Luchar contra el unipolarismo, el terrorismo mediático y la violencia del imperialismo. Construyendo el socialismo martiano de Fidel, Raúl y Díaz-Canel
Fuente: Faro di Roma
Se celebró en Roma una manifestación de gran valor político, para expresar la solidaridad internacionalista hacia Cuba, un país que desde hace más de 60 años sufre un inhumano bloqueo que impide todo abastecimiento, demostrando saber resistir al asedio gracias al coraje y la fuerza moral de sus ciudadanos. De hecho, Cuba se erige como símbolo de resistencia y esperanza: es la “Isla que está”, el lugar donde los sueños de los revolucionarios continúan realizándose. A pesar del brutal y persistente bloqueo económico, financiero y comercial, la nación cubana ha sabido construir pilares fundamentales de justicia social. Desde la visión de José Martí, el gran apóstol de la libertad cubana, hasta la Revolución, el compromiso con la salud y la educación ha sido absoluto, garantizando un sistema universalista envidiado por muchas naciones opulentas. La educación y la salud en Cuba no son mercancías, sino derechos inalienables, encarnando ese sueño de equidad y soberanía que los revolucionarios prometieron y cumplieron. Cuba demuestra que otro mundo es posible, incluso cuando se está obligado a resistir el asedio de la mayor potencia imperial.

La vergüenza del veto y la lucha por la autodeterminación
Y es precisamente esta resistencia la que volverá a ocupar un lugar destacado en las próximas semanas con motivo de las votaciones en la ONU que, una vez más, pondrán de relieve la verdadera infamia de las relaciones internacionales. La cuestión del veto concedido a Estados Unidos (y por extensión a Israel) es una herida abierta en la democracia mundial. Es inaceptable que el voto de más de 190 naciones que piden el fin del bloqueo o la condena de actos de guerra pueda ser anulado por el capricho imperialista de solo dos países. Esta dictadura del veto es la negación de la soberanía de los pueblos y convierte a la Organización de las Naciones Unidas en un mero instrumento de Washington. Contra esta injusticia estructural, la batalla de Cuba por la autodeterminación resuena como una advertencia para todo el Sur Global.
Ante estos desafíos globales, la solidaridad militante en Italia es más necesaria que nunca. Ayer, quienes marcamos realmente la diferencia fuimos nosotros: la USB, la Red de los Comunistas, Poder al Pueblo, Cambiare Rotta, con la presencia militante de *FarodiRoma* y de los compañeros de la Asociación Italia-Cuba y de Patria Socialista, junto con otros compañeros de la solidaridad con la Cuba socialista y revolucionaria. Esta composición de base, formada por sindicalistas combativos, activistas y jóvenes compañeros, así como el compromiso de un medio que nació refiriéndose explícitamente a la visión del Papa Francisco —en el cual tengo el honor de firmar como editorialista—, demuestra que el compromiso con Cuba y con la liberación de los pueblos no es asunto de élites ni de grandes cifras, sino de conciencia organizada y de arraigo en las luchas cotidianas. Una red que continuará apoyando el sueño cubano contra toda forma de bloqueo e imperialismo.
Para llevar un testimonio de cercanía y afecto, pero sobre todo de respeto por el coraje de los compañeros cubanos, la multitud de militantes partió de la Piazza Ugo La Malfa, en el Aventino, frente a la espléndida estatua de Giuseppe Mazzini. Un lugar altamente simbólico, a menudo descuidado pero profundamente ligado a nuestra historia republicana: Mazzini fue, de hecho, el fundador de la República Romana, y nadie mejor que él puede representar esos ideales de libertad, justicia y renovación que aún hoy inspiran las luchas de los pueblos. Mazzini encarnó un espíritu de cambio radical en una época en la que ni la monarquía ni el papado toleraban las transformaciones sociales. Su visión sigue siendo actual para quienes, como nosotros, creen en la construcción de un mundo nuevo, fundado en la autodeterminación de los pueblos.
Esta misma área de movimiento, en los meses de septiembre y octubre, fue protagonista de grandes manifestaciones en apoyo a Palestina y a la heroica resistencia de su pueblo, contra el sionismo y contra el terrorismo de Estado de Israel. Al mismo tiempo, lleva adelante la lucha contra las amenazas militares y la agresión imperialista a Venezuela, así como contra la economía de guerra que el Norte del mundo, imperialista y unipolar, sigue imponiendo a Cuba, Nicaragua, Venezuela, Siria, Palestina e Irán.
Una vez más, en estos días, la Asamblea General de las Naciones Unidas se dispone a debatir el bloqueo contra Cuba. Y como cada año, prevemos que serán solo dos los votos a favor de su continuación —los de Estados Unidos e Israel— frente a unos 190 votos que piden su fin. Sin embargo, este bloqueo criminal y anacrónico continúa asfixiando y matando: es un bloqueo genocida que golpea a enfermos, niños y familias cubanas, impidiéndoles recibir una atención adecuada y desarrollar sus potencialidades.
La única “culpa” de Cuba es haber elegido, hace sesenta y cinco años, el camino de la autodeterminación, el camino martiano y luego socialista: interpretar y actualizar el pensamiento de José Martí en clave antimperialista y anticolonialista. Hoy eso significa estar con el mundo policéntrico y multipolar, contra el unipolarismo impuesto por las potencias occidentales. Significa defender el socialismo cubano, el socialismo fidelista, el de los Comités de Defensa de la Revolución, que se une al socialismo comunitario venezolano y que comparte con él la construcción desde abajo de la sociedad.
La manifestación partió del monumento a Mazzini con cientos de participantes, atravesando la bajada del Circo Máximo, pasando frente a la FAO y continuando por la Via dell’Aventino hasta la Via Licinia, donde se celebró una serie de intervenciones para expresar solidaridad con el presidente cubano Miguel Díaz-Canel y con el pueblo de la isla. Los eslóganes —“Yo soy Fidel”, “Viva Raúl”, “Viva la Revolución Cubana”— resonaron durante largo rato, junto con los cantos y las banderas rojas que ondeaban orgullosas bajo el cielo de Roma.
Fue una manifestación de gran fuerza y calidez humana, un homenaje a la resistencia del pueblo cubano que, a pesar de sufrir por las sanciones y el bloqueo, sigue exportando amor, médicos, maestros y solidaridad. Desde África hasta América Latina, pasando por Italia, Cuba difunde el socialismo del amor, el socialismo revolucionario, guevarista y martiano: el verdadero socialismo, el de los pueblos y los comités de base.
Por nuestra parte, como Red de los Comunistas y como militantes internacionalistas, nos comprometemos a que esta solidaridad continúe, se fortalezca y sirva de ejemplo. Llevar adelante la batalla de las ideas significa construir, día tras día, un mundo socialista, justo y humano; significa luchar contra el unipolarismo, el terrorismo mediático y la violencia del imperialismo.
Como recordaba José Martí, “ser cultos para ser libres” y “el amor se paga con amor”: dos frases que son un camino de esperanza y de lucha. Y son precisamente los jóvenes —como los de Cambiare Rotta presentes hoy en la plaza— quienes deben recoger este testigo para continuar, con pasión y valentía, la batalla por la autodeterminación y por la justicia social.
Luciano Vasapollo
