Venezuela es víctima en estos días de una nueva ofensiva que busca desconocer los resultados dimanados del proceso electoral ocurrido el pasado 28 de julio en el país, así como la institucionalidad soberana de la nación. El imperialismo norteamericano, en aliaanza con la ultraderecha local e internacional, no ha dudado en apelar a viejas tácticas, que van desde el reconocimiento a presidentes espurios hasta chantajes, agresiones, terrorismo, etc. Todo lo que pueda contribuir a debilitar el liderazgo popular del presidente Maduro y las conquistas de la Revolución Bolivariana es bienvenido en esta agenda de guerra sucia.

Para reflexionar sobre la política interna de Venezuela, su papel en la estabilidad regional y su dimensión geopolítica, conversamos con Carlos Ron, actualmente viceministro para América del Norte del Ministerio del Poder Popular para las Relaciones Exteriores y presidente del Instituto Simón Bolívar para la Paz y la Solidaridad entre los Pueblos.

JENG: La ultraderecha venezolana reaccionó este 28 de julio siguiendo un esquema similar al aplicado en otros momentos de la historia reciente de Venezuela: denuncia de fraude, un candidato autonombrado e intentos de hacer estallar la violencia en las calles. La novedad en esta oportunidad estuvo en el masivo ataque cibernético en contra del CNE y la creación de un sitio web paralelo al oficial. ¿Cómo leer el escenario actual venezolano a la luz de estos hechos? ¿Qué claves considera importantes para calibrar en su justa medida la victoria del gobierno este 28 de julio?

CR: En primer lugar, decir que no fue una sorpresa y que lo que estamos viviendo en Venezuela en este momento no es el resultado de los eventos del 28 de julio sino del comportamiento crónico de una ultraderecha criolla y del aparato gubernamental estadounidense que sistemáticamente vienen desconociendo la voluntad democrática del pueblo venezolano desde hace varios años. Todo candidato opositor apoyado por Estados Unidos durante las elecciones de 2006, 2012, 2013 y 2018 han cuestionado o desconocido los resultados, mientras que ha sido el Gobierno Bolivariano quien en las derrotas a nivel nacional de 2007 por la Reforma Constitucional y de 2015 por la mayoría de la Asamblea Nacional, ha reconocido democráticamente el resultado. Así que la práctica de desconocimiento es ya una característica de la oposición venezolana.

En segundo lugar, Venezuela es un país que viene sufriendo desde hace por lo menos 10 años, distintos tipos de amenazas, agresiones y medidas coercitivas que han tenido como objetivo propiciar el cambio de gobierno que por métodos democráticos la oposición no ha conseguido. La mayoría del pueblo venezolano demostró el pasado 28 de julio que entiende que ha sido en estos 25 años de Revolución Bolivariana que se han alcanzado enormes conquistas sociales y transformaciones, las cuales precisamente han sido atacadas a través de las medidas coercitivas, pero que aún así ha contado con un gobierno comprometido con el pueblo, que no ha abandonado su compromiso social y que ha sido su punto de apoyo contra la fórmula neoliberal salvaje que han querido implementar. El pueblo venezolano también demostró con su voto que ha sido la derecha extremista venezolana la principal causante de los problemas económicos, de la migración de muchos de nuestros connacionales y de la violencia que en 2014 y 2017 intentó acabar con la paz en el país. Fue un voto para ratificar la continuidad de las transformaciones sociales y para defender la paz de Venezuela ante enemigos dentro y fuera del país.

Finalmente, hay que decir que lo que está en juego en Venezuela en este momento es reflejo de lo que está en juego para toda la humanidad. O consolidamos nuestro camino hacia un modelo de inclusión, de justicia social, capaz de preservar la vida en el planeta y mantener la paz, o nos lanzamos al vacío del odio que promueven los grupos neofascistas cuya respuesta a la crisis global del capitalismo es más individualismo y la acumulación frenética de riquezas a costa de la guerra y de lo que sea. Es una carrera frenética hacia la muerte. Nosotros somos la vida.

JENG: Varios gobiernos de derecha y algunos de izquierda se han sumado a la campaña de acoso y dudas en torno al proceso electoral venezolano. Asimismo la OEA, el Centro Carter y varios otras ONG. ¿Qué implicaciones tiene esto para la geopolítica regional desde su perspectiva?

CR: La estrategia imperialista buscó en estas elecciones imponer su tutelaje sobre el sistema electoral venezolano. Con una abrumante campaña mediática que no solo se expresa en medios convencionales sino también de forma masiva a través de las redes sociales, ya sea por exceso de información falsa o por el veto a fuentes fidedignas, se ha buscado imponer una narrativa de confusión, que cuestione el sistema electoral venezolano -un sistema que posee garantías históricas y ha sido incluso mostrado como ejemplar por organismos electorales independientes – y que cuestione nuestra institucionalidad. Se busca establecer además un grave precedente, en tiempos de redes sociales y nuevas tecnologías de la información, de una especie de auditoría pública internacional de resultados electorales por personas o instituciones que nada saben de las normativas que soberanamente se ha dado el pueblo venezolano. Es parte del orden basado en reglas que pregona el imperialismo de hoy. Abandonar las leyes y el Estado y darle la misma importancia a una institución privada, a una ONG o incluso a actores extranjeros para supervisar o validar una votación. En Venezuela hay una constitución y unas leyes muy claras que determinan cómo se llevan a cabo procesos electorales, pero sobre todo hay un pueblo con cultura democrática que conoce y defiende su sistema electoral y que no aceptará ningún tipo de intervención ajena al proceso.

JENG:¿Cómo interpretar el papel jugado por cierta “izquierda” en esta campaña de duda y desconocimiento de la institucionalidad electoral venezolana?

CR: Nuestro mundo está en disputa. Nuestros procesos populares tienen en cada país su propia dinámica y expresión. No es tarea nuestra juzgarlos y medirlos por estándares ajenos a su propia realidad. La tarea de la izquierda es defender el derecho a la autodeterminación y a la soberanía de los pueblos, denunciar el intervencionismo del imperialismo en todas sus formas y practicar la solidaridad. La derecha siempre intentará utilizar procesos ajenos para lanzar acusaciones, distorsionar realidades y para confundir con sus noticias falsas y medias verdades. Es importante que la izquierda, que el campo progresista y revolucionario, no dé cabida a ese juego y a esa manipulación.

JENG: Importantes actores internacionales como Rusia y China, así como gobiernos amigos han dado su reconocimiento a la voluntad popular expresada en las urnas por las y los venezolanos. Recientemente trascendió la invitación de Rusia para la participación de Venezuela en la próxima cumbre de los BRICS. Esto en un momento de disputa de la hegemonía norteamericana y ascenso de un nuevo orden multipolar. ¿Qué papel juega Venezuela en este proceso?

CR: Venezuela ante todo es un actor independiente, que ha trazado su propia política exterior y de desarrollo, de manera soberana. Venezuela cree que el mundo pluripolar del cual hablaba el Comandante Chávez y del cual incluso evocaba el Libertador Simón Bolívar al plantear la necesidad del equilibrio del universo, ya está aquí y que Venezuela, junto a América Latina y el Caribe, es parte de ese nuevo mundo que tiene que estar marcado por los principios de la cooperación y la complementariedad. Venezuela ha defendido sus intereses no para contraponerse a Estados Unidos ni a ningún otro país, sino para buscar el desarrollo propio y el bienestar de su población. La conformación del BRICS+ es una esperaza para el mundo porque demuestra que con respeto mutuo y con la búsqueda de beneficios compartidos, se puede construir un nuevo camino para la humanidad. Ahí Venezuela quiere estar.

JENG:¿En su opinión, qué aportaría la incorporación de Venezuela al bloque BRICS+?

CR: Venezuela puede hacer muchas contribuciones al BRICS+. En primer lugar, Venezuela tiene muchos recursos naturales, empezando por la mayor reserva mundial de petróleo, pero también tiene un importante potencial en otros recursos y en terrenos fértiles para la producción de alimentos, por ejemplo. Pero también Venezuela puede hacer un aporte significativo a través de su experiencia en la construcción de espacios de integración y cooperación internacional. En los últimos 25 años Venezuela ha sido un actor fundamental en la renovación de espacios como el Mercosur y en la creación de nuevos espacios de relacionamiento entre países, como lo han sido ALBA-TCP, PetroCaribe, Unasur y Celac o más recientemente el Grupo de Países Amigos en Defensa de la Carta de las Naciones Unidas. Se trata de una amplia experiencia en la construcción de espacios para la complementariedad, la cooperación y la solidaridad, para la defensa de la soberanía y de los principios consagrados en el derecho internacional y para la preservación de la paz.

JENG: Una última pregunta, ¿qué representa Venezuela para la geopolítica norteamericana y cuál cree que sería el escenario con el próximo cambio de administración en la Casa Blanca?

CR: La experiencia de los últimos 25 años nos ha demostrado que en cada elección en los Estados Unidos pueden cambiar las formas, los métodos, pero que sigue dominando una visión general que no quiere aceptar a una Venezuela con un gobierno popular y autónomo que toma sus propias decisiones. Es una lástima, porque existen relaciones históricas entre ambos países y podría existir una mejor relación si se partiera de la cooperación y el respeto mutuo y no de la dominación. La posición del Gobierno Bolivariano no ha cambiado en 25 años: solo exigimos respeto a nuestra soberanía y solo queremos garantizar la paz y los derechos del pueblo venezolano. Cuando un gobierno en Estados Unidos esté dispuesto a abandonar las prácticas injerencistas y las agresiones como las medidas coercitivas unilaterales, podrá encontrar a una Venezuela con la disposición de tener relaciones en esos términos.

(*) José Ernesto Novaes Guerrero, Escritor y periodista cubano. Miembro de la Asociación Hermanos Saíz (AHS) y de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC). Coordinador del capítulo cubano de la REDH. Colabora con varios medios de su país y el extranjero.

Fuente: Mate Amargo

Por REDH-Cuba

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