“Este cúmulo de memorias se transforma en una nueva memoria, irónicamente desde un hecho que muchos hemos vivido y cada cual recuerda un pedacito“. Así describió Silvio Rodríguez el libro de Patricia Ballote Álvarez presentado recientemente en el Museo de la Música de La Habana.
Con el sello de la Editorial Ojalá, rememora la noche del 19 de febrero de 1968 en Casa de las Américas, cuando tres jóvenes poco conocidos ofrecieron el mítico concierto que marcaría no solo esa fecha en el intenso calendario cultural, sino un antes y un después en la música cubana y latinoamericana.
Aun retumba en la mística que guardan las paredes de la sala Che Guevara y marcó subjetivamente el nacimiento de la Nueva Trova. “Una de las virtudes que tiene un libro como este es armar ese rompecabezas, juntar todos esos pedacitos y hacer una visión más abarcadora, más justa en definitiva, es una de las virtudes que tienen libros como estos y este en especial.” Afirmó Silvio con un brillo especial en la mirada.
“La Habana, día de un año” título de la canción de Silvio y del libro con el que Patricia Ballote debuta como investigadora y escritora, nos vuelve a situar en aquella sala abarrotada de jóvenes, sentados hasta en los pasillos, que se deleitaban al escuchar las letras y la música de las canciones de Pablo Milanés, Silvio Rodríguez y Noel Nicola. En el que también cantaron tres jóvenes que estaban entre el público: Martín Rojas, Eduardo Ramos y Vicente Feliú.
Lo que comenzó hace algunos años como tesis de licenciatura de la joven escritora, se convirtió en la primera escritura de los textosque aparecen en el libro. La admiración de la autora por esa generación, por la Nueva Trova, por lo que esta significa, el concepto que la rodea y por ser un movimiento que aunque tenía grandes precedentes, tomó vuelo para instalarse en la historia de la música cubana.
Una minuciosa reconstrucción de lo que ocurrió y nació ese día marca el concierto del ´68 como el nacimiento de la Nueva Trova que brotó naturalmente, con la iniciativa de un grupo de creadores que pensaron en colectivo convirtiéndolo en masivo. A la memoria de Haydeé Santamaría y en honor a lo que significa la Casa de las Américas para la cultura de todo un continente dedicó la joven escritora cubana el texto que fue presentado recientemente en el Museo de la Música de Cuba, que llenó la sala, algunos de ellos protagonistas de aquella noche singular, como Silvio. Entre amigos, familiares y seguidores de la nueva trova Patricia Ballote confesó:
“Es también una oportunidad de compartir historia con mi niño, si hubiera sido unos años atrás entonces no hubiese sido posible pero sobre todo porque su presencia de alguna manera me salva de esas ausencias sensibles y me obliga a preguntarme algo que no me había planteado antes, que es cómo él heredará entonces este pedazo de historia que estamos presentando“.
“Los testimonios aquí recogidos comienzan hoy un nuevo viaje no como dato único sino como múltiples historias que irán de mano en mano reavivándose, entretejiéndose, fortaleciéndose, se transformarán y se esparcirán como esporas. Propiciar ese ir y venir ha sido un poco el propósito de estas páginas (…) pensar que a partir de esta publicación otras personas se puedan reconocer en estas imágenes, quizás otras personas recuerden que estuvieron allí y me gusta pensar que este es tan solo el primero de otros relatos que vendrán”.
En las palabras introductorias del libro, que cuenta con fotos y poemas inéditos, Patricia expresa: “Ese día, en esa sala (todavía sin bautizar con el nombre del Che y donde aun no se había sembrado el Árbol de la vida, con el que varias generaciones luego la identificarían) nacía un fenómeno creativo de enorme alcance, que iba a fundir de una forma desconocida hasta entonces poesía, música, épica, amor, tradición y ruptura. No lo sospecharon ni los propios protagonistas. Tampoco los asistentes, ni los estudiosos y críticos del momento”.
Una escueta Nota de Prensa de Casa de las Américas, sin otro recurso de publicidad emitida dos días antes del concierto, cuyo facsímil se incluye en la introducción, y se conserva en el archivo de Casa, decía: “Descarga Musical del Centro de la Canción Protesta Casa de las Américas. El próximo lunes 19, a las 9 pm el Centro de la Canción Protesta de la Casa de las Américas, ofrecerá una DESCARGA MUSICAL, que estará a cargo de Pablo Milanés, Noel Nicola y Silvio Rodríguez. Casa de las Américas, Febrero 17 de 1968, Año del Guerrillero Heroico.”
Cincuenta y cinco años después, la joven autora evoca en su libro “la significación que tuvo aquel 19 de febrero desde distintos puntos de vista Sus connotaciones en la vida de cada uno de aquellos creadores nóveles y en la de tantos jóvenes que se sintieron representados por ellos, sus vínculos con una época de particular intensidad histórica, cultural y política para Cuba y el mundo, y su papel en la germinación de un movimiento artístico que después se reconocería como de especial trascendencia nacional e internacional. Este hecho pasó inadvertido como muchos otros que fueron ignorados en su día y después marcaron la memoria colectiva de toda una generación”. Y nos deja con la palabra profunda de Roberto Fernández Retamar que transcribimos a continuación:
…Los símbolos que ellos hicieron
No tenían Libro: los que hicieron las cosas
No tenían nombres, o al menos sus nombres
No los sabía nadie. Las fechas que llenaron
Estaban vacías como una casa vacía.
…El viento inmenso que lo afirma barre las montañas y los llanos