Nadie duda de que somos la Generación de la Continuidad de la Revolución Socialista. Somos la tercera generación de cubanos que se reconoce, pública y conscientemente, como continuadora de la gesta iniciada por Céspedes el 10 de octubre de 1868.

La primera generación en proclamarse como continuadora de la epopeya independentista de 1868-1978, fue la que organizó Martí para desarrollar la Guerra Necesaria. A esa la bautizó con el nombre de “Pinos Nuevos”.

Trascurrirían casi 62 años, desde ese discurso martiano del 27 de noviembre de 1891, para que, en el año 1953, un grupo de jóvenes martianos, patriotas y revolucionarios, se autodenominaran “Generación del Centenario del Apóstol”.

Y no es hasta el año 2019, que, al asumir, el compañero Miguel Díaz-Canel Bermúdez como Presidente de la República de Cuba, se establece la identidad de que somos la “Generación de la Continuidad” de la Revolución y también dejando sentado que, es continuidad de la llamada “Generación Histórica”, precisamente aquellos jóvenes de la Generación del Centenario, que pudieron sobrevivir en la última etapa de la guerra de liberación nacional, ganaron esa contienda, condujeron y lideraron, exactamente 60 años después de 1959, los destinos de la Revolución triunfante y en el poder.

Los desafíos que tiene ahora, y por delante esta Generación, no los tuvo otra alguna, pero tiene la ejemplar trayectoria y páginas de gloria de este pueblo, de esta nación y de esta Revolución. Tiene el privilegio de coexistir en el mismo tiempo con la Generación que le antecede y con el liderazgo del Segundo Jefe de la Revolución, con el pie en el estribo y listo para cargar “al degüello” contra los que atenten contra la obra revolucionaria.

Esta Generación cuenta como ejemplos a seguir, mantener y multiplicar, con el osado alzamiento de Céspedes, la vergüenza imbatible de Agramonte, la digna intransigencia de Maceo, la astucia impresionante de Gómez, el empuje libertario de los cimarrones, la pasión de los poetas de la guerra, la fiereza de Mariana en la manigua y la luz inspiradora de Martí.

Esta Generación cuenta con la fundadora juventud de Mella, los versos tremendos de Villena, el antimperialismo radical de Guiteras, la entrega absoluta de la Generación del Centenario, Haydée y Melba tras los barrotes, Vilma desafiando a los represores, Celia organizando la Comandancia de la Sierra, las madres cubanas enfrentando a la dictadura que asesinaba a sus hijos; el pelotón femenino de la Sierra, la fidelidad sin límites de Camilo, el legado universal del Che, el liderazgo profundo y creador de Fidel, la Continuidad sostenida por Raúl.

Esta Generación tiene muy cerca y frescos las páginas gloriosas de la Gran Rebelión, de la clandestinidad, de los frentes guerrilleros, la Contraofensiva estratégica, la invasión a Occidente, las batallas decisivas, la entrada triunfal a La Habana, la Reforma Agraria, la Alfabetización, la lucha contra bandidos, las milicias, la Victoria de Girón, la Crisis de Octubre, la colaboración internacionalista en África, Asia y América Latina, la guerrilla del Che, hasta la sangre por Vietnam, por Angola, por Etiopía, por Nicaragua, las brigadas médicas, las luchas por los regresos de Elián González y Los Cinco Héroes; las historias de vida de la ELAM, de la Operación Milagro, del ALBA, del contingente Henry Reeve, la Ciencia, la Medicina y la Cultura, que nos salvaron de la pandemia; el deporte de alto rendimiento que nos coloca históricamente dentro de las primeras 16 potencias del mundo, que uniendo a la extinta URSS con Rusia y Alemania, con la ex RDA, estaríamos en el escalafón 14. La lista estará siempre incompleta, pero puede dar idea del gran monumento que el pueblo cubano ha levantado en más de 150 años de lucha.[1]

En el año 2015, el pueblo y el Gobierno cubanos recibieron, con profundos sentimientos de afecto, respeto y hospitalidad, a Su Santidad, el Papa Francisco.

Allí el General de Ejército Raúl Castro Ruz, entonces Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros de Cuba, le expresó al Distinguido Invitado que amamos profundamente nuestra Patria, por la que somos capaces de realizar los más grandes sacrificios y que para lograr una sociedad más justa y solidaria hemos trabajado con sumo esfuerzo y asumido los mayores riesgos desde el triunfo revolucionario.

Lo hemos hecho bloqueados, calumniados, agredidos, con un alto costo de vidas humanas y grandes daños económicos. Fundamos una sociedad con equidad y justicia social, con amplio acceso a la cultura y apego a las tradiciones y a las ideas más avanzadas de Cuba, de América Latina, el Caribe y del mundo.

Millones de personas han recobrado su salud con la cooperación cubana: 325 mil 710 colaboradores han trabajado en 158 países; hoy, cincuenta mil 281 trabajadores cubanos de la salud prestan sus servicios en 68 naciones. Gracias al programa “Yo sí puedo”, 9 millones 376 mil personas han sido alfabetizadas en 30 estados; y más de 68 mil estudiantes extranjeros, de 157 países, se han graduado en Cuba.

Avanzamos resueltamente en la actualización de nuestro modelo económico y social para construir un socialismo próspero y sostenible, centrado en el ser humano, la familia y la participación libre, democrática, consciente y creadora de toda la sociedad, en especial de los jóvenes.

 

Preservar el socialismo es garantizar la independencia, soberanía, desarrollo y bienestar de la Nación. Tenemos la más firme decisión de enfrentar todos los retos para alcanzar una sociedad virtuosa y justa, con altos valores éticos y espirituales. Como señaló el venerable presbítero Félix Varela, “…queremos que las generaciones futuras hereden de nosotros la dignidad de los hombres y recuerden lo que cuesta recuperarla para que teman perderla…”.[2].

El temor a perder la dignidad, equivale al temor a perder las cosas más sagradas para los cubanos: la patria, la nación, la independencia, la Revolución, la soberanía y el Socialismo.

Es imprescindible, que para que esta nueva generación sea continuadora de las que la antecedieron, sea agradecida con su historia, su pueblo heroico y con sus muertos gloriosos.

Donde mejor he visto, poéticamente sintetizado, los argumentos del costo de la ofrenda patria, para detentar lo que tenemos hoy, y soñar con la felicidad y la prosperidad que merecemos del mañana, está en la canción de Pablo Milanés “Hombre que vas creciendo”:

“Hombre que vas creciendo
En el camino ha quedado
Sangre que fue cimiento
Cimiento de lo logrado, sí.

 

Lo que ayer fuera un grito
Hoy cambia en una sonrisa
Cuánto cuesta el destino
Que la patria necesita, sí.

 

Cuánta vida preciosa
Cuántas generaciones
Qué juventud deseosa
Como tú, se perdió

 

¿Cuánto costó este cielo?,
¿Cuánto la tierra amada?,
¿Cuánto alzar la bandera
Que inmolarse los vio?

 

Hombre que vas creciendo
En el camino ha quedado
Sangre que fue cimiento
Cimiento de lo logrado, oh sí

Hoy, 3 de abril de 2024, vísperas de los aniversarios 62 y 63 de las organizaciones que agrupan a las niñas, los niños, los adolescentes y los jóvenes de Cuba, se iniciaron las actividades del XII Congreso de la vanguardia política juvenil. El lema que preside el cónclave es “Crea tu felicidad”. Cuatro retos tienen en la identificación, definición, construcción y defensa de “la felicidad” a crear, como proyecto nacional, colectivo, familiar y personal.

Como contemporáneo generacional comparto mi visión de los componentes que no deben faltar en los proyectos de felicidad a crear como nación-individuo y están refrendados y aprobados por el 87% de la población cubana en la Constitución de la República:

“CONVENCIDOS de que Cuba no volverá jamás al capitalismo como régimen sustentado en la explotación del hombre por el hombre, y que solo en el socialismo y en el comunismo el ser humano alcanza su dignidad plena; CONSCIENTES de que la unidad nacional y el liderazgo del Partido Comunista de Cuba, nacido de la voluntad unitaria de las organizaciones que contribuyeron decisivamente al triunfo de la Revolución y legitimado por el pueblo, constituyen pilares fundamentales y garantías de nuestro orden político, económico y social; IDENTIFICADOS con los postulados expuestos en el concepto de Revolución, expresado por nuestro Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz el 1ro de mayo del año 2000; ADOPTAMOS:

ARTÍCULO 13. El Estado tiene como fines esenciales los siguientes: a) encauzar los esfuerzos de la nación en la construcción del socialismo y fortalecer la unidad nacional; b) mantener y defender la independencia, la integridad y la soberanía de la patria; c) preservar la seguridad nacional; d) garantizar la igualdad efectiva en el disfrute y ejercicio de los derechos, y en el cumplimiento de los deberes consagrados en la Constitución y las leyes; e) promover un desarrollo sostenible que asegure la prosperidad individual y colectiva, y obtener mayores niveles de equidad y justicia social, así como preservar y multiplicar los logros alcanzados por la Revolución; f) garantizar la dignidad plena de las personas y su desarrollo integral; g) afianzar la ideología y la ética inherentes a nuestra sociedad socialista; h) proteger el patrimonio natural, histórico y cultural de la nación, y i) asegurar el desarrollo educacional, científico, técnico y cultural del país.

ARTÍCULO 16. La República de Cuba basa las relaciones internacionales en el ejercicio de su soberanía y los principios antiimperialistas e internacionalistas, en función de los intereses del pueblo y, en consecuencia: a) reafirma que las relaciones económicas, diplomáticas y políticas con cualquier otro Estado no podrán ser jamás negociadas bajo agresión, amenaza o coerción; b) ratifica su aspiración de paz digna, verdadera y válida para todos los Estados, asentada en el respeto a la independencia y soberanía de los pueblos y su derecho a la libre determinación, expresado en la libertad de elegir su sistema político, económico, social y cultural, como condición esencial para asegurar la convivencia pacífica entre las naciones; c) sostiene su voluntad de observar de manera irrestricta los principios y normas que conforman el Derecho Internacional, en particular la igualdad de derechos, la integridad territorial, la independencia de los Estados, el no uso ni amenaza del uso de la fuerza en las relaciones internacionales, la cooperación internacional en beneficio e interés mutuo y equitativo, el arreglo pacífico de controversias sobre la base de la igualdad, el respeto y los demás principios proclamados en la Carta de las Naciones Unidas; d) reafirma su voluntad de integración y colaboración con los países de América Latina y del Caribe; e) promueve la unidad de todos los países del Tercer Mundo y condena el imperialismo, el fascismo, el colonialismo, el neocolonialismo u otras formas de sometimiento, en cualquiera de sus manifestaciones; f) promueve la protección y conservación del medio ambiente y el enfrentamiento al cambio climático, que amenaza la sobrevivencia de la especie humana, sobre la base del reconocimiento de responsabilidades comunes, pero diferenciadas; el establecimiento de un orden económico internacional justo y equitativo y la erradicación de los patrones irracionales de producción y consumo; g) defiende y protege el disfrute de los derechos humanos y repudia cualquier manifestación de racismo o discriminación; h) condena la intervención directa o indirecta en los asuntos internos o externos de cualquier Estado y, por tanto, la agresión armada, cualquier forma de coerción económica o política, los bloqueos unilaterales violatorios del Derecho Internacional, u otro tipo de injerencia y amenaza a la integridad de los Estados; i) rechaza la violación del derecho irrenunciable y soberano de todo Estado a regular el uso y los beneficios de las telecomunicaciones en su territorio, conforme a la práctica universal y a los convenios internacionales de los que Cuba es parte; j) califica de crimen internacional la agresión y la guerra de conquista, reconoce la legitimidad de las luchas por la liberación nacional y la resistencia armada a la agresión, así como considera su deber internacionalista solidarizarse con el agredido y con los pueblos que combaten por su liberación y autodeterminación; k) promueve el desarme general y completo y rechaza la existencia, proliferación o uso de armas nucleares, de exterminio en masa u otras de efectos similares, así como el desarrollo y empleo de nuevas armas y de nuevas formas de hacer la guerra, como la ciberguerra, que transgreden el Derecho Internacional; l) repudia y condena el terrorismo en cualquiera de sus formas y manifestaciones, en particular el terrorismo de Estado; m)ratifica su compromiso en la construcción de una sociedad de la información y el conocimiento centrada en la persona, integradora y orientada al desarrollo sostenible, en la que todos puedan crear, consultar, utilizar y compartir la información y el conocimiento en la mejora de su calidad de vida; y defiende la cooperación de todos los Estados y la democratización del ciberespacio, así como condena su uso y el del espectro radioeléctrico con fines contrarios a lo anterior, incluidas la subversión y la desestabilización de naciones soberanas; n) basa sus relaciones con los países que edifican el socialismo en la amistad fraternal, la cooperación y la ayuda mutua; ñ) mantiene y fomenta relaciones de amistad con los países que, teniendo un régimen político, social y económico diferente, respetan su soberanía, observan las normas de convivencia entre los Estados y adoptan una actitud recíproca con nuestro país, de conformidad con los principios del Derecho Internacional, y o) promueve el multilateralismo y la multipolaridad en las relaciones internacionales, como alternativas a la dominación y al hegemonismo político, financiero y militar o cualquier otra manifestación que amenacen la paz, la independencia y la soberanía de los pueblos.

ARTÍCULO 40. La dignidad humana es el valor supremo que sustenta el reconocimiento y ejercicio de los derechos y deberes consagrados en la Constitución, los tratados y las leyes. ARTÍCULO 41. El Estado cubano reconoce y garantiza a la persona el goce y el ejercicio irrenunciable, imprescriptible, indivisible, universal e interdependiente de los derechos humanos, en correspondencia con los principios de progresividad, igualdad y no discriminación. Su respeto y garantía es de obligatorio cumplimiento para todos. ARTÍCULO 42. Todas las personas son iguales ante la ley, reciben la misma protección y trato de las autoridades y gozan de los mismos derechos, libertades y oportunidades, sin ninguna discriminación por razones de sexo, género, orientación sexual, identidad de género, edad, origen étnico, color de la piel, creencia religiosa, discapacidad, origen nacional o territorial, o cualquier otra condición o circunstancia personal que implique distinción lesiva a la dignidad humana. Todas tienen derecho a disfrutar de los mismos espacios públicos y establecimientos de servicios. Asimismo, reciben igual salario por igual trabajo, sin discriminación alguna. La violación del principio de igualdad está proscrita y es sancionada por la ley.

ARTÍCULO 44. El Estado crea las condiciones para garantizar la igualdad de sus ciudadanos. Educa a las personas desde la más temprana edad en el respeto a este principio. El Estado hace efectivo este derecho con la implementación de políticas públicas y leyes para potenciar la inclusión social y la salvaguarda de los derechos de las personas cuya condición lo requieran. ARTÍCULO 45. El ejercicio de los derechos de las personas solo está limitado por los derechos de los demás, la seguridad colectiva, el bienestar general, el respeto al orden público, a la Constitución y a las leyes”.[3]

A los jóvenes de hoy y mañana, les recuerdo martianamente, que para asumir la hechura de su felicidad debe ser con temple y sin miedo a los riesgos y sacrificios del presente y del futuro, pues no existe Revolución verdadera sin esos desafíos: “¡Los flojos respeten, los grandes, adelante! ¡Esta es tarea de grandes!”

Y nuestros jóvenes, en todas las épocas y generaciones de la Revolución, son grandes, han sido grandes, hacen lo grande y solo es más grande que ellos la obra que defienden.

 

[1] https://www.presidencia.gob.cu/es/presidencia/intervenciones/discurso-pronunciado-por-miguel-mario-diaz-canel-bermudez-primer-secretario-del-comite-central-del-partido-comunista-de-cuba-y-presidente-de-la-republica-de-cuba-en-la-clausura-del-octavo-congreso-del-partido/

[2] https://www.trabajadores.cu/20150919/discurso-de-bienvenida-del-presidente-raul-castro-al-papa-francisco/

[3] http://www.cubadebate.cu/noticias/2019/04/09/descargue-la-constitucion-de-la-republica-de-cuba-pdf/

Por REDH-Cuba

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