El 24 de julio de 2005, a 222 años del natalicio del libertador Simón Bolívar, nació Telesur. El canal televisivo venezolano se ha ganado un lugar a los codazos como medio alternativo que contrarresta la mirada hegemónica de la prensa occidental a la realidad latinoamericana y mundial.

Telesur nació bajo los auspicios del entonces presidente Hugo Chávez (1999-2013) y se ha convertido en la más audaz apuesta televisiva latinoamericana en respuesta a los medios de comunicación tradicionales. «Hay una historia de América Latina y del Caribe que ha podido quedar registrada de otra forma porque allí estaba una cámara de Telesur», observó la presidenta de la emisora, Patricia Villegas, en diálogo con Sputnik.

El canal se presenta como «un multimedio de comunicación latinoamericano de vocación social orientado a liderar y promover los procesos de unión de los pueblos del SUR», según se lee en su página oficial.

¿Quién es Patricia Villegas?

Patricia Villegas es colombiana. De la ciudad de Cali, licenciada en periodismo en la Universidad del Valle, llegó a Caracas en 2005 «con una maleta llena de temores». Fue recorriendo distintos cargos, desde presentadora hasta llegar a la presidencia de la emisora en 2011.

Telesur 15 años: entrevista a la presidenta

— ¿Cómo fue la fundación de Telesur?

— A la par de Telesur hay otros mecanismos de integración latinoamericana y caribeña que también están conmemorando su aniversario, porque los grandes esfuerzos por construir una institucionalidad latinoamericana y caribeña se dan en la misma época de la mano de lo que muchos analistas llamaron la década ganada de gobiernos progresistas y populares en nuestro continente.

Esto tiene mucho que ver con la visión del comandante Hugo Chávez del bolivarianismo y de retomar las banderas de Bolívar no solo para Venezuela sino para toda la región. Telesur es un proyecto en esa línea de región, de patria grande, en el área de la comunicación.

Venezuela venía del golpe al comandante Chávez en 2002, en el que está comprobada la participación de Estados Unidos, pero fue un golpe mediático, se hace una cartelización de los medios locales e internacionales y promueven lo que después terminó con la salida por algunas horas del poder del comandante Chávez. Cuando él vuelve, retorna con una propuesta de soberanía mediática, comunicacional y de allí nace la propuesta de Telesur.

No es solamente la visión hacia afuera, de la patria grande, de la construcción de una ciudadanía latinoamericana, sino una estrategia comunicacional  interna que permita peso a los intereses corporativos detrás de los medios de comunicación locales e internacionales.

La región hoy es muy distinta, pero no quiere decir que 15 años después el objetivo de construir un canal que nos integre, en el que nos veamos representados, tener un canal que no es apolítico sino que es el registro de la crónica diaria de la región, sigue siendo una clave muy importante para la construcción de una ciudadanía latinoamericana y caribeña.

— ¿Cuáles son los hitos que han marcado la historia del canal?

— Yo tengo la fortuna de conocer este proyecto desde su fundación que arrancó con la señal inaugural hace 15 años, puedo contar en primera persona la historia, he ocupado distintos cargos y responsabilidades, yo no llegué siendo la presidenta del canal.

Hay una historia de América Latina y del Caribe que ha podido quedar registrada de otra forma porque allí estaba una cámara de Telesur.

Por ejemplo, el golpe de Estado en Honduras en 2009. Si no hubiéramos estado allí con nuestras cámaras, hubiera quedado como una gran verdad que había una sucesión presidencial. Nosotros mostramos la casa del presidente Manuel Zelaya, cómo había sido invadida por las fuerzas militares de Honduras, lo mostramos en pijama, en tiempo real, en vivo y en directo, con capacidad satelital.

Hasta el momento los medios alternativos no tenían herramientas para poder competir en tiempo real.

A lo largo de estos 15 años también hay historias por fuera de nuestra región, como la cobertura en Libia [en 2011]. Mientras los grandes medios usando imágenes difusas afirmaban que  [Muamar] Gadafi había bombardeado la plaza verde de Trípoli y que los muertos se contaban por miles, una cámara de Telesur mostraba la plaza con niños jugando. Esas imágenes eran contradictorias al discurso que se multiplicaba pero era la verdad verificable porque nosotros estábamos allí en vivo y en directo y eso fisuraba el discurso hegemónico.

¿Cambia la historia? No necesariamente, porque los medios no la cambiamos, pero el relato sobre esas historias terminamos construyéndolo también, no solamente en el presente sino en el futuro, cuando la gente estudie, habrá un titular que retome las imágenes de Telesur, las historias que Telesur contó.

En otro orden, nuestra gran apuesta en los Mundiales de Brasil 2014 y Rusia 2018 de la mano de Diego Maradona. Telesur logra contar el Mundial de otra forma, narramos los goles, las figuras, pero estaba la voz de Telesur criticando la FIFA de la mano de un grande.

— ¿Cuáles han sido los principales obstáculos?

— Tener una posición a contravía del relato dominante siempre te pone en una posición de riesgo, de sospecha. Uno de los grandes ataques ha venido del establecimiento colombiano por la cobertura del conflicto armado.

Telesur nace hace 15 años cuando en Colombia no se reconocía que había un conflicto, sino que se hablaba de una guerra contrainsurgente, contra el terrorismo.  Dentro de nuestra línea editorial siempre hablamos de conflicto armad. Eso fue lo que el Estado colombiano termina reconociendo cuando firmó la paz con las FARC, pero todo ese tránsito fue muy complicado para nuestros periodistas y para mí también, que estuve en muchos momentos en Colombia.

No solo es complicado por los factores de poder, sino por los medios de comunicación, que también han hecho parte de la construcción de un estado de opinión sobre la guerra. Esa persecución fue muy fuerte por mucho tiempo en Colombia. Además durante muchísimos años tuvimos una cobertura desde lo local, comunidades apartadas víctimas de la violencia y la confrontación, que contrastaba con las coberturas de los canales internacionales que tradicionalmente cubren desde Bogotá.

El otro obstáculo está en la distribución de nuestra señal. En 2019, mientras se estaba dando el golpe de Estado en Bolivia, la señal de Telesur fue sacada de varios circuitos de distribución porque estábamos denunciando el golpe contra el presidente Evo Morales.

Lo mismo pasó en Ecuador con las movilizaciones de octubre del año pasado. Mientras la gente estaba en las calles, allí estaban las cámaras de Telesur y fuimos sacados de varias operadoras de cable. Estos dos hechos quedan registrados en la Relatoría de Libertad de Expresión de la Organización de Estados Americanos.

Ahora tenemos un escenario de muchos retos porque Telesur es multiestatal. Nacemos como una organización que intenta agrupar varios Estados. Con los cambios de gobierno, no se ha mantenido una posición de Estado, como sucede en Europa y otras partes del mundo, sino que cada Gobierno llega a derrumbar lo construido por el Gobierno anterior por cuestiones ideológicas.

Una de las primeras acciones del Gobierno de Mauricio Macri (2015-2019) cuando llega al poder es denunciar el acuerdo entre Argentina y Venezuela. Esto tiene que ver con el alineamiento de estos gobiernos con la política exterior estadounidense.

Hay un intento actual de usurpar nuestra marca, el reconocimiento que Telesur ha ganado estos años, por parte de EEUU y de [Juan] Guaidó, a quien ellos consideran el presidente venezolano, quien anunció a principios de este año una junta interventora, que no existe. Pero hay un intento de manera directa de apuntar hacia la institucionalidad de Telesur.

Navegamos en mares muy complejos. Nacimos cuando el viento era a favor en la construcción de una idea fuerza de patria grande y debemos resistir este embate  que piensa más en políticas coyunturales que a largo plazo.

— ¿Cuál es la audiencia de Telesur?

— Telesur nació como un canal de televisión pero a lo largo de estos años se convirtió en una multiplataforma. También nació como un canal en español y ahora tenemos un canal en inglés que se enfoca en el público del Caribe oriental angloparlante y en los países africanos angloparlantes.

También producimos contenidos en inglés para multiplataforma y producimos desde hace un año un noticiero semanal en portugués. Nuestra audiencia es diversificada, nuestras audiencias no solo están en América Latina, somos un canal hecho desde el sur, pero con impacto global: en Europa, África y Asia está nuestra señal.

La señal no está solo en una plataforma, tenemos cable, estamos en señal abierta, en distribución satelital, en aplicaciones para celulares, hemos intentado estar donde los usuarios están creciendo.

Somos el único canal con participación de Cuba, que es accionista de Telesur, con presencia las 24 horas del día en la televisión cubana. Allí nos hemos convertido en un canal que hace parte de la historia reciente de ese pueblo.

— ¿Cómo se relaciona Telesur con otros medios no hegemónicos como RT, Sputnik y otros?

Una de las cosas más importantes en las últimas décadas a nivel global es la aparición de estos medios. Ahora está RT, Sputnik. Tenemos alianzas muy importantes con RT, HispanTV, CGTVN, tratamos de coproducir, tenemos una asociación estratégica con más de 400 medios populares en todo el continente, medios chicos pero que son muy importantes.

— ¿Qué hace una periodista colombiana dirigiendo la cadena Telesur?

— Yo estoy aquí porque en la primera tirada de la atarraya para traer a Caracas profesionales de la comunicación me contactaron. Yo trabajaba en Cali, pero me pareció muy interesante el proyecto y me vine con una maleta llena de temores e incertidumbres pero con mucha ilusión de ver cómo era eso de Telesur.

Me fui enamorando del proyecto Telesur, de Venezuela, de poder trabajar en el oficio que amo en la construcción de una idea de patria grande, de una ciudadanía latinoamericana y caribeña.

Crear es más difícil que insertarse en una estructura pero es más desafiante. Ha sido una prueba conmigo misma de capacidad, de resiliencia, porque como migrante, mujer, no ha sido fácil, emigrar es duro, estar sola es duro, no ser de este lugar y tener un cargo de dirección tampoco ha sido un lecho de rosas.

He aprendido mucho de mí misma, de la capacidad de resistir, de que cuando crees firmemente en algo, no importa que los vientos sean huracanados, porque vas a ser capaz de sortear las dificultades. Estas dificultades que se sortean en Venezuela hoy no son sólo las propias de dirigir un medio de comunicación sino todas las derivadas del asedio y el saqueo y la guerra contra el país.

En un cargo de dirección como este, necesitas mucha capacidad para resolver, y como una perspectiva personal, como mujer, ha sido para mí una tremenda experiencia, he pasado momentos complejísimos, muy duros, pero no cambiaría ni un momento porque me ha enseñado mucho de la capacidad de este pueblo para resistir.

He hecho de este mi país, me he enamorado cada día más de Simón Bolívar y agarrarme de él cada vez que los huracanes lo mueven a uno. Soy mamá, tengo un niño de ocho años, vivir en el mundo de las noticias donde no tienes horario ni fecha en el calendario, cuando los niños tienen que ir a la escuela, hacer tareas, pero aquí estoy.

Hay mucho por hacer, los retos están allí, el momento es complejo, pero contenta de haberlo vivido y haberla luchado.

Fuente: Sputnik

Por REDH-Cuba

Shares