¿De qué vida hablan los que me convidan a olvidarme de mi gente? ¿De qué sangre, de cuáles cazuelas vacías? ¿De qué doctrinas? ¿Saben ellos, de verdad, qué es la vida?

No pude terminar de escuchar la canción que hace unas horas circula en las redes y ha hecho que algunos incluso porten orgullosos un marco en Facebook, porque detrás de él (asumo, no tengo la verdad en la mano) se sienten disidentes, rebeldes, alborotados en la ilusión de que el cambio para Cuba en realidad llegará algún día desde afuera.

No terminé de escuchar la canción, aunque tal vez debería, porque llegó un punto en que los rostros de Alexander, Yotuel y Descemer dejaron de venderme por un minuto un discurso preñado de “indicaciones” para empezar a recordarme los inicios de cada cual, y cuántas veces no bailé emocionada por lo mucho o poco que tenían para decir en aquel entonces, pero que a mi edad – entonces breve– seducía enormemente.

Por solo segundos no escuché los “se acabó” o aquello tan poco creativo del “dominó trancao”.
Los vi alzarse en los escenarios más importantes de Cuba, y a miles de compatriotas cantar junto a ellos sus canciones que presumían de una cubanidad a toda prueba.

Cuando reparé en que esta vez el mensaje era de odio, el mismo odio que ya no saben con qué seda disfrazar, entonces lo confieso, detuve el video y corrí a escribir un Patria o Muerte ¡y bien!, pues ¿de qué otro modo serían verdaderas las expresiones de amor hacia esta tierra? ¿existe otra manera de amar que con la intransigencia, la certeza y la fe en la verdad y la justicia?

¿Bajo qué escudo andan hoy los médicos batiéndose contra la COVID-19?, o ¿acaso no es ésa unanmuerte que nos pisa todos los días los talones y no es la misma Patria de la supuesta doctrina la que está aquí para que la levantemos y edifiquemos?

¿No es la misma muerte, aunque con otro color, la que nos espera al final del camino si no ponemos todos de nuestra parte y el ordenamiento fracasa por la ineptitud y la indolencia de unos cuantos?

Quizás sean demasiadas interrogantes para un texto que defiende una sola afirmación, pero anveces las cosas se entienden así, un poco al derecho y otro poco al revés.

Que la filosofía será continuar dando la vida por la Patria… pues sí, eso jamás cambiará mientras la lucidez del pueblo alcance para no desconocer su historia, mientras la gente siga amando y sean muchos más los que unan que quienes separen.

Otra cosa es panfleto mal diseñado, un guión inacabado y mediocre más o menos armado de acordes, ilegítimo en su más recóndita esencia, si es que tiene… un vómito anexionista puesto en boca de quienes supuesta y erróneamente representan la cultura cubana.

Pensándolo bien, voy a terminar de escuchar la canción, está claro que ella en sí misma y todo cuanto le rodea, no es nada nuevo, solo estertores de un odio muy viejo, con alas muy cortas.

Fuente: ACN

Por REDH-Cuba

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