El suceso tuvo lugar con motivo del proyeco “25 para el 25” -iniciativa de la Presidenta mexicana Claudia Sheinbaum-, que hará posible distribuir gratuitamente 2.5 millones de libros a adolescentes y jóvenes de entre 15 y 30 años. Los especiales destinatarios pertenecen a 14 naciones de América Latina, entre las cuales está Cuba


La idea tomó cuerpo este miércoles desde el Capitolio Nacional, en el Salón de los Pasos Perdidos, cuando el Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba -simultáneamente con la presentación inaugural de su homóloga en el Zócalo de la Ciudad de México- lanzó el Proyecto de naturaleza educativa y cultural, el cual es iniciativa del Gobierno de la hermana nación azteca y su Fondo de Cultura Económica (FCE).
Ante unos mil jóvenes cubanos reunidos en el bello Salón del capitolio habanero, el mandatario expresó que, cuando lo invitaron a hablar en el lanzamiento del proyecto “25 para el 25”, dijo “enseguida que sí, por tres razones:
Primero, la iniciativa llegó de una nación hermana a la que mucho debemos y queremos. Segundo: se trata de libros impresos, con autores y obras conocidas y otras que nos encantaría leer. Y, en tercer lugar -aunque también puede ser lo primero-: (el proyecto) está concebido para jóvenes de entre 15 y 30 años, de varios países de Nuestra América”.
“Así que, gracias por la oportunidad, queridos Claudia, Paco (Ignacio Taibo II), Embajador (de México en Cuba, Miguel Díaz Reynoso), y Abel (Prieto Jiménez). Gracias también al equipo de Casa de las Américas que acogió como suyo este acontecimiento cultural”.
El mandatario contó ante la juventud, y ante un amplio grupo de dirigentes de la Revolución, que “como ingeniero de formación, soy un apasionado de la tecnología que disfruta los tremendos avances que se están operando todos los días en el mundo digital, pero nunca he podido desprenderme del amor por los libros impresos, ni de la emoción de leer, pasando las hojas con ansias de absorber el conocimiento que encierran”.
“Pienso -afirmó- que no hay nada como un buen libro para que la imaginación se desate. Y si es un libro impreso, al placer de leer se le añade entonces el de atesorar ideas y frases con las que te identificas profundamente, al punto de irlas marcando en esos libros que envejecen a tu lado, llenos de notas”.
“Hay que agradecer al gobierno de México, a su Presidenta, y particularmente a Paco Ignacio Taibo II, que tan bien conoce a Cuba y a quien tan buenos libros debemos, que nos hayan incluido en este hermoso proyecto”, recalcó el dignatario, quien significó que el hecho “es un acto de justicia con la Revolución cubana y con su líder histórico, el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz”.
Díaz-Canel Bermúdez recordó entonces lo que Fidel dijera en su afán por fomentar la lectura como fuente fundamental del conocimiento: “No le decimos al pueblo cree. Le decimos lee”, había expresado el Gigante Guerrillero.
“De esa voluntad -recordó el Jefe de Estado- nació una de las primeras instituciones culturales de la Revolución, el 31 de marzo de 1959. Hablo de la Imprenta Nacional, cuyo primer libro es nada menos que El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha, de Miguel Cervantes y Saavedra, con ilustraciones de Pablo Picasso y Gustavo Doré”.
“En aquella imprenta, dirigida por Alejo Carpentier, genio de nuestras letras, se imprimieron también las cartillas y textos básicos de la gran Campaña de Alfabetización que en menos de un año convirtió a Cuba en territorio libre de analfabetismo y para siempre en una nación apasionada por la lectura y siempre sedienta de conocimiento”.
El Presidente cubano compartió este, uno de los más bellos pasajes de la Revolución: “Cuentan los que vivieron la efervescencia de aquellos días, que cuando se preparaba la campaña de Alfabetización, en un discurso público, Fidel prometió premiar a quienes se alfabetizaran y escribieran una carta al Ministerio de Educación de su puño y letra. El premio era un libro de Historia y Geografía de Cuba, y algunas nociones de las del mundo”.
A Fidel y a su infatigable batalla por elevar constantemente la cultura del pueblo dedicó el mandatario parte de sus reflexiones. Y en otro momento enunció que se había extendido un poco en sus palabras, asumiendo el propósito declarado del proyecto “25 para el 25” de acercar a los más jóvenes al gusto por la lectura, no solo por obligación escolar: “Sepan que líderes como José Martí y Fidel Castro lograron poseer una cultura enciclopédica que deslumbró a sus contemporáneos, gracias a los libros”, destacó el Jefe de Estado. Y resaltó seguidamente:
“Cumpliendo sus sueños, la Revolución cubana no ha cesado de estimular la creación y producción literaria, desde aquella Imprenta Nacional que se transformó en Instituto Cubano del Libro, hasta las muy revolucionarias editoriales provinciales, las campañas y ferias del libro, que con el tiempo se han transformado en auténticas fiestas del libro y la lectura en todo el archipiélago cubano”.
Díaz-Canel comentó que, según le han explicado del proyecto, uno de sus objetivos es “disputar parte del tiempo de los jóvenes que hoy se concentran casi por completo en redes sociales, video-juegos, y contenidos audiovisuales breves -y cada vez muchos de ellos más banales y simples-, ofreciéndoles una alternativa realmente enaltecedora”.
“No se trata, por supuesto, de prohibir las actividades lúdicas, sino de abrir caminos nuevos en la apropiación de los conocimientos y demostrar que la literatura puede ser divertida y emocionantemente intensa hasta que leer se vuelva una opción atractiva y no una obligación escolar”.
“Sin dudas -recalcó Díaz-Canel- esta colección puede tener un impacto importante en las juventudes de América Latina y el Caribe, sobre todo en cuanto al acceso a libros y a la literatura latinoamericana contemporánea y del siglo XX, al quitar una de las barreras más fuertes para la lectura en los países de menor desarrollo: el costo del libro y la falta de bibliotecas bien surtidas”.
“La gratuidad del proyecto abre la posibilidad de que adolescentes y jóvenes que nunca han podido comprar un libro en algunos países, de un autor latinoamericano, puedan tenerlo físicamente en sus manos y los compartan con sus pares”.
En opinión del mandatario, “otro acierto indiscutible, coherente con la propia política de gratuidad del proyecto es la estrategia de distribución, en escuelas, universidades, casas de cultura, salas de lectura y todo tipo de espacio colectivo afín, favoreciendo su extensión y alcance”.
Por tales razones, el Presidente cubano dijo sentirse muy honrado por “dar la voz de arrancada al comienzo en Cuba del proyecto”, idea descrita por él como “un puente de papel y tinta que une a las juventudes de nuestra América”.
Sobre la amistad entre México y Cuba, el dignatario valoró que “compartimos una historia de siglos, de luchas por la independencia, la justicia social y la dignidad de nuestros pueblos, en el transcurso de la cual floreció una cultura de tantos y tan diversos enlaces, que en no pocos casos resulta imposible diferenciar qué pasó de México a Cuba, y qué de Cuba a México”.
El Jefe de Estado aseveró que “estos libros que hoy México pone en las manos de la juventud cubana, dan continuidad a ese diálogo entrañable y profundo, de tantos siglos”.
“25 para el 25” nace, según afirmó el Presidente de la Mayor de las Antillas, con una convicción sencilla y poderosa: “La juventud de América Latina y el Caribe merece tener libros en las manos, no solo en las vitrinas. Merece historias que hablen de sus barrios, de sus dolores, de sus esperanzas; voces que se atreven a cuestionar, a imaginar otros mundos posibles y mejores”.
“Cada ejemplar de esta colección -agregó- es una invitación a mirar con otros ojos el pasado y el presente de la región. En estas páginas hay dictaduras y resistencias, hay amores y pérdidas, hay rabia y también ternura. Son libros escritos por latinoamericanos y latinoamericanas que se atrevieron a decir no a la injusticia y sí a la dignidad de los pueblos”.
“Gracias hermanas y hermanos por incluirnos en el proyecto. Al iniciarlo aquí, se reconoce el lugar de Cuba en la historia política y cultural del continente, pero también se apuesta por su futuro, por los jóvenes que hoy estudian, trabajan, crean y resisten en esta Isla”, enfatizó el mandatario, quien en otro momento enunció que “la lectura no es un lujo ni un castigo escolar; es un derecho y una forma de libertad”.
“Cada página es una pregunta que nadie puede responder por ustedes. Cada historia es una oportunidad para imaginar cómo quieren que sea el mundo en el que van a vivir”.
“Hoy, al arrancar esta campaña, en Cuba hacemos un llamado a las escuelas y universidades, para que conviertan estos libros en talleres, grupos de lectura y espacios de diálogo crítico”. También mencionó a las bibliotecas y casas de la cultura, para que acerquen los libros “a quienes nunca han tenido un libro propio”; a las familias, “para que acompañen a sus hijas e hijos en la aventura de leer”; Y, sobre todo, los jóvenes, “para que hagan suya esta colección y la conviertan en parte de su propia historia”.
“¡Gracias, México, por compartir con nosotros el poder transformador de los libros!”, dijo hacia el final de sus palabras Díaz-Canel Bermúdez.
Cuando la sensibilidad es la que prima, casi todo emociona. Por eso fue gratificante escuchar en la antesala de la intervención del mandatario, al presidente de Casa de las Américas, Abel Prieto Jiménez, quien expresó que es muy hermosa esta idea de regalar libros cuando hay otros en el mundo que lo que hacen es regalar bombas. “Libros y no bombas es lo que necesita la humanidad”, resaltó el prestigioso intelectual.
Por su parte, el embajador de México en la Isla, Miguel Díaz Reynoso, destacó que resultaba emocionante el número de jóvenes presentes, y un lugar tan majestuoso. El suceso, dijo, distingue el afecto que Cuba siente por México.
El diplomático habló de la trascendencia que tiene dar espacio privilegiado a los libros, a la cultura, a la esperanza; trasladó un “muy fraternal y muy caluroso saludo” de la primera mujer Presidenta de su nación; y sobre los textos, comentó:
“Son los nuestros y la idea es recuperarlos, reeditarlos”. Así será, explicó, para que los jóvenes no olviden: “Hay que reeditar lo que nos puede ilustrar y nos puede dar senderos de quiénes somos”, destacó el embajador.
Al final de la ceremonia de lanzamiento, cada joven recibió un libro gratuito. Resultaba esperanzador ver a muchos como de pronto detenidos: verlos inmersos, ojeando el ejemplar entre sus manos, con la curiosidad más pura y alentadora del mundo.
