José Martí Vs Anexionismo: ¿Una historia sin fin? Por Carlos Medina Viglielm

En el día de mañana se cumplen 168 años del nacimiento del “más universal de los cubanos”, José Martí. Tomado prisionero, juzgado a los 16 años y condenado a trabajar engrillado en una cantera, deportado a España y muerto en batalla a los 42 por soldados colonialistas, el 19 de mayo de 1895, no fue contra los españoles que Martí brindó los mayores esfuerzos, sino contra los Estados Unidos de América.

Martí hablaría amablemente en más de una oportunidad, a favor de los españoles radicados en Cuba, porque sufrían las mismas penalidades que los cubanos y porque de igual manera se rebelaban contra las injustas condiciones de la ocupación.

Sin embargo hubo cubanos ya en aquella época, que añoraban la anexión ya no a la Corona sino a los EUA, y conspiraron en ese sentido.

Fue entonces que Martí nos previno de lo que pasaría si los EUA se apoderaban de Cuba. En su última carta, a su amigo mexicano Manuel Mercado y fechada en dos Ríos el 18 de mayo de 1895 escribió:

“Ya puedo escribir: (…) ya estoy todos los días en peligro de dar mi vida por mi país, y por mi deber —puesto que lo entiendo y tengo ánimos con que realizarlo— de impedir a tiempo con la independencia de Cuba que se extiendan por las Antillas los Estados Unidos y caigan, con esa fuerza más, sobre nuestras tierras de América. Cuanto hice hasta hoy, y haré, es para eso. En silencio ha tenido que ser, y como indirectamente, porque hay cosas que para logradas han de andar ocultas, y de proclamarse en lo que son, levantarían dificultades demasiado recias pª alcanzar sobre ellas el fin.(…)  Viví en el monstruo, y le conozco las entrañas;— y mi honda es la de David.”

Al día siguiente caía Martí bajo las balas de los máuser coloniales,“de cara al sol”.

El anexionismo, la renuncia a la soberanía de Cuba, en favor del imperio naciente se reavivó fuertemente tras la victoria de Fidel en el ’59. Años de “guerra de baja intensidad”, cuyo punto culmine llegó el 15 de abril de 1961 con el intento de invasión por Bahía de Cochinos, guerra continuada, organizada y financiada por la CIA en lo que el gobierno revolucionario denominó como la “Lucha contra bandidos”, que quemaban haciendas, que asesinaban campesinos y maestros, hasta que fueron abatidos o presos.

Los bandidos fueron neutralizados pero la guerra siguió con la forma de un bloqueo financiero y comercial que ya lleva más de 60 años, llevando al extremo las condiciones de vida del pueblo cubano. Condiciones mejoradas por esa increíble inventiva que poseen los pueblos cuando se ven cercados. ¿Cómo pintar la casa? ¿Cómo conseguir un repuesto para el carro?, ¿Cómo conseguir algún componente especializado para alguna medicina? La gente añora poder hacer cosas que no puede porque eso que se podía importar ahora no se puede, porque el aparato tiene un pequeño rodamiento o “caja de bolas” de origen norteamericano y la compañía que lo importaba ya no lo puede hacer. Se produce un desgaste. Natural. Entonces surge la idea de emigrar. Natural. “Qué bueno sería vivir en”…”Que dicen que es tan bien” “Y que hay trabajo” y esa es la mayoría de los que abandonan lo que se volverá lo más añorado: La Patria. Sensación que se acrecentará por momentos cuando se entienda que todo aquello que habían escuchado era verdad pero, ”hasta cierto punto”, debiendo vivir en pensiones vetustas, trabajando en empleos mal pagos, con los que tendrán que pagar la deuda que contrajeron con quienes les “ayudaron” a llegar, desde la Guayana a Montevideo.

Pero a esos emigrantes económicos que ha habido en todas partes y todas las épocas, se suma un pequeño grupo de oportunistas que sienten alergia al trabajo y son adictos a los dólares fáciles. Por lo general se trata de delincuentes de poca monta, muchas veces violentos, un dolor de cabeza para las policías que haya donde lleguen, capaces de inventar con una paupérrima verborragia, las historias más dramáticas que puedan sustentar su calidad de “refugiados políticos”.

Hace algunos meses llegaron a vandalizar las imágenes de Martí que hay por doquier en Cuba. Pero puede que ahora, corregidos y asesorados por quienes les pagan las (por otro lado), pobres remesas en dólares, cambien su discurso y pretendan, nada menos, que homenajear a Martí, después de haber cometido la mayor traición hacia él y la Patria Cubana, cuando se pusieron al servicio del Imperio.

Vociferan el nombre de Martí pero desconocen que “La pobreza pasa. Lo que no pasa es la deshonra”.

 

Carlos Medina Viglielm, Uruguay. Músico, compositor, escritor y escultor. Docente de la Universidad del Trabajo del Uruguay y corresponsal de Radio Habana Cuba

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