El incompetente secretario de estado de EE.UU., Marco Rubio, desató nuevamente toda su ira contra Cuba el pasado 13 de agosto, precisamente el día que el mundo entero resaltó y recordó al líder histórico de la Revolución de la mayor de las Antillas, Fidel Castro, en ocasión de su 99 cumpleaños.
“Marquito se molestó muchísimo y pretendió con su furia desviar la atención del homenaje global a Fidel, quien acaparó de manera espectacular las redes sociales y medios de prensa internacionales”, coincidieron fuentes amigas.
El jefe de la diplomacia de Washington anunció ese día otras medidas anticubanas, entre ellas restricciones de visados a varios funcionarios gubernamentales de La Habana, así como de países africanos y caribeños, por su participación en la contratación de servicios médicos de la isla antillana.
Igual amenazó con sancionar a funcionarios brasileños y exdirectivos de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), por haberse implicado en el programa “Mais Médicos” que laboró hace unos años en el gigante latinoamericano con profesionales cubanos.
Tratando de esconder que su presidente Donald Trump lo excluye de asuntos de relevancia de la Casa Blanca, Rubio la emprendió otra vez con el prestigioso ejército pacífico de Batas Blanca del decano archipiélago del Caribe que cura y salva vidas en naciones de los cinco continentes.
Con su conocida prepotencia, propia de quienes tienen complejo de inferioridad y necesitan sobresalir, el rabioso responsable de la diplomacia de Washington advirtió que su régimen está comprometido a poner fin a la colaboración internacional de Cuba en la esfera de la salud.
Agredir perennemente a la isla y, a su vez, dejar a numerosos pueblos del mundo sin asistencia sanitaria es una obsesión crónica sin remedio de Rubio que lo llevará al fracaso.
Sus intimidaciones y presiones en nombre de Washington serán desoídas, y el molesto “Marquito” se anotará otro revés como los que ya acumula por su conducta agresiva contra Nuestra América.
La Patria de Fidel continuará con su colaboración con las naciones que lo necesiten en la esfera de la salud y en otras, porque Cuba ha sido y será siempre un país solidario y altruista, a diferencia de EE.UU.