVirus”, la peor epidemia que azota a este mundo en la actualidad.
El recorrido lo inicio en Senegal, ofreciendo “villas y castillas”, lo que no debió gustarle mucho a Francia, y lo concluyó hace escasas horas en Etiopia, sede la Unión Africana (UA), tras también visitar Angola, uno de los países con mayor producción de petróleo.
En política hay muy pocas casualidades. Luego de desatarse el “coronavirus” en China, que científicos y analistas coinciden en que fue creado en laboratorios de EEUU e introducido en el gigante asiático, Pompeo emprendió su veloz y por cierto poco anunciado periplo africano.
Claro que Washington, desesperado por la pérdida de su hegemonismo mundial y de su credibilidad, planeó el viaje de uno de sus principales portadores pandémicos para intentar frenar la notable influencia que tienen los chinos en un área geográfica despreciada hasta hace poco tiempo por sucesivos regímenes estadounidenses.
Por supuesto que el propósito maquiavélico del virus inquilino de la Casa Blanca, perdón del mandatario Donald Trump, forma parte de la guerra comercial que desata EEUU especialmente contra China y Rusia, y otras potencias emergentes con influencia en el ahora llamado no por pocos continentes del futuro.
Según reportes de agencias de noticias, Pompeo arremetió en los lugares que estuvo contra “algunos sistemas Socialistas” que gobiernan en naciones africanas, y la palabra privatización fue una de las más repetidas. Más claro que el agua.
Acorde con las mismas informaciones, en una cita en Addis Abeba, la capital etíope, con empresarios en la Comisión Económica de la ONU para África (UNECA), el jefe de la diplomacia de Washington la emprendió implícitamente con China, el principal blanco de su recorrido.
No le faltaron comparaciones entre países africanos para crear divisiones en una región que busca en estos momentos la unidad, y la cooperación para sobrevivir y progresar en medio de un mundo convulso y dañado por una peligrosa crisis económica, política y social.
África necesita colaboración desinteresada, solidaridad, salud, alimentos, educación, todos esos derechos humanos fundamentales que Washington nunca ha ofrecido a nadie, y para nada el “TrumpVirus” que Pompeo pretendió propagar.