El triunfo de la Revolución Cubana, el primero de enero de 1959, las proezas del Ejército Rebelde y sus líderes, así como la impronta transformadora que devino aliento y paradigma para todos los tiempos, estremeció e inspiró a muchos poetas y motivaron el nacimiento de obras conmovedoras e imperecederas.

Ponemos a disposición una selección de 10 poemas escritos por destacadas figuras de la literatura, como digno homenaje al 62 Aniversario del Triunfo de la Revolución Cubana que fue, es y seguirá siendo faro de libertad, dignidad y antiimperialismo para muchos pueblos del mundo.

Poemas de Jesús Orta Ruiz, el Indio Naborí y Roberto Fernández Retamar

MARCHA TRIUNFAL DEL EJÉRCITO REBELDE

Jesús Orta Ruiz, el Indio Naborí

¡Primero de Enero!
Luminosamente surge la mañana.

¡Las sombras se han ido! Fulgura el lucero
de la redimida bandera cubana.

El aire se llena de alegres clamores.

Se cruzan las almas saludos y besos,
y en todas las tumbas de nobles caídos
revientan las flores y cantan los huesos.

Pasa un jubiloso ciclón de banderas
y de brazaletes de azabache y grana.

Mueve el entusiasmo balcones y aceras,
grita desde el marco de cada ventana.
A la luz del día se abren las prisiones
y se abren los brazos: se abre la alegría
como rosa roja en los corazones
de madres enfermas de melancolía:
Jóvenes barbudos, rebeldes diamantes
con trajes olivo bajan de las lomas,
y por su dulzura los héroes triunfantes
parecen armadas y bravas palomas.

Vienen vencedores del hambre, la bala y el frío
por el ojo alerta del campesinado

y el amparo abierto de cada bohío.

Vienen con un triunfo de fusil y arado.

Vienen con sonrisa de hermano y amigo.

Vienen con fragancia de vida rural.

Vienen con las armas que al ciego enemigo
quitó el ideal.

Vienen con el ansia del pueblo encendido.

Vienen con el aire y el amanecer
y, sencillamente, como el que ha cumplido
un simple deber.

No importa el insecto, no importa la espina,
la sed consolada con parra del monte,
el viento, la lluvia, la mano asesina
siempre amenazando en el horizonte.

¡Solo importa Cuba! Solo importa el sueño
de cambiar la suerte.

¡Oh, nuevo soldado que no arruga el ceño
ni viene asombrado de tutear la muerte!

Los niños lo miran pasar aguerrido
y piensan, crecidos por la admiración,
que ven a un rey mago, rejuvenecido,
y con cinco días de anticipación.

Pasa fulgurante Camilo Cienfuegos.

Alumbran su rostro cien fuegos de gloria.

Pasan capitanes, curtidos labriegos
que vienen de arar en la Historia.

Pasan las Marianas sin otras coronas
que sus sacrificios: cubanas marciales,
gardenias que un día se hicieron leonas
al beso de doña Mariana Grajales.

Con los invasores, pasa el Che Guevara,
Alma de los Andes que trepó el Turquino,
San Martín quemante sobre Santa Clara,
Maceo del Plata, Gómez argentino.

Ya entre los mambises del bravío Oriente,
Sobre un mar de pueblo, resplandece un astro:
ya vemos… ya vemos la cálida frente,
el brazo pujante, la dulce sonrisa de Castro.

Lo siguen radiantes Almeida y Raúl,
Y aplauden el paso del Héroe ciudades quemadas,
Ciudades heridas, que serán curadas,
y tendrán un cielo sereno y azul.

¡Fidel, fidelísimo retoño martiano!,
asombro de América, titán de la hazaña,
que desde las cumbres quemó las espinas del llano,
y ahora riega orquídeas, flores de montaña.

Y esto que las hieles se volvieran miel,
se llama…
¡Fidel!

Y esto que la ortiga se hiciera clavel,
se llama…
¡Fidel!

Y esto que mi Patria no sea un sombrío cuartel,
se llama…
¡Fidel!
y esto que la bestia fuera derrotada por el bien del hombre,
y esto, esto que la sombra se volviera luz,
esto tiene un nombre, solo tiene un nombre…
¡Fidel Castro Ruz!

 

Jesús Orta Ruiz, Indio Naborí, (1922-2005). Poeta y periodista cubano .Premio Nacional de Literatura. Destacó particularmente su trabajo en la Décima.

 

 


REVOLUCIÓN NUESTRA, AMOR NUESTRO

Roberto Fernández Retamar

El primer año, después del deslumbramiento y la certidumbre de la patria,
Ya sabíamos que los fuegos apagados en la Sierra
Volverían a encenderse, para que la isla se conservara
Como la habíamos soñado, como la habíamos conquistado.


El segundo año nos encontró con las armas en la mano, felices
De poder compartir el riesgo y la gloria
Que conocieran apenas ayer los hombres mejores,
Los de la barba y la esperanza en medio de la noche oscura.

Al tercer año estábamos enriquecidos con una gran victoria
Y llenos de más letras, más armas y más decisiones.

En el cuarto año, Revolución nuestra, amor nuestro,
Ya hemos muerto y renacido muchas veces,
Y ya sabemos del todo que eres inmortal, que eres hermosa y dura
Como los astros. Mejor aún: como el pueblo
Que te ha ido haciendo y que tú has ido haciendo,
Revolución nuestra, amor nuestro.

 

Roberto Fernández Retamar, ( 1930- 2019)​. Poeta, ensayista, profesor universitario cubano. Premio Nacional de Literatura. Presidente de Casa de las Américas.

Por REDH-Cuba

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