Por Khrista Ochoa

KO: Eres poeta, dramaturga, ensayista.  ¿Por qué una novela?

CV: He trabajado todos los géneros y EN todos los géneros y solo me faltaba tratar de incursionar en uno tan difícil como lo es novela.

KO: ¿Difícil?

CV: ¡Claro!  No es solo que prácticamente todo está ya dicho, es que con tantos excelentes cultores del género ya es muy difícil hacer un aporte a la forma en que se escribe una novela, que es el gran desafío.

KO: ¿Y tú sientes que lo has logrado?

CV:  Por lo menos he intentado poner en práctica todo lo que he aprendido sobre el género y sobre todo la novela escrita por mujeres, que es como nuestras vidas, ecléctica, y se va tejiendo como una telaraña a diferencia de la novela convencional que se construye como una pirámide, donde todos los episodios conducen hacia el final.

KO: ¿Es lo que sucede en SIRENO?

CV: Exactamente, la novela se va construyendo desde múltiples voces, tanto en lo que se refiere al protagonista masculino, el bahiano Manuel Bandeiras, como el personaje femenino: Marina.  Y en lo que se refiere a los hechos, donde la radio, las cartas, también cuentan lo que sucedió en este país en el 1965.

KO: ¿Por qué la novela se llama SIRENO?

CV: Porque se trata de un personaje real, de un sireno que fue encontrado en las costas de Haití.  Polibio Díaz me envió la foto y desde ese momento viví obsesionada con la imagen.  Esa foto fue el detonante que motivó mis investigaciones sobre las sirenas, hasta que encontré una cita del almirante Cristóbal Colón durante su primer viaje a estas islas, donde narra su encuentro con tres sirenas  que no se le parecieron a las de las leyendas y parecían tener  “cara de hombre”.  Descubrí entonces que prácticamente todo escritor o escritora importante había escrito sobre las sirenas y que existía toda una bibliografía al respecto.

KO: Pero en esta novela la constante parece ser el mar…

CV: Así es.  No podía hablar de un sireno si no podía describir su entorno y por eso tuve que estudiar Biología Marina durante un año para entender que criaturas habitan el fondo del mar, cual es la geografía marina, cuales los mitos…Y no solo estudiar sino también experimentar lo que se siente en el fondo del mar, algo sumamente complicado para mí porque no sé nadar y tuve que lanzarme al fondo del mar (apropiadamente acompañada de un nadador desde luego) y al fondo de una piscina, para poder escuchar el silencio del agua.  De esas dos experiencias salí determinada a aprender a nadar, aunque sea con ochenta años.

¿Y por qué el 1965 y por qué un romance entre un soldado brasilero y una antropóloga dominicana?

CV:   Conocí en Bahía, en unas breves vacaciones de mis estudios en Río, a un curador de la iglesia principal de San Salvador que fue reclutado y enviado a Santo Domingo en el 1965.  Me juró y perjuró que el reclutamiento militar en Brasil no era opcional y que no tenía ni idea de donde iba cuando arribó al país. Aquí se había enamorado de una santiaguera y estaba muerto de nostalgia.  Fue mi cicerone en esa ciudad, con él fui a ver candomblé,  sesiones de Santería, a visitar los monumentos y a conversar con las mujeres que venden comida en la zona colonial.  Con él me enteré en detalle sobre la vida y obra de las fuerzas de ocupación del Brasil en la gesta del 65, algo que aquí no se ha trabajado en la novelística nacional porque siempre nos hemos concentrado en la intervención norteamericana.

Luego, como caído del cielo, un compañero llamado Cheo me narró sus experiencias, y las de su hermano mayor,  como limpiabotas de las fuerzas brasileras de ocupación y ahí nació la novela, supe que me la estaban literalmente poniendo en la mano.

¿Existe algún motivo ulterior para escribir esta novela?

CV: Son muchos los motivos.  En primer lugar rendir un tributo a la literatura brasilera, y portuguesa, que amo desde siempre.  Mi poeta favorito es Carlos Drummond de Andrade, dos de mi escritores portugueses más admirados son Fernando Pessoa y José Saramago, y dos de mis novelistas esenciales son Jorge Amado y Clarice Lispector. Y reconocer y homenajear las múltiples maneras de hablar de nosotros, los dominicanos, (incluyendo a los dominican-yorks) una fuente de riqueza cultural y diversidad casi inédita.

Además, en esta novela está todo lo que he aprendido sobre la espiritualidad africana, sobre el espiritismo, y lo poco o mucho que se sobre el amor y la pasión…

KO: ¿Y ahora como te sientes?

CV: Tranquila, descansada,  y muy feliz.  La respuesta a la novela ha sido magnífica y de públicos muy variados, desde los biólogos marinos, buzos, soldados, psicólogos, hasta los profesionales de la novelística.   Ya elogios como el de Junot Díaz me hacen sentir más que reafirmada.  Y luego está la alegría de Fidelio, mi compañero de vida y esperanza, primero y más importante de mis lectores.

KO: ¿Por qué la Editorial Patria?

CV: Esta novela narra un episodio fundamental de la historia dominicana y del Caribe, que es lo que la Editorial siempre procura difundir en su bibliografía, por eso me publicaron hace ya dos años el libro JULIA DE BURGOS EN SANTO DOMINGO, que ya se agotó en Borinquén.  Pero, eso habría que preguntárselo a Pablo Ortiz, su presidente, en quien tengo no solo un gran amigo y compañero sino un erudito lector.

KO: ¿Nuevos proyectos?

CV: Tengo varios años pensando una novela sobre Nueva York, literalmente mi segunda Patria porque viví  en esa ciudad por casi dos décadas. Es un enorme desafío porque se ha escrito una multitud de novelas sobre las experiencias migratorias a la ciudad que no siempre interesan porque nuestras vidas son apenas una gota de agua en ese mar de culturas y experiencias donde ella, la ciudad, es la gran protagonista.  Vengo estudiando casi todo lo que se ha escrito desde La Feria de las Vanidades hasta la trilogía de Paul Auster, pero de eso no debo hablar mientras no logre concretar  un proyecto concreto, como bien sabemos todos y todas las y las que escribimos.

Dirán que es una superstición, pero más bien se trata de un acto de prudencia y de suprema humildad frente a lo ya escrito.

Por REDH-Cuba

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