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¿Qué ha pasado en Cuba?, esa es la pregunta que pretende responder el periodista Rodolfo Romero Reyes y un colectivo de autores sobre lo sucedido los días 11 y 12 de julio de 2021.
En el libro del mismo título se opina sobre causas y consecuencias de los sucesos a partir de una compilación de artículos de jóvenes cubanos residentes en el país. ¿Cuáles fueron los desencadenantes? ¿Hasta qué punto la manipulación desde los Estados Unidos jugó un papel primordial en lo ocurrido?
Al respecto, coinciden en que la nación cubana vive momentos difíciles y que hubo en las manifestaciones gente preocupada por los problemas ya cotidianos como los apagones, desabastecimiento, el pico pandémico y la falta de agua.
“Si a eso usted le suma la operación subversiva —totalmente declarada— contra la Revolución Cubana, se entiende que en algún momento puede darse un disturbio social”, explica el autor del libro Abdiel Bermúdez Bermúdez, periodista del Sistema Informativo de la Televisión Cubana.
También “¿Qué ha pasado en Cuba?” sirve de instrumento más que de análisis de denuncia contra las noticias falsas, la manipulación desde las redes y de una estrategia bien diseñada contra el gobierno cubano.
Explican que hubo aquellos que aprovecharon los reclamos justos para llamar al odio y a la violencia, y desde Estados Unidos, pedir una intervención militar. Surge entonces el reconocimiento de estrategias de golpe blando contra Cuba que se han utilizado en otras naciones latinoamericanas.
“En Cuba se ha repetido la fórmula de los “golpes suaves”: aprovechar alguna coyuntura de crisis existente en el país que se quiere desestabilizar (lo mismo un incendio forestal en Nicaragua que una crisis alimentaria en Venezuela; en el caso Cuba fue el pico pandémico); reforzar el discurso de descontento debido a medidas antipopulares tomadas por el gobierno (como la reforma del Seguro Social en Nicaragua); alentar manifestaciones violentas que generen enfrentamientos con la policía y muestren un clima de ingobernabilidad; satanizar a los dirigentes políticos (Maduro, Ortega, ahora Díaz-Canel); y finalmente establecer consensos sobre la necesidad imperiosa de una intervención militar que adornan con el calificativo de humanitaria.”, subraya en su artículo Rodolfo Romero Reyes.
Otros autores se centraron más en la campaña en las redes sociales, los influencers y en especial el #SOSCUBA.
“Entonces la estrategia desde el primer #SOSCuba era obvia. Usar la preocupación de figuras realmente solidarias para posicionar una solicitud que mutara a otra y a otra, hasta que hubiese, dado el inminente quid pro cuo, un escenario propicio para comenzar a hablar de “la necesidad de que Cuba sea libre”. Ya no era una intención sanitaria, ya era una intención claramente política”, comenta el estudiante de Periodismo en la Universidad Central de Las Villas Marta Abreu Estudiante de Periodismo en la Universidad Central de Las Villas «Marta Abreu» y editor/redactor de Bufa Subversiva, Pedro Jorge Velázquez, sobre el uso de influencers para la rápida viralización de la etiqueta.
Pero, el libro no se queda en los sucesos, sus autores miran hacia adelante, hacia un futuro mejor con lecciones aprendidas y un esfuerzo superior en la política comunicacional del gobierno. Se comparten además reflexiones sobre el presente y futuro de nuestro país.
Por ejemplo, allí está la opinión de Amanda Terrero Trinquete, Licenciada en Ciencias de la Información e Investigadora en el Centro de Estudios Che Guevara, quien recomienda en “la alfabetización tecnológica y la alfabetización informacional del pueblo deben ser una prioridad” en estos tiempos ya que Cuba, dada la brecha digital, llegó tarde al uso extendido del internet.
Mientras que, por su parte, Abdiel Bermúdez afirma la necesidad de “un análisis de los cambios perentorios que precisa la atención a la ciudadanía; de las quejas y preocupaciones que no son culpa del bloqueo y sí de nuestras propias trabas, insuficiencias, burocracias; de la inefectividad del control político y administrativo sobre tantos procesos en tantos lugares”.
En general, el libro cuenta los hechos como lo vivieron y sintieron estos jóvenes cubanos, que también tienen sus inconformidades como cualquier persona ante las carencias causadas por una crisis agravada por el bloqueo, pero que sueñan una Cuba mejor creada desde adentro, con el diálogo y la paz.