Pero se equivocan una vez más en sus cálculos subestimantes y despreciativos de este pueblo, su dirigencia y su historia.

Frente al pretendido neoZanjón, siempre se le opondrá un digno y combativo Baraguá.


 

Por doquier se escucha “la situación está compleja”, “esto está malo y no hay quien lo resuelva”, “esto no lo tumba nadie, pero tampoco hay quien lo arregle”…

Y es cierto que se refleje en forma de pesimismo y sensación de desamparo las opiniones de una parte del pueblo. Es el impacto psíquico del singular y complejo contexto internacional y nacional en que nos desenvolvemos, caracterizado por la combinación de la más profunda e integral crisis del sistema capitalista global, agudizada por los efectos de la pandemia de Covid-19, que estremeció los cimientos de los sistemas de salud del capitalismo y mostró al mundo sus profundas vulnerabilidades sociales; el acelerado deterioro de las condiciones naturales de vida de todos los seres vivos del planeta y de manera excepcional, a la autodestrucción del “Imperio” estadounidense.

No estamos ajenos al escenario de disputas simbólicas de poder, guerra cultural y comunicacional, con que el imperialismo norteamericano agrede y deja indefensas a varias sociedades en el planeta, elevando la enajenación social de los individuos por encima de la integración social, acentuando el egoísmo en detrimento de la solidaridad y pronunciando la despolitización y la desideologización como recurso de dominación y manipulación de las conciencias disidentes y revolucionarias, para favorecer los proyectos hegemónicos de la derecha internacional ultraconservadora, que también ha empezado a manifestarse con tendencia a las ideas del fascismo.

El recrudecimiento de manera cínica y oportunista del bloqueo genocida, con más de 240 medidas de todo tipo y alcance, están golpeando fuertemente las fuentes de ingresos del país, las exportaciones y un grupo de actividades económicas fundamentales como el turismo. Más allá de lo económico, está fracturado las relaciones entre las familias cubanas en Cuba y en el exterior; la inclusión arbitraria y unilateral en la lista de países patrocinadores del terrorismo, nos  ocasiona enormes dificultades en las operaciones financieras y de ahí la falta de insumos para los principales procesos productivos y de servicios y redunda en los desabastecimientos de alimentos, combustibles y medicamentos.

El impacto negativo más visible de esta situación descrita está en la inflación (subida desmesurada de los precios de los productos y de las divisas en el mercado informal) y la emigración, fundamentalmente la irregular e ilegal.

Cierra la pirámide dantesca el incremento de la subversión político-ideológica enemiga, a través de una poderosa maquinaria político-mediática-comunicacional, con énfasis en las redes sociodigitales y las dificultades, deficiencias e insuficiencias en la actualización del modelo económico social cubano de desarrollo socialista; sin desdeñar el alto costo financiero-material del eficaz enfrentamiento a la pandemia de la COVID-19.

Lo descrito asemeja un escenario de guerra. Busqué paralelismo en nuestra historia y un escenario similar (salvando contextos y protagonistas) lo encontré en la “Guerra Grande”, la “Guerra de los Diez Años: 1868-1878”.

Relaciono algunas similitudes (no son todas las que se puedan enunciar):

  1. SOMOS LA MISMA REVOLUCIÓN DE ALLÁ HASTA AHORA.
  2. CAUSAS Y OBJETIVOS
  • ANTES: El dominio oprobioso de una potencia extrajera sobre Cuba que la convirtió en su colonia.
  • AHORA: La lucha contra una potencia extranjera (la más poderosa de la Historia Humana) que quiere convertirnos nuevamente en neocolonia.
  • ANTES: La lucha por alcanzar la independencia nacional, abolir la esclavitud y edificar una república democrática que se insertara en el concierto de naciones libre de América Latina (Cuba y Puerto Rico eran los únicos países no liberados por el proceso emancipador latinoamericano, iniciado en “Dolores”, México, en 1810 y concluido en “Ayacucho”, Perú en 1824).
  • AHORA: Luchamos por mantener la independencia, la soberanía nacional, nuestra libre determinación, haciendo los más grandes sacrificios para no volver a ser JAMÁS ESCLAVOS, edificando la sociedad más justa, humana, solidaria, democrática, socialista, digna y próspera (sin consumismo ni enajenación) que merece el pueblo cubano y acompañando las nobles y justas causas de los pueblos de nuestra región geográfica y de toda la Humanidad.
  1. ADVERSARIOS
  • ANTES: Para 1877 España llegó a tener (según diferentes fuentes consultadas) entre 150 mil y 181 mil efectivos armados a su servicio, entre el Ejército colonial, guerrilleros (cubanos a su favor) y el Cuerpo de Voluntarios. También operaron como fuerzas adversarias la clase pudiente que “no entró a la Revolución” o que dentro de ella mantuvo su posición vacilante, conservadora, a la postre claudicante. Están también los proponentes de “paz sin independencia y sin abolición de la esclavitud), la fracción derrotista de la Cámara de Representantes (Legislativo), los cansados, los presentados (combatientes que se entregaban al Ejército español y los desertores.
  • AHORA: El imperialismo yanqui y la derecha ultraconservadora internacional, la mafia anticubana radicada en los Estados Unidos, el ejército de odiadores y asalariados que conforman la antigua y la neocontrarrevolución, con destaque para el mercenarismo artístico-cultural, los “centristas” socialdemócratas, paladines del restablecimiento del capitalismo neocolonial en Cuba.
  1. TENDENCIAS POLÍTICO-IDEOLÓGICAS
  • ANTES: Reformismo-Autonomismo: que para las postrimerías de la Guerra de los Diez Años ya difería de los finales del siglo XVIII e inicios del siglo XIX, cuando los criollos proponían a  España cambios que colocaran a los insulares en igualdad de derechos políticos con los peninsulares, así como medidas económicas y sociales que evitaran el cierre del mercado de consumo norteamericano a los productos de Cuba y un desenlace violento en la cuestión de la esclavitud.
  • Los que se pusieron al lado de España, criticando abiertamente la postura revolucionaria, formaron parte de los que aceptaron la proposiciones de España para detener la guerra: se ofrecía a los insurgentes un indulto general a todos los que “peleaban por Cuba Libre”, libertad a los esclavos y colonos asiáticos miembros del Ejército Libertador y un status a la Isla de Cuba igual al de Puerto Rico.
  • Anexionismo
  • Independentismo-abolicionismo
  • AHORA: Centrista-socialdemócrata: Se presenta camuflada de revolucionaria porque sabe que no puede presentarse abiertamente como lo que es, sin exponerse al cuestionamiento y al rechazo popular, descalifican oportunistamente a la Revolución, al Socialismo, al Partido Comunista y al Gobierno revolucionario, con la intención de restablecer el capitalismo neocolonial en Cuba.
  • Existe una facción oportunista e hipócrita que desconoce los desmanes y consecuencias del bloqueo imperialista y de todas las agresiones de las sucesivas administraciones yanquis y culpa por ello a la “incompetencia” e “ineficiencia” del Gobierno cubano y al Estado socialista “fallido”.
  • Ultraconservadora-reaccionaria: Promovida, dirigida y financiada por los sucesivos gobiernos de Estados Unidos y de centros de inteligencia con fachada de organizaciones no gubernamentales como la “NED”, la “USAID” y “Open Society”, entre otras. Estas, patrocinadoras de la neocontrarrevolución y aliada de la rancia mafia cubano-americana despliegan una estrategia agresiva “eminentemente pragmática… centrada en los mismos objetivos básicos: perpetuar un progresivo desgaste económico y creación de condiciones subjetivas en la población que conduzcan a un proceso de desestabilización interna irrecuperable, que abra las puertas a una agresión militar o la caída del poder revolucionario… Mantiene sus intentos para promover la escasez y la falta de expectativas futuras; ganar las mentes de los sectores sociales más vulnerables, manipular los grupos mercenarios para escenificar provocaciones en las calles y atraer la propaganda mediática, estimular el consumismo y el individualismo; reclutar traidores e instigar el éxodo de nuestros jóvenes”[1].
  • El “infantilismo” y el “cuentapropismo” revolucionarios: Los que integran esta corriente ideológica quizás no se reconozcan en la misma, pues se definen revolucionarios. Sin embargo, su principal ejercicio revolucionario va desde la crítica a la hipercrítica de la Revolución. No al concepto, ni al proceso histórico hasta 1959, ni a los principios y causas que la sustentan, ni a sus próceres y mártires, sino, en primer lugar a los dirigentes, desde los históricos (a los que critican “con respeto”), hasta los que detrás de esa condición de servidores públicos se acomodan, burocratizan y corrompen.
  • Ejercen la crítica a las políticas, decisiones, procedimientos, medidas, todo cuanto entiendan que es “incorrecto”, “inapropiado”, “erróneo”, “injusto” e “imperfecto” para ellos y para el “pueblo”, sin importar el costo y las consecuencias psicológicas, éticas, ideológicas o políticas de sus “señalamientos”. El “noble” fin de la crítica, justifica y fundamenta su ejercicio, a veces, demoledor. Es mejor correr el riesgo de destruir con una “crítica revolucionaria” lo “que está mal”, que no “mantener” a la Revolución con las fallas de estos funcionarios.
  • Lo más difuso de esta tendencia son sus puntos de contactos, (a la corta o a la larga) con las tendencias centristas y ultraconservadoras, en lo relacionado con culpar al pueblo por “aguantón”, “sumiso” y “dormido”, incapaz de sacudirse la “dictadura ʻCastro-Canelʼ que los oprime”, que en este caso no se corresponde con las figuras y nombres de Raúl y Díaz-Canel, sino a la “casta de funcionarios burócratas y corruptos” que medran dentro del ambiente de permisibilidad, falta de control, exigencia y disciplina que caracterizan a algunos escenarios laborales y de dirección del país.
  • Y una idea “ingenuamente” peligrosa, que se intenta establecer por los entusiastas de esta tendencia, como verdad científica, es la de hacer ver como eminentemente revolucionaria a las protestas populares que se han generado, de manera aislada y sin coordinación aparente entre ellas en estos días de crisis electroenergética, en algunos puntos del país. Incluso se han realizado llamamientos (no por parte de ellos, sino por la opción reaccionaria) a incrementarlas y masificarlas, como nuevo método de “presión, participación y control popular” y de “lucha de clases” frente a los “dirigentes del sistema fallido”, de cualquier nivel de dirección partidista, estatal o gubernamental. Las que en mi opinión, ni en su concepción, ánimo de gestación, manifestación y objetivos de movilización tienen más de “revoliscos”, desorden y confusión que de revolución.
  • La tendencia revolucionaria y socialista, la que lucha por mantener la independencia, la soberanía y la libertad de la patria; la que lucha por mantener y desarrollar todas las conquistas sociales y personales adquiridas con el Socialismo; la que impulsa y despliega el más profundo humanismo e internacionalismo, solidaridad internacional y defensa de todas las causas justas del mundo y del medio ambiente; la que lucha por alcanzar toda la justicia social posible para este noble pueblo y la Humanidad, construir una sociedad cada vez más democrática, participa y decisora de su propio destino, tan próspera en lo económico como lo es en lo moral.
  1. IMPACTOS

ANTES

José Martí, quien mejor comprendió los impactos negativos de ese glorioso acontecimiento lo resume de las siguientes maneras:

  • “Descansó en el triste febrero la guerra de Cuba, y no fue para mal, porque en la tregua se ha sabido cómo vino a menos la pujanza de los padres, cómo atolondró  al espantado señorío  la revolución  franca  e impetuosa, cómo con el reposo forzado y los cariños se enclavó el peleador en su comarca y aborrecía la pelea lejos de ella, cómo se fueron criando en el largo abandono las cabezas tozudas de localidad, y sus celos y sus pretensiones, cómo vició la campaña desde su comienzo, y dio Ia gente ofendida al enemigo, aquella arrogante e inevitable alma de amo, por su mismo sacrificio más exaltada y satisfecha, con que salieron los criollos del barracón a la libertad. Las emigraciones  se habían de purgar del carácter apoyadizo y medroso, que guió flojamente, y con miras al tutor extranjero, el entusiasmo crédulo y desordenado. La pelea de cuartón por donde la guerra se fue desmigajando, y comenzó a morir,  había de desaparecer,  en el sepulcro  de unos y el arrepentimiento  de otros, hasta que, en una nueva jornada, todos los caballos arremetiesen  a la par. La política de libro, y de dril blanco, había de entender que no son de orden real los pueblos nacientes, sino de carne y hueso, y que no hay salud ni belleza mayores, como un niño al sol, que las de una república  que vive de su agua y de su maíz, y asegura en formas moldeadas sobre su cuerpo, y nuevas y peculiares como él, los derechos que perecen, o estallan en sangre venidera, si se los merma con reparos injustos y meticulosos, o se le pone un calzado que no le viene al pie. [2]
  • “Y está la patria así, buscando con los ojos el estandarte de las sombras, piafando, sin fe en los que la han aconsejado mal, sin divisar de lejos la luz que le puede ir de nosotros; y a sus puertas el sable del sargento atrevido, que necesita, a fin de salvar su fama, que la guerra surja sin orden ni preparación, para vencerla fácilmente, antes que estalle la guerra definitiva e invencible de la dignidad y la miseria”[3].
  • “Porque nuestra espada no nos la quitó nadie de la mano, sino que la dejamos caer nosotros mismos”[4].

AHORA

  • Un grupo de “nuevos ricos” y otros con solvencia económica superior a la media popular defenestran y abdican del Socialismo y la Revolución, pues se benefician de sus ventajas y no se resienten sus comodidades y privilegios en medio de las carencias y dificultades materiales de la nación. A esos les importa muy poco la existencia de una patria soberana e independiente, sus intereses están marcados en el crecimiento de sus riquezas, tanto dentro como fuera del Socialismo.
  • Psíquico, o sea, en el plano de los reflejos, emociones y sentimientos, ha provocado en la conducta de la población resentimientos, resquemores, dudas, inquietudes, miedo, confusión, desorientación, irritación, amargura, disgusto, molestia, indignación, ansiedad, frustración, desaliento, incertidumbre, irritación, confusión, temor, odio, depresión, tensión, ansiedad, desespero, agobio, desorientación, pánico, zozobra etc.
  • En lo ideológico, las muestras conductuales son de apatía, desinterés, desconfianza, desmotivación, desánimo, cansancio, aburrimiento, desidia, deserción, reorientación de la identidad personal, familiar, colectica, social y patriótica, la enajenación política e ideológica, buscando el DERROTISMO y la DESMORALIZACIÓN POPULAR, para que pierda su capacidad de MOVILIZACIÓN REVOLUCIONARIA.
  • En lo semiótico-cultural, se evidencia en la aceptación del modo de vida capitalista-burgués y sus símbolos, sobre todo los del «American Way of Life», la asunción de los fetiches del «Éxito de los Winner»: Poder (autoridad de opinión y decisión; libertad de actuación, con irresponsabilidad e impunidad y abuso de privilegios y derechos); Dinero (ser ricos sin importar las fuentes de las riquezas y despreciar al y lo pobre), la Fama (explotar a cualquier coste el ego y la vanidad) y la Belleza (sinónimo de eterna juventud). Sería la aceptación de la ESCLAVITUD y la COLONIZACIÓN cultural.
  • En lo axiológico-ético, se aprecia en el ataque al sistema de valores y la moral cívica y revolucionaria, por la apología y ejercicio del egoísmo, el cinismo, el hedonismo, el pragmatismo, la hipocresía, la traición, la mentira, la deshonestidad, la desfachatez, la corrupción, la indecencia, la vulgaridad, la banalidad, el mal gusto, la tergiversación, la difamación, el chisme, la mediocridad, la estupidez, el sin sentido, el absurdo, la exageración, la manipulación, el acoso, la agresión, etc.
  • Y en lo volitivo-conductual se apuesta al descompromiso, a la desmovilización, al abandono de las causas y los principios que le dan sentido a esta Revolución, a abdicar en la defensa de la trinchera revolucionaria, que cambiemos de bando y dirección, de casaca y de bandera. La renuncia a ideales, a la simulación, la adulación, etc.
  • El avance de una mentalidad tecnocrática que corrompe y diluye el socialismo cubano. La corrupción moral de los privilegios y el efecto que eso produce en la población, en medio de dificultades económicas.[5]
  • La gerencia sin identidad ideológica ni conciencia social de los recursos y el acceso a estos, en un aparato empresarial estatal, creado por el modelo de socialismo cubano, actuante con una mentalidad de estar por encima de la ley y del control popular, que el escenario actual de emergencia y necesidad de divisas ha venido a exacerbar, haciendo retroceder el avance que en los años recientes la sociedad había logrado en su control.[6]
  • El efecto de un sector privado con amplias capacidades especulativas, que, habiendo sido una necesidad dialéctica, no deja por eso de actuar sobre la economía como una carga consumidora y generadora de precios sin límite, capaz de –a cambio si acaso de una cierta generación de empleo y algunos servicios– enriquecer a unos pocos y empobrecer a muchos.[7]

Lo descrito me lleva a una conclusión: las causas fundamentales de la derrota político-militar  de algunos cubanos en la Guerra de los Diez Años se resumen en el cansancio psicológico, el agotamiento moral (afloró con fuerza el egoísmo y la ambición personal) y la debilidad ideológica, en primer lugar, del aparato ejecutivo-legislativo de la República en Armas y en segundo lugar, de no pocos jefes militares. Para suerte histórica de Cuba, hubo un Antonio Maceo y otros cubanos dignos alrededor de él, que protagonizaron la “Protesta de Baraguá”, el hecho que salvó el honor patriótico de la gesta libertaria.

Esas mismas causas son las que se pretenden crear hoy en Cuba para intentar quebrar la resistencia y la unidad nacional. Por eso la administración de Biden mantiene el bloqueo recrudecido, por eso la agresiva y desproporcionada campaña política-comunicacional, liderada por todo el aparato mediático hegemónico del imperialismo norteamericano y de la derecha internacional, por eso se siembra como reflejo psíquico la matriz de “Estado fallido”, “Socialismo fracasado”, “país sin futuro”, “violador y restringidor” de derechos y libertades, “nación sumisa” que no se sacude el “yugo dictatorial” de los Castro y Díaz-Canel.

Se busca, como en antaño, destrozar la unidad popular y revolucionaria, minando la confianza del pueblo en sí mismo y en sus líderes, enconando a cubanos con cubanos, azuzando el vandalismo, las protestas violentas y caóticas, estimulando el más descarado y abierto desacato. La estrategia apunta al cansancio psicológico, a la desidia ideológica, al descompromiso político y a la desmovilización conductual.

Pero se equivocan una vez más en sus cálculos subestimantes y despreciativos de este pueblo, su dirigencia y su historia.

Frente al pretendido neoZanjón, siempre se le opondrá un digno y combativo Baraguá.

Notas:

[1]Manuel Hevia Frasquieri y Andrés Zaldívar Diéguez. “Los intentos del desmontaje del socialismo en Cuba”. Pp. 129-130.  Editorial Capitán San Luis. La Habana. 2017.

[2] José Martí. Obras Completas, tomo 4, Editorial de Ciencias Sociales. La Habana. 1975. P. 446. (edición digital).

[3] Ídem. P. 243.

[4] Ídem. P. 248

[5]Javier Gómez Sánchez. “La única discusión revolucionaria es la que beneficia a la Revolución”. Artículo de Cubadebate. 13 de enero de 2022.

[6] Ídem a la anterior.

[7] Ídem a la anterior.

Por REDH-Cuba

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