Las guerras en curso, las hambrunas, la expulsión forzada de millones de personas de sus territorios, la violencia generalizada, los despojos contra los pueblos y la destrucción de la naturaleza por las dinámicas propias del capitalismo han puesto la alarma sobre la posible, cuando no inminente, destrucción total de la vida humana. Quienes aspiran a que la aniquilación no sea el único destino y sueñan con un cambio social con justicia y libertad suelen angustiarse al no encontrar en el presente luces para un futuro mejor.
Hace 70 años en Cuba se inició un proyecto de liberación radical que conmovió al mundo entero y avivó los sueños libertarios de los oprimidos. Con el triunfo de la revolución (1959) se abrió un camino original para organizar la vida del país de modo opuesto y diferente a las lógicas de reproducción del capital y sus formas políticas estatales. La osadía cubana despertó la rabia de los más ricos y poderosos dentro y fuera de Cuba, principalmente en Estados Unidos. Desde entonces Washington se propuso destruir el proyecto cubano.
Demócratas, republicanos y el Deep State, en alianza con criminales de origen cubano, han intentado diversos ataques contra Cuba: golpes de Estado, grupos de bandidos, invasiones, magnicidios, bombardeos, guerra económica, biológica, ataques terroristas y hasta asomaron en algún momento una guerra nuclear de escala global. Sus planes han fracasado por la fuerza con que los cubanos defienden su revolución. Guiados por el pensamiento de José Martí y Fidel Castro, consideran que para construir una sociedad con justicia social, igualdad, paz, democracia y libertad, deben seguir su propio proyecto anticapitalista mediado por las formas de ejercicio de un poder en asedio constante del exterior. Los más de 60 años de transición socialista demuestran la validez de esa creencia al contrastar la vida en la isla con la realidad de otros de países de la región entregados a las dinámicas del capitalismo neocolonial.
Actualmente la ofensiva de Estados Unidos contra Cuba se ha recrudecido. A los impactos económicos de la ebullición global
(Antonio Guterres dixit) y de la pandemia, así como a las deficiencias estructurales ocasionadas por el bloqueo económico que impuso Estados Unidos hace 61 años, se sumó la inclusión de Cuba en la lista de países patrocinadores del terrorismo
para asfixiar a la isla (efectuada por Trump el 12/1/21 y ratificada por Biden). Es irracional e inverosímil que el país que más golpes de Estado, invasiones y guerras ha realizado en todo el orbe y donde a diario la policía y los supremacistas atacan a la población no blanca, acusen de terrorista a un país que defiende su independencia y que apoya al mundo entero con sus brigadas médicas, científicas y educativas. Confían en que su terrorismo mediático y su autoproclamada potestad para premiar y castigar a quienes les plazca serán suficientes para promover el inmovilismo social frente a esta atrocidad.
Vale insistir: la apuesta de Estados Unidos no se limita al castigo económico
. Éste sólo se concibe como el detonante más eficaz para que nazca una oposición violenta dentro de Cuba, que precipite una guerra civil para luego justificar una invasión militar yanqui disfrazada de ayuda humanitaria. A través de múltiples campañas mediáticas promovidas por Internet, así como de financiamientos directos a grupos sediciosos, ansían crear un caldo de cultivo en las nuevas generaciones cubanas, para que compren el sueño americano y vivan una pesadilla, como la que enfrentan a diario sus hermanos en Haití o Puerto Rico.
A contracorriente de la voluntad imperial, un amplio número de artistas, intelectuales, defensores de derechos humanos y movimientos populares del mundo defienden el derecho de los cubanos a andar por camino propio. A través de una carta y del sitio web: www.cubavive.info promueven una iniciativa de movilización y presión social para que Cuba sea eliminada de la lista de países patrocinadores del terrorismo. Su objetivo es juntar por lo menos un millón de firmas y emprender variadas movilizaciones como respaldo a la campaña. De conseguirlo, se dará un gran paso para eliminar el criminal bloqueo.
Mientras la industria cultural se empeña en convencernos que en el futuro sólo puede existir el reino eterno del capital o el fin de la humanidad, proyectos como el cubano dan luces hacia otros horizontes. Por ende, quienes ven con angustia el posible exterminio de la vida humana deben comprender la importancia de sumarse a cubavive.info. Un mundo contrario al capitalismo sólo nacerá de los esfuerzos imperfectos (multipolares) de los pueblos por construir sociedades menos injustas, igualitarias y pacíficas. Apoyar a Cuba es defender la posibilidad de un futuro que no sea la aniquilación de la vida. Ningún humano debe ser indiferente.
Fuente: La Jornada