Hay nombres que no pueden pasar inadvertidos porque en ellos va algo por lo que se graban en la memoria colectiva y se transmiten de generaciones en generaciones. Hay hombres que vinieron a este mundo a marcar no solo su tiempo, sino a dejar una huella indeleble en la historia de la humanidad. Y hay seres especiales como marcados por una estrella, que sencillamente lo revolucionaron todo.
Genios capaces tanto de iluminar con certezas, como de encontrar preguntas nuevas que trazan caminos inéditos. Inventan poderosos acertijos. Construyen contundentes alternativas. Sobresalen. Estremecen. En Karl Marx convergen nombre, hombre y genio. Este viernes de 2023 se cumplen 205 años de su haber.
Nació un martes 5 de mayo de 1818, y desde temprano, marchó muy por encima de la época que le tocó vivir y de sus contemporáneos. Dos siglos después, K. Marx encarna al duende o fantasma que recorre el mundo, con el que comienza El manifiesto comunista. Temido y terrible para unos, adorado e idealizado por otros. Solo que en ninguno de los casos sería posible ignorarlo.
Pero los prejuicios, cuando los desconocemos pueden ser terribles. Y sobre Marx todo el mundo cree saber algo. Dijo una vez alguien inteligente, que la mayoría de los que lo critican y al marxismo a través de él, no se han leído un solo libro suyo; y de los que sí lo leyeron, la mitad no los entendió (ni a Marx ni a sus textos). Sin embargo, ahí vamos, todos con una opinión al respecto. O una frase que aprendimos de memoria, tal vez por algún manual escolástico o resultado de alguna clase aburrida sobre marxismo. Frases que en la mayoría de los casos, aparecen para justificar aquello con lo que muy probablemente Marx estuviera en completo desacuerdo. Frases sobre las cuales apenas nos hemos detenido a reflexionar. Pero las repetimos.
Qué falta nos hace una hermenéutica marxista para depurar vicios y falsas identidades. Y para ello, la enseñanza del marxismo como una de nuestras prioridades, de acuerdo a la centralidad que le corresponde en un país socialista. ¿Qué marxismo enseñamos y cuál aprendemos? El marxismo no es uno y el mismo, como no lo son Marx y el marxismo.
Todo Marx es en gran medida marxismo, pero no todo marxismo es marxiano. Marxismo crítico versus marxismo dogmático, y positivista. ¿Cuántas herejías se han cometido y se comenten en nombre de “el marxismo”? ¿De qué marxismo hablamos entonces? La necesidad de estudiarlo llega de la mano de la necesidad de promoverlo correctamente. Lo cual al mismo tiempo, debe acompañarse de un gran movimiento social a su favor, desde la voluntad política.
La enseñanza-aprendizaje de la filosofía y de las artes -por ejemplo- desde edades tempranas, para preparar las almas y las mentes. La re-edición de las fuentes. La creación de espacios para su desarrollo. La importancia del contrapunteo, de generar polémica. De volver a la raíz, y al mismo tiempo de mirar hacia adelante. De sacar la vista del libro y mirar el presente. De la cultura como campo de batalla. De interpretar, pero sobre todo de transformar.
¿Aprender marxismo para qué? ¿Cuál marxismo para qué presente? Los marxistas críticos, revolucionarios, han entendido la importancia de conocer muy bien el orden -estado- de las cosas, como primer paso para subvertirlas. ¿Qué presente? ¿Estamos entendiendo nuestro presente? ¿O la aplastante vorágine cotidiana apenas deja tiempo para las urgencias?
¿Dónde están los resultados de las investigaciones que hacemos para comprender lo lógico y lo irracional de nuestro tiempo y de nuestra sociedad? ¿Dónde están las “conexiones dentro del movimiento” que Marx tanto criticó que la EP perdía constantemente? Tenemos tantos centros de investigaciones y de estudios, por ejemplo: sobre la mujer, sobre las juventudes, de filosofía, de historia, de ingeniería, de matemática, etc. Pero, ¿dónde están las “conexiones dentro del movimiento”? ¿Cómo se tocan los resultados de esas investigaciones? ¿Dónde convergen? ¿Dónde y cómo se complementan? ¿Cómo dialogan entre sí a favor de un objetivo común?
El positivismo haciendo de las suyas, y no basta con celebrarle el cumpleaños a Marx todos los años. Y no basta con llamarnos marxistas. Y no basta con tener a la filosofía y al marxismo como asignaturas obligatorias en casi todas las carreras, porque para empezar en muchos casos ni siquiera es filosofía ni marxismo, sino dogmas y frases vacías de contenido. ¿Cómo hacemos para que los resultados tributen al desarrollo de nuestra sociedad y por tanto de sus ciudadanos? ¿Dónde están las investigaciones sobre qué socialismo tenemos y cuál estamos en condiciones de reproducir ahora y mañana?
“Estudio de las condiciones de posibilidad». Estudiar el estado actual de las cosas, dijo Marx, pero para revolucionarlas. ¿Se vuelve marxista alguien por el mágico hecho de recibir clases de marxismo? Incluso, dependiendo de la calidad de la enseñanza, puede hasta tener el efecto contrario. Esa es apenas una etapa en la vida y formación de una persona. A lo sumo podremos aspirar a producir filo (amor) marxistas. Despertar interés, curiosidad, motivación; el instinto y olfato críticos. Pero se necesita que el movimiento de la sociedad respalde esta producción de seres humanos filo marxistas. Y para ello se requiere que la dinámica económica y política ande por el mismo camino. Porque el marxismo es también, un movimiento social y cultural.
Hay existencias que son accidentales, someramente estadísticas. Otros existen como protagonistas anónimos. Y luego, están quienes le imponen a la vida el sentido que ha de tener; uno que es construido por ellos mismos. Lo inventan; no esperan. No tienen tiempo para perder. No obedecen. Por el contrario, asaltan al sentido común y lo trastocan. Marx fue muchos nombres y hombres en un solo genio. Un intelectual orgánico y por tanto un militante. Un filósofo de la sospecha. Acaso un espíritu del renacimiento por lo de las múltiples aristas del ser, pero al mismo tiempo un romántico, un moderno, un comunista, y un sujeto del futuro. Allí cuando parece que se agota, su obra prende ante las carencias de nuestra época. Reaparece tan sólida como indispensable. Terrible paradoja del presente-futuro de la cual nos tenemos que apropiar. En todos los casos: felicidades Marx.
Fuente: Cubadebate