Hay noticias que los medios hegemónicos prefieren ocultar, sencillamente porque no les conviene que se agiten las aguas en contra de las directrices desinformativas que reciben desde sus casas matrices imperiales. Una de ellas es la reconfortante decisión del presidente mexicano López Obrador de ejercer el apoyo de su país a Cuba, siguiendo una tradición que durante estas seis décadas de infamia impuesta por Estados Unidos, la nación mexicana sostuvo contra viento y marea.
Sabiendo los pesares que está pasando el pueblo cubano, AMLO decidió enviar un barco y un avión con alimentos y medicamentos, apelando a un concepto real y no oportunista de “ayuda humanitaria”. “Es producto de la larga historia de solidaridad entre ambos países”, explicaron funcionarios de su cancillería. No solo eso, sino que en un acto oficial de homenaje a Bolívar, el presidente recordó a sus oyentes la serie de tropelías realizadas por Estados Unidos contra Mexico y luego declaró que habría que considerar a Cuba y su aguerrida población, Patrimonio de la Humanidad, «por su constante resistencia a no ser dominada por imperio alguno».
Al mismo tiempo, desde Bolivia y Venezuela, los gobiernos populares de Lucho Arce y el de Nicolás Maduro volvieron a sumar más munición a la campaña de solidaridad y fletaron para La Habana nuevos contingentes de ayuda. Arce fue tajante en el mensaje: “Cuba y Fidel nos enseñaron a dar, no lo que nos sobra sino a compartir lo que tenemos, de manera de ayudar al otro en circunstancias difíciles”. Nicaragua no podía quedarse atrás en esta cruzada de amor por los que tanto amor le dan al mundo, y es así que otro barco con jeringas y alimentos ya salieron para la Isla. En la misma ruta, se hizo sentir el apoyo de Irán, China y Rusia, como no se podía esperar de otra manera.
Así, poco a poco y a partir de decisiones que los pueblos de estos países aplauden, el bloqueo criminal impuesto por la obsesión enfermiza de los gobernantes norteamericanos se va a ir rompiendo. Solo se trata de mostrar al mundo que es cuestión de voluntad política, de coraje y de sentar posición soberana frente a las presiones estadounidenses y europeas.
Ahora bien, ante tantos ejemplos solidarios, es necesario preguntarse qué ocurre en este aspecto con el gobierno argentino. En base a qué teoría se le sigue dando la espalda a un país como Cuba que tanto hizo y hace por la Humanidad, ayudando a todo aquel que lo necesite, sin pedir nada a cambio. Ahí están como ejemplos, los planes de alfabetización con el método “Yo si puedo”, utilizado por decenas de países del mundo, o la “operación Milagro”, atendiendo gratuitamente en Nuestramérica a miles de enfermos de la vista. O la Escuela Latinoamericana de Medicina, por donde pasaron y pasan numerosos hijos e hijas de pobladores humildes de nuestros países. O esa epopeya puesta en marcha para acoger a las y los afectados por la catástrofe de Chernobyl. Allí están también los envíos a Argentina de vacunas contra la meningitis B, en un momento en que la enfermedad arreciaba. Cuba lo hizo desafiando la negativa criminal del desgobierno menemista, y gracias a ese gesto infinitamente solidario, muchos compatriotas lograron salvar sus vidas.
Qué decir de la decisión del gobierno cubano de crear cinco vacunas contra el Covid 19 y ofrecerlas a otros países, no como una mercancía sino cumpliendo con algo tan caro a la Revolución como ha sido siempre el derecho humano a la salud gratuita. En ese aspecto, cuántos países pueden sumar en su haber, la hazaña hecha por Cuba de enviar miles de médicos y médicas a los sitios del planeta donde nadie se inclina a ejercer la medicina. Al contrario, Cuba levantó la apuesta en plena pandemia, ayudando incluso a países que siguen bloqueando a la Isla. En esas mismas circunstancias, las presiones de la derecha local hicieron que el gobierno de Alberto Fernández, optara por privar a nuestro país de esa importante ayuda sanitaria.
En función de estas erróneas interpretaciones oficiales de lo que significa la solidaridad pueblo a pueblo, insistimos en preguntar: ¿hasta cuando el gobierno seguirá impasible ante la urgencia que hoy vive Cuba. ¿Por qué no se rompe el corset ideológico impuesto por el imperio norteamericano y se obedece a la voz de la mayoría de nuestro pueblo que siente a Cuba como una hermana admirada por su lucha y su dignidad? ¿Por qué no se imita el ejemplo dado por el gobierno peronista de Héctor Cámpora, cuando en momentos también difíciles para el país y el continente, con golpes de Estado monitorados por EE.UU, como el de Chile, el ministro de Economía de ese entonces, José Gelbard, tomó la decisión de romper el bloqueo a Cuba y ayudar de manera superlativa a su pueblo?
Es bien sabido que en tiempos pre-electorales siempre hay temas que la politiquería busca omitir porque “queman” o “restan votos”. Injustamente, Cuba y Venezuela han sido incluidas en ese listado, que a la sazón no es distinto al que Trump o Biden (y sus aliados sionistas) hacen con ambos países cuando los acusan de “favorecer el terrorismo” o “afectar su seguridad interna”. Mala cosa es que aquí se sigan esos malos ejemplos. Buena noticia es que en el continente, aparte de los países citados que se animaron a desafiar el dictado de USA, surja un discurso ético y revolucionario como el del nuevo canciller peruano Héctor Béjar.
Por todo ello, no caben dudas que ha llegado el momento en que las organizaciones sociales y políticas, que la intelectualidad progresista y todos aquellos y aquellas que reivindicamos a Cuba como un referente necesario por toda su historia de lucha anticapitalista y antiimperialista, nos decidamos a exigir que desde el gobierno nacional y los gobiernos provinciales surja el compromiso de sumarse a la campaña de apoyo incondicional al pueblo cubano, proveyendo de alimentos y medicamentos. De esta manera se complementaría lo que sí y muy bien hicieron, desde abajo y a puro pulmón, las agrupaciones de la solidaridad argentina con Cuba enviando recientemente un enorme cargamento de jeringas para facilitar la vacunación.
No hay excusas para que se deje pasar este momento. Ya es tiempo de que Argentina rompa el bloqueo a nuestra querida y admirada Cuba.
Tomado de REDH-Argentina