La entrada dedicada a ‘racismo y discriminación’ en la Encyclopedia of Multicultural Psychology (2006) define el racismo como «un sistema de opresión basado en designaciones grupales étnico/raciales mediante las cuales una ideología pervasiva de superioridad e inferioridad racial provee las bases para desigualdades estructurales, conflictos intergrupales, discriminación y prejuicio». Otra fuente, la International Encyclopedia of the Social & Behavioral Sciences, Vol. p-r (2015), considera que «el racismo existe cuando un grupo étnico o colectividad histórica domina, excluye o trata de eliminar a otra en base a diferencias que estima que son hereditarias e inalterables». Por su parte, en la entrada ‘raza/etnicidad’, el Diccionario de estudios culturales latinoamericanos (2009), señala que: «El racismo requiere ser analizado como una serie de prácticas más o menos institucionalizadas en formaciones sociales específicas, cuyo despliegue garantiza la inscripción en el cuerpo social e individual de relaciones de desigualdad, asimetría y exclusión».
Según lo anterior, el racismo es un tipo de construcción discursiva que alimenta, al mismo tiempo que se empeña en hacer más intensos, la defensa del poder y los privilegios que lo acompañan por parte del grupo dominante, la desposesión del grupo discriminado, los prejuicios, las atribuciones de indicadores negativos para el Otro al que se desprecia y la desigualdad dentro de un sistema de jerarquías inviolables que infiltra todos los sectores y prácticas de la sociedad.
En nuestro continente, el surgimiento del racismo se encuentra íntimamente vinculado a momentos históricos como la conquista y colonización de América, la destrucción del orden social de los pueblos originarios, el surgimiento de la esclavitud africana y el desarrollo de la trata, el fin de la esclavitud, el nacimiento de las repúblicas y la entrada en este escenario social de grandes masas de indios y negros por lo general destinados, de manera estructural, a ser mano de obra barata. Tal y como expresa el Glosario de ciencias sociales y pueblos indígenas (2011), los pilares del nuevo patrón de poder son: «… la creación europea de categorías de clasificación racial en conjunto con la emergencia de jerarquías raciales ligadas a la explotación del trabajo, la apropiación de la tierra y la desvalorización de la memoria y la cultura de los sujetos racializados y colonizados».
El siglo xix conoció un tipo de racismo que, apoyado en la biología y la antropología, se propuso encontrar supuestos elementos científicos que pudiesen «justificar» la inferioridad de indios y negros. Este racismo biologicista que intenta colocar a sus objetos de análisis (indios y negros) en un escalón de la especie humana más «bajo» que aquel en el cual, supuestamente, estarían los individuos de «raza blanca», ha sido hoy día sustituido por el denominado «racismo cultural», donde lo que hace al Otro inferior no es la biología, sino sus prácticas, ritos, comportamientos y, en general, cultura.
Fuente: Granma