Por estos días he recordado de mi adolescencia las agresiones que cometían barcos de guerra de EE.UU. a pesqueros cubanos, como igual lo hicieron hace pocos días contra trabajadores del mar venezolanos.
En las décadas de los años 60 y 70, navíos militares de Washington atacaban en reiteradas ocasiones a lanchas de pesca de la isla caribeña y secuestraban a sus ocupantes cuando realizaban sus labores en las aguas del Caribe,
Ese maquinar belicista de la Casa Blanca tenía como propósito intimidar al pueblo cubano, y buscar pretextos para desencadenar una intervención castrense en la mayor de las Antillas que diera al traste con su Revolución del 1 de enero de 1959.
Me vienen a la mente imágenes de entonces de los multitudinarios actos populares, liderados por el Comandante en Jefe, Fidel Castro, exigiendo el fin de los secuestros de los pescadores y de los ataques piratas.
Tales acciones, junto a otras tantas terroristas perpetradas por contrarrevolucionarios financiados desde Miami, se sumaban al bloqueo impuesto por EE.UU. a Cuba, y a planes de atentados contra Fidel y los dirigentes de la Revolución.
Más de 50 años después, los ahora ocupantes de la Casa Blanca repiten el mismo guion contra Venezuela, desplegando buques de guerra en el Caribe, y atacando a pescadores de la patria de Bolívar y Chávez.
La respuesta del presidente Nicolás Maduro a las provocaciones enemigas ha sido contundente, y ha denunciado junto a sus compatriotas las verdaderas intenciones de la administración del mandatario Donald Trump.
Los gobiernos de La Habana y Caracas son dos espinas clavadas en la garganta del decadente imperio del norte brutal y revuelto, que busca incluso viejos y fracasados métodos para destronarlos.
Por esa razón, Cuba y Venezuela sufren hoy arreciados bloqueos y sanciones de EE.UU., continuas campañas mediáticas, y hechos terroristas de todo tipo.
Pero una vez más el repetido libreto frustrado de Washington terminará por ser derrotado, porque la historia sí repetirá las victorias de las revoluciones Fidelista y Chavista.
Rubén G. Abelenda. Embajador cubano y periodista