“Argumento clave de la obra de Nestor Kohan, con el que también coincidimos, es considerar “que el imperialismo sigue existiendo. En la vida real y también en el mundo de las investigaciones de las ciencias sociales teóricas. Solo al precio de desconocerlo, alguien puede trastabillar para terminar resbalándose por la pendiente ruinosa de una socialdemocracia republicana, mal digerida que se parece demasiado al social-liberalismo de antaño, oxidado y apolillado”
Fuente: Voces en Lucha
El último libro de Néstor Kohan: Hegemonía y cultura en tiempos de contrainsurgencia “soft”. Ocean Sur, 2021. (http://cipec.nuevaradio.org/b2-img/HegemoniayculturaNestorKohan.pdf), es de lectura urgente para comprender a profundidad los procesos actuales que el Comandante Fidel Castro consideró, certeramente, como “batalla de ideas”, en los ámbitos de la cultura y las ciencias sociales, particularmente de Nuestra América.
El libro esta precedido de fragmentos de sendos documentos escritos por dos distinguidos y respetados profesores argentinos, secuestrados y desaparecidos por la dictadura militar, Daniel Hopen y Haroldo Conti, que muestran dramáticamente uno de los rasgos más distintivos del fascismo y el terrorismo global de Estado: su odio a la intelectualidad revolucionaria. El inicio de la obra con estos dos significativos epígrafes conlleva un propósito central que anima a su autor: mostrar que a pesar de represiones o cooptaciones, siempre es posible resistir al enemigo de la humanidad y de la vida toda en el planeta: el capitalismo, en sus múltiples formas de explotación y acumulación; resistir, también, a los estados imperialistas que imponen su dominación a los pueblos oprimidos y recolonizados por la vía de una contrainsurgencia planetaria que puede ser directamente letal, con todo el poder destructivo que ha llevado a catástrofes humanitarias a numerosos países, o una contrainsurgencia soft, blanda.
Néstor Kohan no es dado a irse por las ramas. Entra directo a expresar que se embarca en una sociología de la cultura e historia intelectual con la declarada intención de desatar polémica, lo cual siempre logra, sin duda, girando su trabajo en torno a tres problemas centrales. En primer lugar, los procesos de hegemonía y contrahegemonía. El segundo gran problema es la teoría del imperialismo, que ciertamente en las ciencias sociales sigue estando en el centro de la agenda, mientras la tercera problemática tratada es una actualización de la teoría de la contrainsurgencia.
Para abordar el primer tema, Néstor recurre a Antonio Gramsci, quien nos ha enseñado que: “ni el capitalismo ni el imperialismo pueden sobrevivir exclusivamente por su fuerza técnico-militar, por más poderosa e impactante que ella sea. Al mismo tiempo que amenazan y utilizan la fuerza, necesitan recrear, cotidianamente, su hegemonía, Desmoralizar, fragmentar y dispersar a sus enemigos (…) convencer a mucha gente que es imposible vivir de una manera distinta al capitalismo y, al mismo tiempo, generalizar el triste y patético american way of life para todo el orbe (…) Ganar el corazón, la voluntad e incluso el inconsciente colectivo.”
El libro trata un caso en particular a lo largo de sus capítulos: Cuba y su legendaria lucha contra las agresiones del imperialismo estadounidense, la metáfora de David y Goliat, ha sido una dramática realidad por más de 60 años: enfrentarse con las incontables incursiones militares abiertas y encubiertas, sabotajes, guerra bacteriológica, intentos de asesinato de sus dirigentes, actos terroristas, el bloqueo y una larga variedad de acciones de sus múltiples aparatos de inteligencia y contrainteligencia, que se complementan con el más notorio de ellos: la Agencia Central de Inteligencia, la CIA. Esta estrategia de contrainsurgencia activa militar, política, económica, diplomática, mediática ha sido acompañada, desde los primeros días de la Revolución en el poder, de otra táctica imperialista dedicado a minar la moral del enemigo y la hegemonía socialista de la Revolución Cubana. A la par de la denuncia sobre el papel que juegan las variadas fundaciones fachadas de la CIA que proporcionan los fondos económicos para la compra de conciencias, Néstor, con su ya proverbial erudición, va desbrozando la maleza ideológica de una contrarrevolución interna y externa, que se esfuerza por “construir una opción pretendidamente “democrática” (…) contra el proyecto comunista, al que sigue calificando, con escasa originalidad, de “totalitario” (…) donde las palabras “democracia” y “república” se enarbolan sin nombre ni apellido, sin referencias de clase ni determinaciones históricas, sociales ni geopolíticas…”
En este recorrido, Kohan hace una crítica fundada y documentada al profesor italiano Norberto Bobbio, entre otros autores, quien, a su juicio, mantiene una tesis central: que Marx no tendría una teoría del poder, tampoco de la política ni del Estado. “Por lo tanto, a la izquierda revolucionaria no le cabría otra opción que, primero, dejar de ser revolucionaria; y segundo, buscar “lo que le falta a Marx” en…las instituciones representativas (y los pensadores) de la tradición liberal. De esta manera, podríamos adquirir, ¡era hora!, certificados de “democráticos”.
Pero de nada han valido los manidos argumentos antimarxistas que esgrime la actual oposición interna en Cuba, en lo que Néstor denomina “como batalla prolongada entre la hegemonía socialista y la contra hegemonía, en la cual, hasta ahora, el imperialismo y sus ideólogos criollos siguen mordiendo el polvo, mal que les pese.”
Argumento clave de la obra, con el que también coincidimos, es considerar “que el imperialismo sigue existiendo. En la vida real y también en el mundo de las investigaciones de las ciencias sociales teóricas. Solo al precio de desconocerlo, alguien puede trastabillar para terminar resbalándose por la pendiente ruinosa de una socialdemocracia republicana, mal digerida que se parece demasiado al social-liberalismo de antaño, oxidado y apolillado (…) Y como ha ingresado en su fase de ocaso crepuscular, se ha tornado más agresivo que nunca”.
En el tema del reciente debate cubano, Néstor afirma que revolución cultural es lucidez y es socialismo, sobre todo en el contexto de la crisis capitalista más profunda de la historia, en la que la especie humana está en peligro. Precisamente, en los momentos en que circula el pedido del Premio Nobel para la brigada médica cubana internacionalista Henry Reeve, y en medio de la emergencia sanitaria provocada por el Covid 19, estalla, ¡qué casualidad!, el Movimiento San Isidro en Cuba, el cual, como era de esperarse, recibe la cobertura mediática internacional.
Néstor observa, con dolor, las firmas de varios de sus amigos y compañeros de años en un Manifiesto, junto con conocidos trásfugas, y se debate entre la amistad y la necesidad ética y política de definirse frente a ese movimiento, optando, como era de esperarse, por no perder la brújula, el eje de la lucha de clases y las relaciones de fuerza, a partir del cual hace un recorrido crítico, de nueva cuenta, de gran envergadura teórica, sobre la línea discursiva del manifiesto. Kohan reitera su posicionamiento, con el que concordamos: “Revolución socialista, la cubana, que durante décadas ha sido y seguirá siendo la única vacuna y el único antídoto para garantizar la autodeterminación nacional y popular de Cuba frente a las pretensiones anexionistas de Estados Unidos, sea en su versión neofascista, sea en su presentación light y soft, igualmente imperialista.” También, de especial importancia en estos tiempos de confusión ideológica, Néstor sostiene: “Toda profundización democrática y participativa, sustentada en el poder popular y comunal a escala nacional, regional e incluso barrial es deseable, imprescindible e impostergable. Siempre y cuando se haga apuntando hacia el socialismo y rechazando las manzanas envenenadas de la contrainsurgencia amable que apuesta a cooptar con elegancia y estilo, a algunos segmentos de la sociedad civil cubana, especialmente en el campo de la cultura, las ciencias sociales y el arte.”
Así, asumiendo que “los conflictos y los intentos de dominación no han desaparecido y que la guerra ideológica, fría, tibia o caliente, abierta o encubierta, simétrica o asimétrica, continua”, y a propósito del debate en torno al imperialismo, las ciencias sociales y la cultura, Kohan nos convoca a recuperar un programa antiimperialista y anticapitalista actualizado y acorde a nuestra época, como una tarea urgente y en el centro de la agenda. Nos exhorta a reactualizar y elaborar colectivamente nuevos planes culturales contrahegemónicos. “Remontar la pendiente inclinada de las derrotas genocidas que padecimos, desmontando la avalancha asfixiante de propaganda y manipulación de la opinión pública que enfrentamos a diario.” El estudio y el debate sobre este oportuno libro de nuestro camarada y amigo Néstor Kohan ofrece útiles y valiosas herramientas para estar a la altura de estos desafíos.