La Educación intercultural, una mirada fidelista. Por Laritza Corella Carralero y Osmel Reyes Pacheco

Cuando hablamos de educación en Cuba tenemos que hacer referencia a la persona que hizo capaz que la educación fuera un derecho ciudadano al alcance de todos sin distinción por raza, sexo, orientación sexual, creencias religiosas, procedencia económica, etc, sin lugar a dudas nuestro Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz.

En momentos actuales en donde hablamos sobre educación inclusiva juega un papel fundamental la educación intercultural. La educación intercultural se comienza a desarrollar en la década del 90 del siglo pasado en algunos países de Europa y Estados Unidos debido a la existencia de diversas minorías de poblaciones caracterizadas por la discriminación y la desigualdad cultural, étnica, lingüística y religiosa. Aunque en Cuba no existen diversas lenguas ni etnias si tenemos escenarios interculturales diversos, de ahí la necesidad que la formación de nuestros estudiantes sea a partir de una educación intercultural.

Desde el propio triunfo revolucionario ha sido una prioridad el respeto a la dignidad plena de los hombres, lo cual se ve reflejado en nuestra Constitución de la República de Cuba (2019) en el título IV Artículo 42: Todas las personas son iguales ante la ley, reciben la misma protección y trato de las autoridades y gozan de los mismos derechos, libertades y oportunidades, sin discriminación por razones de sexo, género, orientación sexual, identidad de género, edad, origen étnico, color de la piel, creencia religiosa, discapacidad, origen nacional o territorial, o cualquier otra condición o circunstancias personal que implique distinción lesiva a la dignidad humana.

Nuestro Comandante en Jefe reflexionó que educar es todo, educar es sembrar valores, es desarrollar una ética, una actitud ante la vida. Educar es buscar todo lo bueno que pueda estar en el alma de un ser humano, cuyo desarrollo es una lucha de contrarios, de tendencias al egoísmo y a otras actitudes que han de ser contrarrestadas y solo pueden ser contrarrestadas por la ciencia.

Sin lugar a dudas la educación en valores es la única alternativa para cumplir con esta máxima fidelista y por su puesto la educación intercultural desde su propio definición como holística, inclusiva, respetuosa y reconocedor de la diversidad de la cultura de origen como valor de una concepción de una Historia Social Integral a partir de todos los componentes del proceso de enseñanza aprendizaje, es la alternativa que nos hará llegar a cumplir con lo planteado anteriormente.

Para nuestro Líder Histórico de la Revolución la educación en valores no solo se refería a la transmisión de conocimientos académicos, sino también a la formación de ciudadanos comprometidos con la justicia social, la solidaridad y la equidad.

Bajo el liderazgo de Fidel Castro, Cuba experimentó una transformación significativa en su sistema educativo. Donde no solo se buscaba garantizar el acceso universal a la educación, sino también inculcar valores revolucionarios y éticos en los estudiantes. En nuestro proceso de enseñanza aprendizaje se enfatiza en la solidaridad, el patriotismo, la igualdad y la justicia social, con el objetivo de formar ciudadanos de bien capaces de convivir en armonía en nuestra sociedad socialista actual. En este proceso educativo debemos lograr una educación intercultural porque aunque no tenemos la existencia de minorías étnicas si contamos en nuestras aulas con estudiantes diversos donde no todos logran el mismo nivel de asimilación de contenidos, no provienen de familias funcionales, existen diversidad religiosa, cultural, etc, donde la labor educativa desempeña un papel primordial si queremos lograr una empatía en nuestros educandos y lograr así el respeto a la diversidad, a la opinión del otro que no siempre va coincidir con la nuestra, pero que debe ser respetada y lograremos así una sociedad más justa y equitativa.

Fidel abogaba por la promoción de valores colectivistas que fomentaran la colaboración, el servicio a la comunidad y la solidaridad. Esta orientación se reflejaba en el currículo y en las prácticas educativas, donde se destacaba la importancia de la responsabilidad social y el compromiso cívico como elementos fundamentales para el desarrollo individual y colectivo.

El tema de la educación intercultural no debe ser visto como algo distante en nuestra sociedad sino como la revolución que necesita nuestro sistema de enseñanza actualmente y para el cual debemos de estar preparados tanto los docentes como nuestros estudiantes. Además en asignaturas como la propia  Historia de Cuba desde que comenzamos a impartir el contenido a nuestros estudiantes le estamos demostrando como existe la influencia de los aborígenes, de los españoles, de los esclavos africanos, de la cultura anglosajona, americana, que conforman el llamado ajiaco por el cual está compuesta nuestra sociedad y que son elementos de cubanía que se mantienen hasta la actualidad, por lo tanto tenemos que lograr que nuestra educación sea capaz de formar hombres y mujeres dignos.

Nuestro Comandante en Jefe también se destacó por ser un fiel defensor del internacionalismo y del intercambio cultural que debe existir entre todas las culturales universales y la interculturalidad como concepto y práctica significa entre dos culturas, pero no simplemente un contacto entre culturas, sino un intercambio que se establece en términos equitativos, en condiciones de igualdad.

Además de ser una meta en la actualidad la interculturalidad debería ser entendida como un proceso permanente de relación, comunicación y aprendizaje entre personas, grupos, conocimientos, valores y tradiciones distintas, orientada a generar, construir y propiciar un respeto mutuo y a un desarrollo pleno de las capacidades de los individuos, por encima de sus diferencias culturales y sociales. La interculturalidad intenta romper con la historia hegemónica de una cultura dominante y otras subordinadas y de esa manera lograr una convivencia de respeto y de legitimidad entre toda la sociedad.

En resumen, la relación entre Fidel Castro y la educación en valores refleja su visión de la educación como un medio para formar ciudadanos comprometidos con la justicia social y la transformación revolucionaria. Este enfoque ha tenido un impacto significativo en el sistema educativo cubano y ha generado varios debates sobre el papel de los valores en la educación. En este sentido debemos tener presente que si logramos en nuestras aulas tener una educación intercultural dentro del proceso de enseñanza aprendizaje desarrollador, lograremos tener hombres y mujeres más justos donde prevalezca el respeto mutuo.

La interculturalidad es inseparable de la cuestión de identidad. El hecho de relacionarse de manera sistémica con personas, saberes, sentidos y prácticas distintas requiere un autoconocimiento de quien es uno y del respeto que debemos tener hacia los demás.

 

REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA

Popular, A. N. P. (2019). Constitución de la República de Cuba. Revista Parlamentaria.

 

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