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Introducción

El bloqueo económico, comercial y financiero es el elemento central que ha definido la política de los Estados Unidos (EE.UU.) hacia Cuba por más de seis décadas. Los efectos de esta guerra no declarada contra la economía, la sociedad, la vida cotidiana y los sueños de progreso de más de 11 millones de cubanos, no han cesado ni un solo día.

El gobierno de Joseph Biden no ha sido capaz de articular una política propia hacia Cuba que lleve a vías de hecho las promesas electorales que sustentaron la plataforma del Partido Demócrata en 2020. En la práctica, ha mantenido intactas

El presente informe abarca los daños provocados por esta política entre el 1º de marzo de 2022 y el 28 de febrero de 2023, período marcado por la aplicación continua y deliberada de las medidas de máxima presión instauradas durante el gobierno de Donald Trump, la vigencia de las leyes que conforman este sistema de medidas coercitivas unilaterales, y la inercia e inmovilismo del actual gobierno del presidente Joseph Biden para impulsar avances reales en las relaciones bilaterales entre Cuba y los Estados Unidos.

Más del 80% de la población cubana actual solo ha conocido una Cuba con bloqueo.

La posibilidad de tomar acción en los tribunales estadounidenses ante demandas presentadas al amparo del Título III de la Ley Helms-Burton, la permanencia de Cuba en la arbitraria Lista de Estados patrocinadores del terrorismo elaborada por el Departamento de Estado de los Estados Unidos, la persecución de las transacciones financieras y comerciales del país, la imposibilidad de procesar visas de no inmigrantes en La Habana, la intimidación a las empresas que envían suministros de combustible a la Isla, los intentos por frustrar la recuperación del sector turístico tras la pandemia de la COVID-19 y la campaña de descrédito contra los programas de cooperación médica cubana, definen los rasgos actuales más severos de la política hostil de los Estados Unidos hacia Cuba.

Son medidas particularmente nocivas en las condiciones de una economía internacional en crisis, cada vez más interconectada, interdependiente y sujeta al dictado de los centros financieros de poder que se controlan desde Washington.

Junto a los efectos recrudecidos del bloqueo, Cuba ha debido enfrentar las consecuencias persistentes de la pandemia de la COVID-19 que gravitan sobre todos los ámbitos de la vida socioeconómica del país, así como los impactos combinados de una crisis multidimensional a nivel global

El gobierno de los Estados Unidos identificó oportunistamente en la situación generada por la COVID-19, una aliada para su política hostil contra Cuba. La aviesa intención de fortalecer el bloqueo en esta coyuntura revela su particular rostro inhumano y el marcado interés de aprovechar la recesión económica derivada de la pandemia a nivel mundial para promover inestabilidad social y rendir al pueblo cubano por hambre y desesperación.

El alcance de esta política, por tanto, tiene en este período una dimensión más perversa y dañina desde el punto de vista humanitario.

El bloqueo provoca daños directos extremos por el engranaje integral de sus medidas, pero al mismo tiempo tiene el propósito cruel y práctico de privar al país de los ingresos financieros que resultan indispensables para adquirir alimentos, suministros, equipamientos, partes y piezas, tecnologías y softwares, en medio de la situación de carencias, desabastecimiento, largas colas y ansiedad que marcan hoy el quehacer diario de los cubanos y cubanas.

Son perjuicios reales que se reflejan notablemente en el deterioro de los indicadores socioeconómicos del país.

A lo anterior, se suma la cruzada mediática que desde los nodos comunicacionales y de inteligencia de los Estados Unidos se articula contra Cuba para construir una realidad tergiversada en el escenario virtual, alentar el descontento, crear la percepción de una situación de crisis política interna, demeritar las instituciones del gobierno y minimizar los ingentes esfuerzos que el país realiza para superar los desafíos de una economía bloqueada.

A pesar de que la atención al ser humano ha sido la prioridad del gobierno cubano, es innegable el impacto del bloqueo en la calidad de vida y los servicios que se brindan a la población, que nunca antes enfrentó niveles tan extremos de escasez de medicamentos, alimentos y combustibles como en estos últimos años. Son circunstancias que no solo deterioran las condiciones materiales de vida, sino que lesionan la dignidad humana.

El incremento de la emigración cubana está vinculado directamente con el endurecimiento del bloqueo. Faltaría a la verdad quien no reconozca esta política como la principal causa del deterioro de la situación económica del país, que ha llevado a una cantidad no despreciable de cubanos a buscar otras vías de realización personal fuera de Cuba.

Del 1º de marzo de 2022 hasta el 28 de febrero de 2023, el bloqueo causó daños y perjuicios a Cuba, estimados en el orden de los 4 mil 867 millones de dólares. Esto representa una afectación de más de 405 millones de dólares mensuales, más de 13 millones de dólares diarios, y más de 555 mil dólares por cada hora de bloqueo.

Este monto es reflejo del impacto recrudecido del bloqueo sobre las exportaciones cubanas, principalmente en el sector turístico, la despiadada persecución a las operaciones bancario-financieras del país, los costos por reubicación geográfica del comercio, las afectaciones a la producción y los servicios que se prestan a la población y los obstáculos para acceder a tecnologías de avanzada.

Se estima que, de no existir el bloqueo, el PIB de Cuba pudo haber crecido un 9% en 2022.A precios corrientes, los daños acumulados durante más de seis décadas de aplicación de esta política ascienden a 159 mil 84,3 millones de dólares. Tomando en cuenta el comportamiento del dólar frente al valor del oro en el mercado internacional, el bloqueo ha provocado perjuicios cuantificables por más de 1 billón 337 mil 57 millones de dólares, cifra inferior a la reportada en el informe anterior que abarcó de agosto de 2021 a febrero de 2022, en tanto el precio del oro al cierre de febrero de 2023 disminuyó un 4,2% en comparación con el mismo mes de 2022.

Ningún otro pueblo ha debido asumir un proyecto social y de desarrollo en semejantes condiciones, con una hostilidad tan sistemática y prolongada, por parte de la mayor potencia que ha conocido la humanidad. Aun así, bajo las peores circunstancias y las más criminales presiones, Cuba fue capaz de vencer la severa pandemia de la Covid-19 con sus propios esfuerzos y talento.

El bloqueo constituye una violación masiva, flagrante y sistemática de los derechos humanos de todas las cubanas y cubanos. Por su declarado propósito y el andamiaje político, legal y administrativo en el que se sustenta, califica como un acto de genocidio a tenor de la Convención para la Prevención y Sanción del Delito de Genocidio de 1948.

Esta política unilateral constituye el principal obstáculo para la implementación del Plan Nacional de Desarrollo Económico y Social de Cuba hasta 2030 (PNDES), así como para la consecución de la Agenda 2030 y sus Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).

Pocos temas han logrado aglutinar tanto a la comunidad internacional como la condena al bloqueo. Cada vez son más las fuerzas y actores alrededor del mundo que asumen la responsabilidad de denunciar esta política inhumana e ilegal en cada oportunidad y en cada escenario. El presente informe pretende ser un aporte a esos esfuerzos.

Por REDH-Cuba

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