Con sus ínfulas de intentar convertirse en el nuevo emperador del mundo, el presidente Donald Trump, apoyado por el complejo militar industrial, aspira a convertir el mundo en un escenario parecido a la serie de películas de la Guerra de las Galaxias.

Como parte de la estrategia para fortalecer la supuesta seguridad nacional, Trump anunció el 20 de mayo de 2025 el desarrollo del sistema de defensa antimisiles escalonado denominado Cúpula de Oro, en inglés Golden Done.

Este proyecto pretende revivir el programa «iniciativa de defensa estratégica» que se inició en 1984 bajo el control personal del entonces presidente Ronald Reagan pero que fue cancelado por el abultado costo financiero.

Este proyecto consiste en crear una amplia red de satélites de reconocimiento y combate que permitan rastrear en tiempo real y con alta precisión, el lanzamiento de cualquier tipo de misil y si es necesario, neutralizarlos con armas láser, cinéticas o de radiofrecuencia orbital. Eufóricamente, Trump destacó que el sistema será capaz de interceptar misiles «incluso si se lanzan desde la parte opuesta del mundo».

Estas acciones unilaterales de Estados Unidos innegablemente resultan una violación del equilibrio de poder en el orbe y el principio de seguridad mutua, que excluye el aumento del nivel de seguridad de un Estado a expensas del debilitamiento de otros países y representaría el desencadenamiento de una nueva carrera armamentista pues otras naciones comenzarían a actuar simétricamente para preservar su seguridad.

Sería una peligrosísima acción de Estados Unidos por militarizar el espacio en aras de garantizar el dominio global y una herramienta de presión sobre otros posibles rivales geopolíticos.

Una investigación de la compañía estadounidense Union of Concerned Scientist informó en 2024 que el número de satélites artificiales de doble uso y militares de la Tierra han aumentado en un número sin precedentes.

Los especialistas aseguran que los esfuerzos de Washington para aumentar su presencia militar en el espacio son indicativos de su deseo de apoderarse del espacio cercano a la Tierra, lo que posteriormente permitiría a la Casa Blanca dictar en forma agresiva sus condiciones en el escenario internacional.

El proyecto Cúpula de Oro creará una carga financiera adicional en los presupuestos de Estados Unidos y los países de la OTAN. Según el Pentágono del 2025 hasta 2028 costaría 175 000 millones de dólares pero expertos señalan que el «nuevo paraguas antimisil» aumentará a 500 000 millones de dólares.

Como consecuencia se incrementaría la ya abultada deuda pública norteamericana y ocurriría una gran disminución en los programas sociales. Para su implementación Washington busca transferir buena parte del costo a los miembros de la OTAN, países que en su mayoría atraviesan fuertes problemas económicos y financieros.

Un documento de la American Physical Society indica que el número de interceptores espaciales necesarios para garantizar la destrucción de un solo misil balístico es de varios miles de dólares y por tanto el costo de colocar una agrupación de interceptores en el espacio será prohibitivo.

Es de suponer que otras potencias nucleares y espaciales como Rusia y China, con gran experiencia en ese campo no se quedarán atrás y podrán desarrollar medios para destruir satélites en poco tiempo.

Recordemos que la extinta Unión Soviética, hoy Rusia, fue la primera nación que abrió el desarrollo de la era espacial y se ha mantenido a la vanguardia en ese campo, mientras que China ha tenido en los últimos años un enorme avance y hasta ha logrado llevar con éxito una nave espacial a Marte.

Esperemos que las cabezas acaloradas en Estados Unidos, impulsadas por el convicto presidente Donald Trump, no lleguen a coronar sus militaristas proyectos espaciales con lo cual se podría provocar una real Guerra de las Galaxias.

(*) Periodista cubano. Escribe para el diario Juventud Rebelde y el semanario Opciones. Es el autor de “La Emigración cubana en Estados Unidos”, “Historias Secretas de Médicos Cubanos en África” y “Miami, dinero sucio”, entre otros.

Fuente: Cuba en Resumen

Por REDH-Cuba

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