Han pasado seis décadas desde el día en que el gobierno de John Kennedy, Presidente Demócrata de los Estados Unidos, decidió firmar contra Cuba el bloqueo comercial, financiero y económico, como complemento a los anteriores, firmado el 22 de noviembre de 1963, por veces actualizado, unas por demócratas otros por republicanos, que le incluían nuevos tipos de sanciones totalizando más 200 a lo largo de los años, en todas las esferas. La gran expectativa de sus gobernantes era que la isla caribeña sucumbiera a las grandes necesidades de la vida cotidiana.
Es difícil, inhumano, fatal. Todo tipo de problemas. Desde una simples aspirina hasta un tomógrafo computarizado. Desde un trozo de carne hasta una pieza de reposición necesaria para la agricultura o la tecnología. Sesenta y dos años de mucha determinación, fuerza, cohesión, competencia, firmeza, mucha cubanidad. Mucho patriotismo. Mucha libertad. Mucha sustentación de su soberanía.
Según dijo el Comandante Fidel Castro, en un discurso en 1960, los cubanos serán necesariamente hombres de pensamiento, necesariamente hombres de ciencia. Así aportaron al presente/futuro con mucha dignidad.
Todos los pueblos del mundo que tuvieron la oportunidad de tocar tierras cubanas confirmaron su desarrollo en muchas áreas: educación, salud, tecnología, biotecnología, todas fortalecidas en la formación de su etnia.
De Jorge Amado con su brasilidad, a Chico Buarque, de Sartre a Merino – Sindicalista Chileno, del Presidente Allende a Mandela, de Glauber Rocha a Robert Redford, del profesor desconocido de Centroamérica, a Frei Beto, Leonardo Boff que llevaron y llevan enorme gesto de amor. De millares de estudiantes de diferentes partes del mundo, de los Sin tierra que aportan al regresar a sus rincones, conocimiento y cariño, cura, educación, a quienes nunca han tocado la solidaridad. Los que lucharan por la libertad de su Patria, de Maradona, feliz aterrizando en la Habana – o los que hicieron de Cuba su segunda patria.
Esta es una pequeña, muy pequeña muestra de lo que Cuba nos puede regalar. Y regala a menudo.
Todos los años la ONU, Organización de las Naciones Unidas, somete a votación el fin del bloqueo.
Este 20/21, año de la pandemia que asoló el mundo, 184 gobiernos conscientes votaron contra el Bloqueo. Brasil, ni siquiera apareció. Colombia, Emiratos Árabes, y Ucrania (se olvidaron de los niños de Chernóbil) gobiernos cobardes que huyeron a esta responsabilidad histórica. Israel -se sometió al dólar.
Olvidan, que un día u otro quizás muy cerca, necesitarán de la solidaridad cubana.
Pero el mundo, o gran parte de él, los admira, los ama y están dispuestos a luchar contra este bloqueo. Toda la humanidad, fuera del capital segregacionista, está aplastada, asfixiada por la necro política, basada en la esclavitud de los hombres.
Como dice, Raúl Torres en sus hermosos versos de amor à América Latina: «necesitamos revoluciones». No importa como sean, tecnológicas, de cuerdas, de voz, rimas, pensamientos, acciones. Precisamos mover la historia.
Sesenta y dos años después, hoy podemos reafirmar que en los países que niegan el “fin del Bloqueo” muchos niños, ancianos, indigentes, trabajadores, refugiados e inmigrantes duermen en las calles, mueren de frío y de hambre. Pero como dijo, Fidel Castro – Ningún niño que duerme en las calles del mundo, es cubano.
Adelante! Todos. Movilizar la opinión estadounidense, el mundo entero, sin tregua, será una meta. Porque las vidas cubanas son imprescindibles.
Declaración REDH-Brasil
Marilia Guimarães