No es su récord de participantes (60.000 espectadores) lo único que llama la atención, es el espíritu mismo de un acontecimiento que ha reunido la literatura de más de 40 idiomas…

1991 fue un año difícil para Colombia. Es por eso que pocos imaginaron que en ese contexto surgiría el festival poético más importante de Latinoamérica. Su fundador, el poeta Fernando Rendón, nos confiesa que “el terror era la prosa cotidiana de los periódicos que transmitían noticias sobre el cadáver de la realidad. El festival eran poemas y versos entre carros bomba, explosiones y demoliciones”.

Han pasado ya tres décadas desde aquel primer encuentro que marcó a Medellín como plaza cultural para la poesía. Las cifras del evento son asombrosas, aunque no es su récord de participantes(60.000 espectadores)lo único que llama la atención, es el espíritu mismo de un acontecimiento que ha reunido la literatura de más de 40 idiomas.

A través de internet, conversamos con quien ha sido el máximo impulsor del Festival Internacional de Poesía de Medellín. Fernando Rendón es un poeta, editor y periodista de 69 años que fue fundador de las publicaciones Clave de SolImago. También vio nacer y dirige la revista latinoamericana Prometeo.

Entender los números no es suficiente. Pero estos son los datos. El festival ha reunido a más de 1450 poetas de 175 naciones. Sus memorias revelan cerca de 1550 lecturas en 35 ciudades colombianas. Este evento ha sido reseñado en más de 1000 artículos de prensa publicados en 70 lenguas de 90 países.

Fernando accede a contarnos una parte de su historia, esa que va más allá de sus estadísticas y su renombre como el festival de poesía más multitudinario del mundo.

Iniciamos un viaje hacia atrás.“No hay explosiones ya, pero subsiste el narcotráfico y los paramilitares. La inauguración tuvo lugar en ese tiempo en que estaba proscrito todo acto público y la reunión de más de dos personas era un hecho prohibido. El festival llamó a la ciudad y la ciudad empezó a llegar poco a poco”.

La epidemia del coronavirus no ha detenido la celebración por los 30 años del festival. Desde las redes sociales se comparten lecturas, talleres, conferencias, conciertos y se transmite en vivo la obra de un centenar de escritores que se dan cita durante varios meses, como parte de la edición ampliada del encuentro.

Tempranamente, Fernando Rendón reconoció que el festival estaba destinado a llegar al mundo. “La poesía no pertenece a un país específico ni a un momento de la historia de un país, sino que se abre paso en la historia de la humanidad. Hoy, a través de la tecnología y de la lucha por el bien común, estamos acercándonos mucho más a ese objetivo”.

En una de sus declaraciones iniciales, el Comité Organizador hizo suyas las palabras de Saint-John Perse: “Que el poeta diga a todos claramente, el gusto de vivir este tiempo fuerte”. Un eco que se abre paso en medio de la actual contingencia.


UNA BABEL TRASTOCADA: POETAS EN MEDELLÍN

El desafío de este año no fue menor. En solo dos meses, tuvieron que mudar las distintas propuestas concebidas de modo presencial, al entorno virtual. “Comenzamos a buscar una empresa que ofrecía soluciones de vanguardia en temas de conectividad, y en ese tiempo preparamos todo”. De 180 invitados pasaron a tener 200 y la representación de 49 países se amplió hasta los 103.

En la inauguración realizada el primero de agosto, hubo más de 38.243 visualizaciones de lecturas y ya se han sumado al festival 107.000 personas durante los primeros 19 días. “Como serán 70 días en los cuales se realizarán 132 actividades, es posible prever un número creciente de espectadores, lo cual resulta conmovedor ya que es un hecho que no tiene antecedentes ni parangón en el alcance de cualquier otro festival internacional de poesía”.

Hasta el momento, las personas han intervenido de manera directa a través de 24922 reacciones y comentarios, lo cual indica que es un público activo, que participa y se convierte en una base de apoyo no solo para el Festival de Poesía de Medellín, sino para otros procesos similares que se están abriendo paso en el mundo y para la poesía misma, nos revela Rendón.

La cita reúne a un grupo grande de intérpretes y traductores, por lo cual el poeta lee en su lengua y a continuación siempre hay una persona (actor, actriz, poeta) que ofrece la versión en español. “Es un proceso relativamente sencillo, las barreras idiomáticas no existen para la poesía ni para nosotros. La poesía está en todas partes. El mundo está paralizado pero la poesía no. La intuición, la imaginación y el pensamiento poético sobre la realidad, están a flor de piel”.

Para numerosos autores de otras lenguas, Colombia fue una puerta de entrada hacia América Latina y el Caribe. En sus treinta años de existencia, la cita ha logrado la participación de artistas de 175 países.

“Se tejieron redes entre los poetas latinoamericanos y los de otros continentes. Hemos aproximado mucho más al mundo espiritualmente, invitándolo a mirar hacia adentro. El festival ha logrado un reconocimiento mayor para la poesía y para los poetas. Lo que estamos proyectando desde Medellín es una idea clara del nivel de la poesía contemporánea.”

El proceso de curaduría es siempre intenso, nos cuenta. Se realiza una convocatoria internacional para seleccionar el grupo de invitados. En el caso de Cuba está el Premio La Gaceta, cuyo ganador asiste cada año al festival.“Tenemos muchos mecanismos para seguir convidando a los mejores creadores. Cada año conocemos a numerosos artistas que quieren ser parte de nuestro festival”.


GRANDES COMUNICACIONES Y GRANDES COMBUSTIONES…

Fernando Rendón recuerda unos versos de Aimé Césaire, el gran poeta de Martinica, para hablar sobre este tiempo. Seguimos desbrozando 30 años de historia. Tal parece que el evento ha fomentado un público para la poesía. Le pregunto. Recuerda un momento decisivo.

Transcurría el segundo festival. Era el año 1992. Al llegar a la sede de uno de los actos, en la Cámara de Comercio de Medellín, cientos de personas no podían ingresar a la sala que estaba atestada de público. Tuvieron que organizar rápidamente una lectura paralela en la acera de ese lugar, y así las personas se tranquilizaron.

Ese año el festival convidó a cerca de 20.000 espectadores.“Nos dimos cuenta del potencial inmenso que tenía el proyecto. La capacidad de escuchar poesía de la juventud y del pueblo colombiano se ha desarrollado muchísimo; sin embargo, el público de Medellín es único, está muy consciente de la realidad y es más responsable con su propia vida.”

En su amplia lista de invitados, el evento ha sumado a autores decisivos en la escritura hispanoamericana y mundial. Estuvieron allí Juan Gelman, Gonzalo Rojas, Ramón Palomares, Blanca Varela, Javier Sologuren, Nancy Morejón, Marosa di Giorgio, Graciela Matura; los norteamericanos Amiri Baraka, Jack Hirschman y Joy Harjo; los europeos, Paul Muldoon, Charles Simic, Adam Zagajewaki, Edoardo Sanguinetti, Hans Magnus Enzerberger, Bernard Noël, Andrei Voznesensky, Úrsula Koziol, Dacia Maraini, y Anise Koltz; los asiáticos Jidi Majia, K.Satchidanandan, Ramiz Rovshan, Nguyen Quang Thieu, Mutsuo Takahashi, Saadi Yousef y los africanos Wole Soyinka, Abdellatiff Laabi, Mazisi Kunene y Antjie Krog.

Escucha las voces en la proa del mundo: así convida el Festival a ser parte de la celebración por sus 3 décadas, desde una plataforma digital que puede albergar a 500.000 usuarios. La transmisión se realiza en directo a través de las páginas web del festival así como, también, mediante la página de Facebook y el canal de Youtube. La proa alentará el viaje poético hasta el 10 de octubre de 2020.


MOVIMIENTOS, FLORACIONES…

En estos años, varios escollos han puesto en aprietos la continuidad del festival. Fernando enumera algunas: el bloqueo económico, la persecución política contra el evento y su director.

“También ha sido notoria la apatía de los medios de comunicación frente a un hecho tan evidente, público y fuerte como es la resistencia poética cultural y espiritual de un pueblo frente a sus agresores. El mayor acierto es haber conseguido la atención de las fuerzas poéticas del mundo en solidaridad con nuestro proyecto y nuestro pueblo durante tres décadas.”

“Un momento definitivo para la vida del festival y para mi propia vida fue cuando se produjo el cerco político y mediático, al que fuimos sometidos durante el gobierno de Álvaro Uribe Vélez. Fue estremecedora la solidaridad mundial. Esa fuerza le permitió al festival mantenerse vivo como un símbolo de la profunda lucha del pueblo colombiano por el derecho a la paz y a la vida. A su vez el festival contribuyó a la creación del Movimiento Poético Mundial en 2011 y a la construcción de la unidad de acción entre poetas de todos los continentes, por la paz mundial.”

(Leo también que uno de los objetivos del movimiento es potenciar la convergencia entre festivales internacionales, escuelas de poesía, publicaciones impresas y virtuales, para incrementar la cooperación y así afianzar la voz individual y colectiva de la poesía en nuestro tiempo.)

El 8 de diciembre de 2006, Fernando Rendón recibió, en nombre del Festival de Medellín, el Premio Nobel Alternativo otorgado por la fundación sueca Right Livelihood Award por su trabajo con la comunidad, en oposición al miedo y a la violencia que prevalecen en Colombia y en el mundo de hoy.”

Según Rendón, hay varias situaciones que se conjugan para que el festival se haya desplegado de esta manera en sus 30 años de existencia. “Es un pueblo que ha sufrido mucho durante más de medio siglo de guerra, un país donde se violan todos los días los derechos humanos, donde hay altísimos índices de analfabetismos, miseria, insalubridad, desempleo y donde se coarta permanentemente la libertad de expresión y la libertad de reunión. Colombia ha encontrado un refugio en el festival. Las voces de los poetas del mundo que han acudido a la cita han traducido las aspiraciones más profundas del pueblo colombiano, el derecho a la paz, la justicia social, la verdad, la dignidad y la belleza”.

Fuente: El Caimán Barbudo

Por REDH-Cuba

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