Este jueves 30 de abril de 2020 se cumplen 43 años desde que las Madres de Plaza de Mayo comenzaran sus reclamos públicos con sus míticas rondas alrededor de la Pirámide de Mayo, en la plaza acaso más simbólica, trágica, intensa y repleta de historia en nuestra nación. Allí un grupo de mujeres desesperadas, impulsadas por la atroz incertidumbre sobre el paradero de sus hijos e hijas desaparecidas, comenzaron a darle forma a una gesta inmensa, interminable y universal que ha concentrado la mirada del mundo entero sobre un acto fundamental: no olvidar ni perdonar jamás los genocidios.
El valor de cualquier sociedad se mide, entre otras cosas, por los elementos que emergen de sus catástrofes, de sus abismos, de sus aniquilaciones y sus derrumbes. Hace ya 43 años, en Argentina fueron las Madres de Plaza de Mayo las que –“como un diamante fino” diría Mercedes Sosa– surgieron de aquel abismo negro y profundo que abrió una infame Junta Militar, genocida y sin más dignidad que servir como perros sumisos los diseños del Pentágono y las oligarquías locales para nuestros países. Fueron las Madres, simples mujeres valientes sin otras armas que su irrenunciable condición de progenitoras de personas que ya no estaban, o estaban pero sin saber dónde ni cómo, las que crearon con su lucha el nuevo mapa social argentino tomando el ejemplo revolucionario de sus hijos e hijas. Un mapa humano, político, cultural y jurídico que no sólo se mantiene fortalecido, sino que es signo identitario de una Argentina que demuestra al mundo su voluntad de justicia y humanismo. Que los asesinos, los verdugos de la civilización, no tienen ni tendrán descanso jamás, no importa donde vayan, bajo qué nombres ni con que disfraces vivan. Siempre serán perseguidos y sometidos a la imprescriptible justicia universal.
Vaya el homenaje profundo y sincero de la Red en Defensa de la Humanidad a esas gigantes que parieron una Argentina que no está desaparecida, porque late con el pulso de los y las que nos precedieron en la lucha por otro mundo y otro país posible. Con el alma ardiente les decimos ¡Nunca más! Y ¡Siempre con su ejemplo y dignidad como bandera!
Las abrazamos, queridas madres. Y gracias en nombre de todo un pueblo, de todos los pueblos.
RED DE INTELECTUALES, ARTISTAS Y MOVIMIENTOS SOCIALES EN DEFENSA DE LA HUMANIDAD. CAPÍTULO ARGENTINA