Son tiempos complejos, difíciles. Los embates de Ian agudizaron una realidad repleta de retos para un pueblo, que parece de ciencia ficción, por su capacidad de salir adelante, incluso cuando otros han pronosticado la debacle total.
La resistencia de Cuba, el alma hermosa de esta nación y su gente nos llena de un orgullo noble, como el que sentimos al ser aprobado recientemente el Código de las familias por inmensa mayoría, en un contexto complicadísimo.
Tuvimos la suficiente inteligencia y sensibilidad para votar por la esperanza, aunque eso significara superar prejuicios y apartar diferencias hasta políticas, porque no se trataba de castigar a nadie ni protestar por escaseces, sino de amor y reconocer los derechos de todos.
Ya desde hacía meses se sufría déficit de electricidad, de alimentos, transporte, medicamentos… Y verdad que es complicado mantener así la sonrisa, el ímpetu y los sueños, que es una de las formas más puras de la belleza.
Vino Ian, con su fuerza descomunal y la suficiente maldad de arrasar sobre todo en Pinar, causar daños también en Artemisa, Mayabeque, La Isla, La Habana, y dejar sin fluido eléctrico a todo el país. No solamente La Habana, toda Cuba.
Miles de personas, incluidos muchos jóvenes hemos tratado de ayudar de cualquier vía, lo mismo organizando donaciones, recogiendo escombros, ayudando a restablecer el fluido eléctrico…, aunque también hemos sufrido daños, aunque también se nos ha hechado a perder la comida, sé de algunos en Pinar que han perdido hasta sus casas y están ayudando.
Otros, en ejercicio de todo su derecho, han salido a protestar. Ojalá todos saliéramos con la misma fuerza y bondad para ayudar. Cuba debiera ser siempre una familia enorme a favor del bien.
Ya casi La Habana completa tiene electricidad. Muchas personas en Pinar tardarán semanas en tenerla, algunas con el sufrimiento de haber perdido todo, menos la solidaridad y el apoyo de otros.
Nuestros hermanos de Guantánamo, Santiago, Granma, Holguín…, La Isla y el propio Pinar llevaban varios meses apenas con unos alumbrones. Y en los días recientes, al igual que la capital, sufrieron el apagón.
Hay necesidades muchas, que debemos resolver lo antes posible, y, sobre todo las vitales. La falta de electricidad es la que más lacera la gente, la que más duele por las dinámicas que impone en los hogares y la sociedad en general.
Esta Revolución se hizo para la resistencia, pero sobre todo para el bien de su pueblo, para que también disfrutar y cultivar la alegría. Los fenómenos externos seguirán, y verdad que suelen provocar sensaciones fuertes.
¿Por qué tanta maldad, por qué seguir impidiendo que este país intente lograr el desarrollo en mejores condiciones? Ni siquiera en situaciones como estas quitan o disminuyen las medidas contra Cuba, que es hacerlo contra nosotros, contra la gente.
Ojalá todos los cubanos, los de aquí y los de todas partes, nos unamos más que nunca, a pesar de las diferencias, para hacer el bien, para ayudarnos.
Es preciso seguir soñando con unicornios azules, y necesitamos también un barredor de tristezas -como en la canción de Silvio-, la construcción constante de la esperanza a favor de la vida, de Cuba y la Patria, que debe ser siempre de todos.