La referencia del título tiene su fuente en una estrofa de la canción “Cita con ángeles” del cantautor y poeta cubano, Silvio Rodríguez, pero que deja traslucir que todas las guerras de ocupación y coloniaje y de imperialismo y barbarie, han sido presididas y sostenidas por el odio y la ambición.

El actuar político, económico, ideológico, religioso y filosófico, está condicionado por el ser moral y sentimental. El odio es un sentimiento negativo o de rechazo, que experimenta el individuo como resultado de sus frustraciones, que tiende a ser vivido de modo muy intenso e incontrolable, despertando en las personas que lo experimentan una profunda antipatía.

También es visto como un sentimiento intenso de repulsa hacia alguien o algo que provoca el deseo de rechazar o eliminar aquello que genera disgusto; es decir, sentimiento de profunda antipatía, disgusto, aversión, enemistad o repulsión hacia una persona, cosa, o fenómeno, así como el deseo de evitar, limitar o destruir a su objetivo.

El odio puede generar aversión, sentimientos de destrucción, destrucción del equilibrio armónico y ocasionalmente autodestrucción, aunque la mayoría de las personas puede odiar eventualmente a algo o alguien y no necesariamente experimentar estos efectos y no de forma inmediata, debido a sus actitudes, formas de hacer distintas cosas o sus propias opiniones.

El odio no es justificable desde el punto de vista racional porque atenta contra la posibilidad de diálogo y construcción común. Es posible que las personas sientan cierta aversión sobre personas u organizaciones, incluso ciertas tendencias ideológicas, evitando la opinión propia como si la persona que odia a los demás fuera la única.

En el psicoanálisis, Sigmund Freud define el odio como un estado del yo que desea destruir la fuente de su infelicidad. La psicología define el odio como un sentimiento «profundo y duradero, intensa expresión de animosidad, ira y hostilidad hacia una persona, grupo u objeto”. Debido a que el odio se cree que es de larga duración, muchos psicólogos consideran que es más una actitud o disposición que un estado emocional temporal.[1]

Una noticia estremeció al mundo, después del golpe anonadador de la masacre israelí contra el pueblo palestino en la Franja de Gaza y toda Palestina: “Estados y sus aliados rechazaron el lunes 16 de octubre una resolución propuesta por Rusia en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas (ONU), que solicitaba un alto al fuego humanitario e inmediato…”[2] en el “cementerio” palestino, pues, en eso es lo que han convertido a Gaza, el jirón terrestre de ese pueblo árabe.

El proyecto, que buscaba proponer un cese de los continuos bombardeos perpetrados por las fuerzas israelíes contra la población civil, había sido impulsado por la delegación de Rusia y avalado por una veintena de países. La propuesta de Rusia sólo logró cinco votos a favor (Rusia, China, Emiratos Árabes Unidos, Gabón y Mozambique), por lo que estuvo lejos de llegar a los nueve que requiere cualquier resolución.

Estados Unidos, Reino Unido, Francia (los tres con derecho a veto) y Japón votaron en contra, mientras que se abstuvieron seis naciones (Albania, Brasil, Ecuador, Ghana, Malta y Suiza).

No cabe dudas, que quienes rechazaron la propuesta, apoyaron el genocidio. Los une el “odio semejante”, más allá de intereses geopolíticos.

Días después, “El embajador palestino ante la ONU, Riad Mansour, en una sesión de emergencia de la Asamblea General de las Naciones Unidas (AGNU), para abordar la situación del enclave costero palestino subrayó que en las casi tres semanas de masacre israelí, el 70 % de todos los asesinados son mujeres y niños. Casi todos los muertos son civiles y especificó que 3000 niños fueron asesinados por el régimen sionista desde el 7 de octubre”.

El 6 de noviembre, a casi un mes del genocidio, hubo casi 10 mil muertos y de ellos, casi la mitad niños, y un tercio, madres de esos y otros niños.

“El régimen de Israel cortó el suministro de electricidad, la mayor parte del servicio de agua y bloqueó la entrada de alimentos y medicinas a Gaza, tras su fracaso ante la operación palestina Tormenta de Al-Aqsa el 7 de octubre”.

“Estamos empleando fuego como nunca antes se había visto en la Franja de Gaza”, afirmó al portal noticioso Ynet un coronel israelí, que no fue identificado. Por su parte, el brigadier Gilad Keinan, jefe del Grupo de Operaciones Aéreas, detalló que unos 100 aviones de combate participaron en el raid ejecutado hace unas horas”.

“Hay muy poca información sobre la situación en Gaza tras el colapso de las comunicaciones e Internet debido a las bombas”.

“En un contexto conexo, la Media Luna Roja Palestina anunció que las comunicaciones con la sala de operaciones de la Sociedad en la Franja estaban completamente cortadas. Precisamente, la Compañía Palestina de Telecomunicaciones confirmó la interrupción total de sus servicios allí”.

“El intenso bombardeo de la última hora llevó a la destrucción de todas las rutas internacionales restantes que conectan a Gaza con el mundo exterior, denunció la empresa. En medio de este panorama, se conoció que en la noche ocurrieron fuertes combates entre los milicianos del Movimiento de Resistencia Islámica (Hamas) y efectivos de las FDI en las zonas de Beit Hanoun y al-Bureij”.

“Varias televisoras árabes mostraron imágenes de las explosiones y largas columnas de humo en varias áreas pobladas del norte de ese enclave costero, donde viven 2,3 millones de palestinos. Las fuentes informaron que pasaron a depender de los satélites para transmitir las imágenes y comunicarse con sus corresponsales”.

El panorama no puede ser más dantesco.

El Presidente cubano, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, en un mensaje audiovisual enfatizaba la posición cubana ante el genocidio israelí y la permisibilidad, apatía y complicidad de potencias imperialistas, encabezadas por los Estados Unidos, enfatizando: “Cuba condena en los términos más duros los bombardeos contra la población en Gaza y la destrucción de sus viviendas, hospitales e infraestructura civil. Repudiamos los asesinatos de personas inocentes, como resultado de la actual escalada, que ataca con saña, sin distinción de etnia, procedencia, nacionalidad o fe religiosa”.

Acentuó la solidaridad caribeña con el dolor por el sufrimiento de las víctimas civiles israelíes del conflicto, precisando que no aceptamos cierta indignación selectiva que pretende desconocer la gravedad del genocidio que hoy se perpetra contra los palestinos, presentando al lado israelí como la víctima y desconociendo 75 años de ataques, de ocupación, de abusos y exclusión.

“¡Nada puede justificar lo que está haciendo su ejército contra Gaza! ¡Nada puede justificar las graves violaciones del Derecho Internacional Humanitario que están cometiendo!”, dijo con indignación y fuerza.

Israel transgrede todas y cada una de las resoluciones de la ONU y todas y cada una de sus obligaciones como potencia ocupante en virtud del Cuarto Convenio de Ginebra, confiando plenamente en que la parálisis del Consejo de Seguridad en este tema garantizará su continua evasión de responsabilidades. Ni siquiera en la gravísima coyuntura actual el Consejo de Seguridad ha sido capaz de llamar a Israel a detener la masacre en curso.

Además de arrogancia y prepotencia, hay un odio compartido, en forma de xenofobia y apartheid.

Los Estados Unidos vetaron en ese órgano una propuesta que simplemente llamaba a pausas humanitarias en el enfrentamiento para permitir el acceso de ayuda a Gaza y garantizar la protección de civiles, porque ellos también odian a los palestinos, rechazan a los árabes y no toleran ninguna otra cultura que no sea las de ellos.

La historia no perdonará a los indiferentes. Y no estaremos entre ellos. Es tiempo de poner fin a la filosofía del despojo para que muera por falta de incentivos la filosofía de la guerra”[3].

Quizás se desconozca, que Francia y Reino Unido, los mismos que se opusieron a la Resolución de una tregua humanitaria, una mañana de abril de 1920 iniciaron una conferencia, en una pequeña población de la Riviera italiana y cuyo objetivo era oficializar el reparto del Medio Oriente otomano.

París se quedaría con Líbano y Siria, mientras que Londres tomaría el control de Irak y Palestina, según lo acordado en la conferencia de San Remo, celebrada del 19 al 26 de abril de 1920, hace 103 años.

Esta repartición entre las dos grandes potencias coloniales de la época se había pactado cuatro años antes, en una reunión secreta en la que, con el consentimiento de Rusia (zarista), el francés François Georges-Picot y el británico Sir Mark Sykes negociaron el ahora famoso Acuerdo Sykes-Picot.

Aquella semana primaveral, no solo se sentaron las bases de las actuales fronteras de Medio Oriente, sino también de muchos problemas que continúan en la actualidad[4].

Las consecuencias de lo ocurrido en San Remo son dramáticas, y no solo lo que pasó en esa conferencia, sino, porque durante muchos años Francia y Gran Bretaña tomaron decisiones que acabaron creando Estados sin naciones, porque las naciones no tuvieron el derecho a expresarse y es parte de la génesis de los muchos problemas que hoy vemos en Palestina, en Líbano, en Irak o en Siria, los que están vinculados evidentemente con lo que sucedió en 1920 y luego en 1921, 1922 y 1923, como señaló el director del Instituto de Investigación y Estudios del Mediterráneo y Medio Oriente (iReMMO), Jean-Paul Chagnollaud, quien también es profesor de ciencias políticas en la Universidad de Cergy-Pontoise y especialista en Medio Oriente.[5]

Curiosamente, esa semana se celebró en San Remo una segunda conferencia referente al reparto de recursos petroleros. La gran demanda energética que hubo durante la guerra había demostrado a las grandes potencias que era importante que contaran con sus propias fuentes de petróleo. Al oficializar los mandatos, los franceses y los británicos también culminaron sus charlas sobre el destino del oro negro de la región, que habían comenzado a negociar a principios de 1919.

Según lo acordado, Francia recibiría una cuarta parte del capital de la Turkish Petroleum Company, que más tarde se convertiría en la Iraq Petroleum Company. Luego el porcentaje fue reducido por razones técnicas, pero lo cierto es que esta repartición de petróleo tuvo consecuencias tremendas. Una de ellas es que impulsó el nacimiento de la Compagnie française des pétroles (CFP) que hoy en día se llama “Total».

Importante es dejar fijado otro acontecimiento ocurrido en el año 1917, conocido como la Declaración Balfour, el primer documento oficial en el que Reino Unido se comprometió a respaldar la creación de «un hogar nacional para el pueblo judío» en Palestina, un ideal buscado por el movimiento sionista, nacido a mediado del siglo XIX. Este compromiso de interés geopolítico, más que de reparación histórica, sería un pretexto para el presente y futuro hegemonismo europeo en la región.

La Declaración, que no tenía en cuenta a los árabes que habitaban Palestina, dio impulso al movimiento sionista y a la emigración judía a Palestina. En 1933, la llegada de los nazis al gobierno alemán favoreció la quinta y más masiva aliyá[6], que hizo aumentar la tensión entre los árabes palestinos y los refugiados judíos. Con esto, se instaló entre la población palestina un sentimiento nacionalista que alcanzó su apogeo durante la Gran Revuelta Árabe, la cual se extendió desde 1936 hasta 1939.

Al conflicto entre árabes y judíos en Palestina y a la presión de las organizaciones sionistas sobre Gran Bretaña para que facilitase la creación de un estado judío se le sumó la entrada en escena de una recién fundada Organización de las Naciones Unidas, que tras la Segunda Guerra Mundial -con el antecedente del Holocausto y la posición de Estados Unidos y la Unión Soviética favorable a la creación de un estado judío en Palestina- propuso en 1947 la «solución de los dos Estados», posteriormente conocida como Resolución 181, la cual optó por «dividir Palestina en dos Estados, uno árabe y otro judío, con un régimen internacional especial para Jerusalén».

En 1948, Israel declaró su independencia. Y ese mismo día, los ejércitos de los países árabes vecinos atacaron el nuevo Estado judío y dieron comienzo a la primera guerra árabe-israelí.

El 15 de mayo -es decir, un día más tarde- el Imperio británico declaró la expiración del Mandato y se retiró oficialmente de Palestina, pero esa no fue la única consecuencia del conflicto, que duró un año y dos meses, aproximadamente: la que fue la Guerra de Liberación para los israelíes y la Nakba («tragedia») para los palestinos terminó con la victoria de los primeros, lo que condujo al desplazamiento de más de 700.000 refugiados palestinos hacia las zonas que les fueron concedidas -la Franja de Gaza y Cisjordania- y hacia otros países árabes como Siria o el Líbano.

Con esto, y a pesar de los múltiples intentos por establecer la paz en la región, este acontecimiento plantó la semilla de un conflicto que sigue vigente a día de hoy, y que registra un enfrentamiento en la actualidad: el pasado 7 de octubre de 2023, tras cumplirse 50 años de la Guerra del Yom Kipur[7], se inició este actual conflicto entre Israel y Palestina, con la Franja de Gaza como escenario de masacre.

El aliado, mentor y “amamantador” del régimen sionista, los Estados Unidos, ha fraguado una presencia en la región sobre la base del odio gemelar al de Israel.

Para dominar la región del Medio Oriente se ha basado en cuatro recursos geopolíticos:

  1. Crear, sostener y apoyar a ultranza al Estado terrorista, imperialista y nuclear de Israel.
  2. Asistirse de Israel para establecer una hegemonía imperialista e imperial en la rica zona petrolera.
  3. Crear estructuras y organizaciones terroristas y desestabilizadoras de Estados y Gobiernos no afines a sus intereses hegemónicos.
  4. Promover guerras con sus aliados de la OTAN para repartirse económica y territorialmente al mundo del Oriente Medio.

El odio semejante de Estados Unidos y sus aliados de Occidente se expresa en el campo bélico, en forma de la OTAN, en el político y diplomático, en el Consejo de Seguridad de la ONU y en todas sus estructuras de presión y chantaje internacional y en el campo económico en el saqueo y expoliación de los recursos naturales de la vasta zona petrolera, que acontece a través de transnacionales e instituciones financieras.

Ese odio, en los últimos 23 años, destruyó a Afganistán, en 2001, a Iraq, en marzo del 2003, a Libia, en 2011, y desde ese mismo año hasta ahora, a Siria.

Estados Unidos ha participado en forma de apoyo político, diplomático, económico, financiero, militar y moral en todas las guerras y conflictos de Israel contra el mundo árabe en el Medio Oriente.

Si se consulta el sitio https://es.wikipedia.org/wiki/Anexo:Vetos_ejercidos_por_Estados_Unidos_en_el_Consejo_de_Seguridad_de_las_Naciones_Unidas se podrá comprobar, que desde 1972 hasta 2016, Estados Unidos y sus aliados del Consejo de Seguridad han vetado 70 resoluciones de condena a Israel y sus atrocidades, de rechazo al apartheid sionista, o en apoyo a una solución a los conflictos en el Medio Oriente, en Palestina o a una iniciativa humanitaria.

Cuánto odio hacia la cultura árabe, cuánta intolerancia hacia los pueblos de esas regiones bíblicas, cuánta irracionalidad e ignorancia política, cuánta indecencia moral se interpone en las soluciones de tan añejos conflictos.

Inicié con la canción de Silvio Rodríguez y concluyo el artículo con su última estrofa: “seamos un tilín mejores y mucho menos egoístas”. ¡He ahí la clave para la solución definitiva al Apocalipsis en la Tierra Santa!, solo tomándome la licencia poética para cambiar el pronombre personal colectivo (nosotros) por la tercera persona (ellos): “Sean, imperialistas, un tilín mejores y mucho menos egoístas”.

Notas:

[1] Extraído de varias fuentes de Internet.

[2] Noticias > Mundo. Consejo de Seguridad de la ONU rechaza propuesta de alto al fuego en Franja de Gaza. https://www.telesurtv.net/news/consejo-seguridad-rechaza-alto-fuego-gaza-20231017-0001.html

[3]https://www.presidencia.gob.cu/es/presidencia/intervenciones/mensaje-de-miguel-mario-diaz-canel-bermudez-sobre-la-situacion-de-palestina/

[4] Norberto Paredes @norbertparedes. “Medio Oriente: cómo Francia y Reino Unido se repartieron la región hace un siglo”. BBC News Mundo. 24 abril 2021. https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-55918785

[5] Ídem

[6] Aliyá es una palabra hebrea que significa “subir”. Hoy la palabra ha llegado a significar el regreso de los judíos a la Tierra de Israel.

[7] La guerra de Yom Kipur, guerra del Ramadán o guerra de Octubre también conocida como la guerra árabe-israelí de 1973, fue un conflicto bélico librado por la coalición de países árabes liderados por Egipto y Siria contra Israel desde el 6 al 25 de octubre de 1973.

Por REDH-Cuba

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