Después del triunfo de la Revolución Cubana (1 de enero de 1959), su principal enemigo, el imperialismo de los Estados Unidos de América, ha recurrido a todo tipo de recursos y armas por más de sesenta años para derrotarla, pero ha sido en vano; ahí está Cuba, firme, soberana, libre y socialista.

La Patria de José Martí ha sufrido todo tipo de ataques: militar, económico, comercial, financiero, mediático, entre otros. Ha sido víctima de actos terroristas, secuestros de naves y embarcaciones, invasión, bombardeos con explosivos contra plantaciones, atentados, detonación de bombas, incendios, guerra biológica y planes terroristas contra los dirigentes de la Revolución. El resultado de toda esta historia de terror es: 3 478 mujeres, hombres y niños muertos, y 2 099 personas con discapacidades.

Pero, como dice Eduardo Galeano, vivimos en la “Escuela del Mundo al Revés”: Cuba, la nación que más ha sufrido de atentados terroristas, víctima de un bloqueo que viola los derechos humanos de todo un pueblo, es acusado por el imperio de violar derechos humanos y es colocado en la lista de países patrocinadores del terrorismo. Sin embargo, Cuba, sigue llevando salud y esperanza al resto del mundo: 56 Brigadas Henry Reeve han combatido el Covid-19 en 40 países; 25 se encuentran activas.

En el afán de invisibilizar, agredir y calumniar a la Revolución, el imperio y la mafia de Miami, tienen desde hace algunos años a su servicio, a lo peor de los cubanoamericanos como sus modernos contrarrevolucionarios, son los mercenarios de redes sociales, que exhiben a sus anchas y sin reservas, todo su troglodismo; pero estos no son otra cosa que los ventrílocuos del núcleo duro de la mafia batistiana que todavía sueña con amanecer un día en La Habana sin Revolución ni revolucionarios. Esos ventrílocuos emiten las voces de sus dueños, los mismos que financian y elogian a desadaptados sociales para que ensucien con sangre de puerco el busto del Apóstol; que premian con dinero a un adolescente para que lance explosivos contra una escuela o un policlínico; que ofrecen dólares a un joven si asesina a un policía en la Isla. Todo esto se dice abiertamente desde suelo norteamericano; esa es la democracia estadounidense, así respetan y protegen la libertad de expresión y los derechos humanos.

Lo patético de esto es que, en diferentes países, esos ventrílocuos se replican, igual los pueden encontrar en España, Costa Rica, Colombia o Guatemala que, aprovechando su condición de diputado, congresista, excanciller, periodista, entre otros, se convierten en altoparlantes del mercenarismo y terrorismo contra el pueblo cubano. Lo curioso es que, todos estos violentistas juntos no suman ni un equipo de beisbol, pero chillan en las redes como si fueran miles.

Si los ventrílocuos de Miami y sus replicadores, dijeran algo de verdad sobre Cuba, o fueran personas interesadas en la paz entre los pueblos, y no fomentaran la violencia y el terror, probablemente tendrían credibilidad, pero no tienen ninguna.

Nunca como ahora es vigente el pensamiento de José Martí: “Si la verdad falta a su voz, la palabra, como un vano cohete, caerá apagada a tierra, en el silencio de la noche.»

Abner Barrera Rivera, profesor universitario, Costa Rica

Por REDH-Cuba

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