“Hay acontecimientos que son históricos en los grandes procesos políticos. Este, en que iniciamos el Primer Congreso del Partido es uno de ellos. Nos ha correspondido por esto el privilegio de vivir un minuto culminante en la vida revolucionaria de nuestra Patria…”
Fidel Castro Ruz
Fue el 26 de Julio de 1974, durante la concentración conmemorativa efectuada esta vez en Matanzas, que el Primer Secretario del Partido Comunista de Cuba, Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, anunció la celebración del Primer Congreso de esa organización durante el segundo semestre del siguiente año. El 10 de abril de 1975, -aniversario 103 de la fundación del Partido Revolucionario Cubano de José Marti,- fue que el Buró Político creo la comisión preparatoria central del evento, con Fidel como Presidente y Raúl Castro como vicepresidente, y se comenzó el amplio proceso de participación previa que debía llevarse a cabo. El 16 de abril del propio año se hizo pública la Convocatoria, -en el aniversario 14 de la Victoria de Girón y la Proclamación del Carácter Socialista de la Revolución,- fecha que es considerada como de fundación del Partido.
Entre los días 17 al 22 de diciembre de 1975 sesionó el Congreso en el Teatro Karl Marx de La Habana, que a partir de entonces fue llamado con ese nombre, y las palabras de apertura estuvieron a cargo de Raúl en su carácter de Segundo Secretario.
Sin dudas, el Informe Central presentado por Fidel constituyó la columna vertebral del evento y la base para sus Resoluciones y Acuerdos, tanto por su introducción como por su análisis histórico, sus capítulos dedicados al desarrollo económico-social; la nueva Constitución de la República; la proyectada división político-administrativa: las organizaciones de masas y sociales; las Fuerzas Armadas Revolucionarias; el Ministerio del Interior; la Unión de Jóvenes Comunistas; la política exterior y “el intenso trabajo de los próximos años”
Tal como señaló Fidel en el epílogo, “comprendemos que puede haber omisiones, que algunos temas han sido tratados brevemente en aras del tiempo, incluso tal vez algunos detalles pueden sobrar, pero hemos hecho todo lo humanamente posible por reflejar la obra de la Revolución y su significado histórico. No es fácil sintetizar los antecedentes de nuestro actual proceso y 17 años de poder revolucionario en pocas palabras,,,”
Mención aparte merece el capítulo X dedicado al Partido y su caracterización, papel dirigente, formas de ingreso, ejemplaridad de la militancia, misiones, objetivos y tareas.
Es en el Informe Central donde se expresan conceptos que han pasado a ser imperecederos y guían actualmente con plena vigencia la vida y la obra de la organización cada día.
Uno de ellos se destaca: “El Partido lo resume todo. En él se sintetizan los sueños de todos los revolucionarios a lo largo de nuestra historia: en él se concretan las ideas, los principios y la fuerza de la Revolución: en él desaparecen nuestros individualismos y aprendemos a pensar en términos de colectividad: él es nuestro educador, nuestro maestro, nuestro guía y nuestra conciencia vigilante, cuando nosotros mismos no somos capaces de ver nuestros errores, nuestros defectos y nuestras limitaciones: en él nos sumamos todos y entre todos haremos de cada uno de nosotros un soldado espartano de la más justa de las causas y de todos juntos un gigante invencible; en él las ideas, las experiencias, el legado de los mártires, la continuidad de la obra, los intereses del pueblo, el porvenir de la patria y los lazos indestructibles con los constructores de un mundo nuevo en todos los rincones de la tierra, están garantizados…”
Concluyó este párrafo con la frase que se ha convertido en principio y guía a la vez: “El Partido es hoy alma de la Revolución Cubana”.
El Informe Central al Primer Congreso, cuyo medio siglo estamos conmemorando en pleno combate, es desde entonces un documento esencial en la gloriosa historia de la <Patria, la Revolución y el Partido mismo, y a pesar del tiempo transcurrido desde su presentación y aprobación, su lectura y comprensión y el sentido del momento histórico en que así lo fuera, se tornan imprescindibles para la acumulación de fuerzas y experiencias que reclama el momento actual. De aquel congreso emergió el Partido como indiscutible garantía de la unidad y la continuidad histórica, de la independencia y la soberanía, de la justicia social y el internacionalismo.
Para quienes no vivieron aquellos momentos, su lectura significa adentrarse en aquella etapa inicial de la construcción socialista que permitan extraer las conclusiones más útiles y oportunas para el momento actual, acumulando dialécticamente las más valiosas y oportunas experiencias.
Para quienes tuvieron la posibilidad de convivir con ellas, significa corroborar sus éxitos y aportes, a la vez que deshechar desvíos o errores que también en el Informe se puntualizan y se llama a rectificar.
A esos efectos se dice textualmente: ”Este Congreso será como una estrella luminosa que nos guía por ese camino. El Partido, sus normas, sus principios, su organización, su fuerza, nos llevarán adelante invenciblemente. No habrá dificultad que no seamos capaces de vencer, ni error que no pueda evitarse si puede preverse, ni deje de rectificarse prontamente si llega a cometerse…”
El Informe sirvió de base para las Resoluciones y Acuerdos, todos de importancia y trascendencia para la vida, la historia y el curso posterior del pueblo cubano, de la nación libre y soberana y para el Partido mismo como fuerza dirigente principal, conductora y orientadora de la sociedad y el Estado.
Ellas pusieron fin, de manera organizada, racional, creadora y a la vez combativa y justa a 17 años de provisionalidad revolucionaria para seguir avanzando hacia un Estado socialista de derecho y justicia social, ”de los humildes, con los humildes y para los humildes”, como ha sido es y será desde que sonó el primer tiro junto a los muros del Moncada.
Resultados del trabajo realizado en aquellos días por parte de los 3 mil 136 delegados asistentes mediante riguroso proceso eleccionario, -distribuidos en 16 comisiones de trabajo, arrojaron como frutos fundamentales: la Plataforma Programática, sometida con anterioridad a consulta popular; los Estatutos del Partido; la ley de tránsito constitucional; el sistema de dirección y planificación de la economía; los órganos del Poder Popular y la nueva división político-administrativa.
Les acompañaron otras Resoluciones sobre lucha ideológica; política exterior; cultura artística y literaria; política educacional: política científica, religión, iglesia y creyentes: cuestión agraria, igualdad de la mujer; formación de la niñez y la juventud…
una resolución especial fue acordada en apoyo a los combatientes internacionalistas cubanos que ya en esos momentos cumplían con el deber solidario al Movimiento Popular para la Liberación de Angola (MPLA) en esas lejanas tierras africanas.
El Primer Congreso de nuestro Partido significó un importantísimo acontecimiento en el seno de todo el movimiento comunista, de liberación nacional, socialista y democrático en general y ello explica que se hicieran presentes 185 delegaciones extranjeras y numerosas personalidades invitadas, quienes testimoniaron con su presencia hasta el multitudinario acto de concentración popular con que culminaron sus sesiones en la Plaza de la Revolución.
Según observadores y analistas, fue un Congreso sin precedentes, de nuevo tipo, como antes no se había visto en un acontecimiento de estas características. Desde entonces, los sucesivos Congresos del Partido Comunista de Cuba han sido los congresos de la nación cubana, los Congresos de todo el pueblo, que ha expresado así su aprobación y apoyo a las resoluciones y acuerdos. La línea de vinculación estrecha y directa con las masas trabajadoras, que Fidel proclamó e inculcó, se ha seguido cumpliendo, invariable y cotidianamente.
En el párrafo final del Informe Central, nos dejó el Líder Eterno un mensaje imperecedero, que hoy gana fuerza y vigencia como nunca antes:
”Que la honestidad más absoluta, la fidelidad sin límites a los principios, el desinterés, la capacidad de sacrificio, la pureza revolucionaria, el espíritu de superación, el heroísmo y el mérito prevalezcan siempre en nuestro Partido”,
Bibliografía:
Primer Congreso del Partido Comunista de Cuba, Informe Central, Editado por el Departamento de Orientación Revolucionaria, Comité Central PCC, La Habana, 1975. Imprenta Federico Engels.
Alma de la Nación Cubana. Casa Editorial Verde Olivo. Elvis R. Rodríguez y Enrique M. Navarro Agüero, 2014. Imprenta Osvaldo Sánchez.
Fuente: Portal SCJM
