1.-En un difundido documento, la Conferencia del Episcopado reitera su oposición a la despenalización de las tres causales que justifican el aborto, señalando que “La vida es el primer derecho civil del que hace mención nuestra Constitución en su artículo 37”, y trasladando su argumentación de lo divino al campo de lo legislativo.
2.- Advierte, a ese padre de tres jovencitas que es nuestro presidente, que “Así como nadie está por encima de la ley, por encumbrada que sea su posición, aun con más razón nadie está por encima de la Constitución”.
3.-Y ahí es donde se equivocan los Obispos, porque como nos enseñara Hugo Chávez, la Constitución no es la Tabla de Moisés, ni fue dictada por Dios. Fue formulada por hombres que representaban los valores de los patriarcas de su época, cuyo dominio era absoluto en una nación donde la iglesia era la principal terrateniente, sus obispos llegaban a ser presidentes y como es lógico tenían sus mujeres e hijos.
4.-Sorprende entonces ese apego a lo que Balaguer denominó como “Un simple pedazo de papel”: La Constitución, ya que durante 30 años este país sufrió la peor de las tiranías, donde no se respetaba la vida de nadie que se le opusiera a Trujillo, y el clero, siguiendo el preclaro ejemplo del Papa Pio XII, y su acomodamiento al terror de los nazis, disfrutó al máximo del poder que le otorgaba un Concordato con Trujillo, aún vigente, con sus privilegios legales y poder terrenal.
5.-Quisiera ver a los Obispos promover con el mismo fervor la vasectomía. No duele, es baratísima y una sola previene el nacimiento de miles de niños y niñas, esos que deambulan por todo el país, sin que la iglesia se pueda hacer cargo de ellos ofreciéndoles un hogar, educación, salud, alimentos y sana recreación exenta de la pederastia, y no me hagan rememorar al cura polaco de San José de Ocoa y al Nuncio, también polaco, a quien este le suministraba niños para sus orgias durante sus fines de semana en Casa de Campo.
6.-Indigna el fervor obispal en la defensa de los no-nacidos, cuando lo que está en juego es la vida de las mujeres (las pobres, porque las de clase media y alta asumen sus derechos) que los dan a luz; de la niñita cuyo cuerpecito violado no aguanta un embarazo, o del niño con daño congénito condenado a nacer.
7.-Las mujeres y la niñas ya están vivas y son también hijas de Dios, aunque la Conferencia Episcopal (¿que nació de mujer?) les niegue su derecho a la vida.
8.-¡Adelante Presidente!, las mujeres y niñas que estamos vivas, y generamos vida, le apoyamos.