El 25 de noviembre llegó y nos recueda al magnífico guía de Cuba Revolucionaria que ha hecho crecer la conciencia, la razón y el humanamente rebelde timbre en los sentidos, que ha enseñado las mejores prácticas y las esencias – síntesis de las Revoluciones sociales.
Han pasado los años y sin palabras aún no puedo evitar la pregunta y la respuesta: ¿Sería yo capaz de recuperarle del 25 de noviembre? Él, al que tengo con su mano fraterna en mi memoria, me educó en el amor a la vida.
Aprendí con su ejemplo que puso en palabras: “La libertad no se mendiga, sino que se conquista con el filo del machete”. Fidel, conocía al detalle la marcha de la historia, conocía las herramientas con que se tejió cada hilo de la bandera y el tacto que requieren quienes le dan vida.
A los pocos años de haber nacido, 1926, cumpliéndose el primer tercio del siglo XX los imperialistas ya habían intervenido cuatro veces en Cuba, y el 25 de noviembre de 1956, navegaba desde Tuxpan con el Granma cargado de Fideles, … la canción dice “mandó parar”. El 1º de enero de 1959 entraría en La Habana con la trinchera de ideas de la Revolución cualitativa, ética, radical.
El alto horno del estómago profundo de Eisenhower reacciona haciendo su mezcla de guerra, amasaba cólera con hierro y pólvora, siembra plaga y veneno, arremete con violencia de conquista, de genocidio, con la sangre que corre por sus venas agarra por el cuello a Cuba y le pone una argolla de aquellas de esclavo, quiere doblar la cabeza a la rebelde tierra, partirle el cuello y cargarla con gruesas cadenas, formatear al pueblo para que siga dándole la caña de azúcar, para que siga siendo casino y prisión, y el grito rebelde se ha elevado a canción del mundo: ¡abre la muralla!
Fidel el héroe cubano, viajó a EEUU invitado por la Asociación de Directores de Diarios, era el 3er mes del triunfo, y el generalote Eisenhower derrotado se escondía para no sentir la mirada a los ojos, de frente, del padre de Cuba, … y mientras se escondía, cobarde, colocaba los pilares de su siguiente genocidio, del bloqueo; desde su estómago profundo, echó su vomitó de odio: el yanqui … era pura salmuera, … conservaba y resaltaba el sabor de su rencor, su aborrecimiento, su desprecio a la vida del pueblo y su Revolución, … se escondía de ella, se escondía, … cobarde su estómago profundo.
El 25 de noviembre, Fidel, Comandante del amor a la vida, trinchera de las gentes solidarias, de las gentes antiimperialistas, repetimos con la conciencia, la razón y el humanamente rebelde timbre en los sentidos, tu voz de resistencia: “El endurecimiento del bloqueo contra Cuba multiplica la gloria y el honor de nuestro pueblo: NO NOS RENDIREMOS”.