En los últimos días varios monopolios de comunicación con cadenas alrededor del mundo, se hicieron eco de una protesta de unos pocos jóvenes cubanos/as en la sede del Ministerio de Cultura de este país. Lo que nunca seria noticia internacional si sucediese en cualquier otro lugar del mundo,lo es cuando se trata de la Cuba revolucionaria, de algún reclamo contra su gobierno o algún evento que ponga en riesgo su soberanía y legitimidad. Desde toda Nuestra América, los movimientos y procesos populares sabemos muy bien distinguir entre protestas y descontento del pueblo, de maniobras de guerra híbrida, armadas y planificadas desde Washington.
Este último capítulo debe enmarcarse en una escalada de sabotajes y recrudecimiento del bloqueo a la economía cubana , dirigidas desde Estados Unidos hace décadas, y continuada incluso durante la pandemia de Covid-19. El llamado «Movimiento San Isidro» (MSI), que aparece como protagonista de estas manifestaciones no puede desligarse de esa estrategia general de desestabilización.
Los hechos
El pasado 27 de noviembre, frente al Ministerio de Cultura de Cuba, se congregaron personas con reclamos y demandas relacionadas con jóvenes vinculados al arte, que llegaron hasta allí por convocatoria en redes del supuesto movimiento (San Isidro), con un integrante procesado por desacato y una supuesta huelga de hambre. Los respaldó una fuerte campaña en la prensa extranjera, en los medios digitales pagados y contaron con el apoyo inmediato de Marco Rubio, Luis Almagro y otros personajes.
A través de las redes sociales, se gestó un clima enrarecido, con una intensa carga emocional, para suscitar expresiones de adhesión y apoyo moral ante una hipotética injusticia.
Quienes se congregaron el 27 de noviembre ante las puertas del Ministerio de Cultura estaban influidos por la atmósfera creada en las redes. Pocos conocían lo acontecido efectivamente en San Isidro y a sus protagonistas. Otros (una minoría) usaron las redes sociales para amplificar lo que allí sucedía y lo divulgaron de manera adulterada, con noticias falsas en torno a una represión que nunca existió pero que si tuvo su impacto y llego a los oidos preocupados de altos funcionarios norteamericanos, los mismos oidos que se cierran frente a la muerte y represion en su propio pais.
Los actores
Es de público conocimiento que el Movimiento San Isidro ( MSI) nació en 2018 y que, bajo una fachada artística y de sociedad civil, recibe financiamiento directo de organismos imperialistas como la Fundación Nacional para la Democracia (NED).
Los miembros del MSI, que debe su nombre por la concentraron en una casa del popular barrio de San Isidro, en La Habana, son unos pocos artistas que junto a una decena personas, que no son artistas, se sumaron a una huelga de hambre virtual (pero con alimentos a mano) con la demanda principal de la liberación del músico Dennys Solís, miembro del MSI, quien cumple una sentencia de ocho meses por desacato luego de ser investigado por su relación con José Luis Fernández Figueras, miembro de una organización terrorista de Miami. Al negarse a acudir a la convocatoria policial fue sancionado a ocho meses de cárcel, sin que presentara apelación.
Muchos de estos artistas tienen relaciones estrechas con funcionarios de la embajada norteamericana, quienes los han visitado en varias oportunidades durante la “huelga de hambre”. También recibieron el apoyo inmediato del secretario de Estado Mike Pompeo, el subsecretario Michael Kozak, y de Tekas, coordinadora de asuntos cubanos del Departamento de Estado y muy cercana a uno de los artistas. Y no podía faltar el apoyo del mercenario Luis Almagro, secretario de la desprestigiada OEA.
Es necesario enmarcar esta avanzada de guerra híbrida en el apoyo sin precedente concedido por Donald Trump a la extrema derecha contrarrevolucionaria de Miami, con el surgimiento de una nueva generación de mercenarios en Florida solventados con millones de dólares, con los cuales han establecido un nuevo sistema de medios de difusión contrarrevolucionarios y plataformas de guerra cibernética. Esto significó también un incremento del uso de las redes digitales para crear fake news y posverdades, que ya venía desde la época de Obama, pero que con Trump se articularon con formas más pragmáticas y clásicas.
Por todas estas sobradas razones, desde ALBA Movimientos, no dudamos del verdadero motor de estas protestas y lo decimos con seguridad sin titubeos:
– Denunciamos esta fase de guerra híbrida contra la revolución cubana, desarrollada por el imperialismo norteamericano y la reacción gusana en Miami.
– Apoyamos a la Revolución Cubana, su Gobierno y pueblo en esta evidente y descarada ofensiva reaccionaria.
– Nos solidarizamos con el pueblo de Cuba, que resiste el criminal bloqueo y, además en tiempos de pandemia, ve recrudecidas las dificultades en su vida cotidiana.
– De igual modo, saludamos y valoramos a las organizaciones populares de Cuba que trabajan por y desde el pueblo para garantizar los alimentos, los servicios y la dignidad cubana día a día, las 24 horas sin descanso. Ellos y ellas son quienes saben lo que es el trabajo solidario, son quienes nunca usarán las dificultades para ponerlas en servicio del imperio.
– Agradeceremos siempre a la Revolución Cubana por su apoyo y aporte a los y las artistas de toda Nuestra América, por potenciar la cultura de cada rincón de la Patria Grande y darle posibilidades miles y miles de compañeros y compañeras que nunca hubiesen podido hacerse escuchar en sus países, son esos/as artistas perseguidos, vilipendiados y criminalizados por las dictaduras y el capital quienes saben lo que vale Cuba, lo que es la libertad de expresión y la solidaridad de los pueblos.
Dentro de la revolución todo, fuera de ella nada.
NO pasaran