OCLAE y REDH, dos ejes importantes en la lucha contra el imperialismo. Por Geraldina Colotti

 

A Fidel, como máxima síntesis de la revolución cubana, le debemos la construcción de dos importantes ejes de la batalla de ideas, que renuevan la lucha contra el imperialismo en el presente: la Organización Continental Latinoamericana y Caribeña de Estudiantes (OCLAE), y la Red de Artistas Intelectuales y Movimientos Sociales en Defensa de la Humanidad (REDH). Ambos tienen sus raíces en las grandes aspiraciones internacionalistas puestas en marcha por la revolución bolchevique de 1917, que han encontrado un nuevo impulso en el contexto latinoamericano y caribeño del siglo pasado, iluminado por la victoria y la resistencia del pueblo cubano.

El primer Congreso Clae tuvo lugar en julio de 1955 en Montevideo, Uruguay. El segundo, del 20 al 30 de abril de 1957 en La Plata, Argentina. En ese contexto se aprobaron resoluciones de condena a la dictadura de Trujillo en República Dominicana, de Batista en Cuba, de Pérez Jiménez en Venezuela, de Castillo de Armas en Guatemala. El tercer congreso tuvo lugar en septiembre de 1959 en Caracas, cuando Venezuela ya se había liberado de la dictadura de Pérez Jiménez el 23 de enero del año anterior. Un congreso marcado por la influencia de la revolución cubana en todo el continente.

Del 20 de julio al 11 de agosto de 1966 tuvo lugar en La Habana el cuarto congreso bajo el título “Por la unidad antiimperialista del estudiantado latinoamericano”, y allí tomó forma oficialmente la OCLAE. Organizar el congreso estudiantil en Cuba significó reunir las fuerzas juveniles del continente en apoyo a la revolución, ya atacada por el imperialismo yanqui. Sin embargo, Fidel también estaba cumpliendo una promesa incumplida del pueblo colombiano.

De hecho, a mediados de abril de 1948, tras el final de la Segunda Guerra Mundial y ya en el contexto del choque político, económico, social, ideológico de la Guerra Fría entre Estados Unidos y la Unión Soviética, se celebró un congreso en la capital colombiana, con el objetivo de crear una estructura estudiantil a escala continental. Fidel había asistido como delegado estudiantil.

Ese proyecto, sin embargo, terminó en la masacre del Bogotazo con el que la burguesía colombiana, a sueldo de EE.UU., eliminó del escenario político al líder progresista Eliécer Gaitán, iniciando la espiral de violencia y el cierre de los espacios democráticos para la oposición, cuyos final apenas comienza a vislumbrarse con la elección de Gustavo Petro.

La OCLAE representa hoy a casi cuarenta Federaciones Estudiantiles en la región, incluye organizaciones del Movimiento Estudiantil Secundarista, Universitario y Posgraduado de 24 países del Continente Americano, y mobilisa a más de 100 millones de jovenes.

Lograr una educación pública, gratuita, de calidad, popular, transformadora y liberadora es uno de los principales propósitos de lucha de la OCLAE. Debido a esto, sus ejes de lucha han enfrentado, en diferentes momentos, el neoliberalismo, los TLC y el ALCA, acompañando la acción transformadora de Fidel Castro y luego de Hugo Chávez, quien siguió sus pasos.

El Congreso Oclae 2022 se realizó en Caracas en noviembre, y concluyó al ritmo de la Internacional, reiterando su condena al criminal bloqueo a Cuba y la imposición de medidas coercitivas unilaterales ilegales a Venezuela, Nicaragua y todos los países que no se arrodillan ante los deseos de Washington.

La Oclae también recordó la extraordinaria labor internacionalista de Fidel, del Che y Chávez: los tres comprometidos con poner el estudio y la formación ideológica en el centro de la acción antiimperialista. Para representar a Cuba estuvieron José Ramón Saborido Loidi, ministro de educación superior, Abel Prieto Jiménez, presidente de Casa de las Américas, Aleida Guevara March, hija del Guerrillero Heróico Ernesto Che Guevara, y Jorge González, director nacional de docencia médica del Miinsap. Rostros de la resistencia antiimperialista que se renueva aún en este mundo fragmentado y feroz, donde las fuerzas del cambio, en los países capitalistas, no logran encontrar el camino.

Y, en este sentido, vuelven las palabras de Fidel, entregadas a Ignacio Ramonet en el libro-entrevista que puede considerarse como su testamento político y humano, dirigido también a los jóvenes de los países capitalistas. En algunas de las páginas más conmovedoras del libro, Fidel recuerda “a los más de 2. 000 heroicos luchadores internacionalistas cubanos que sacrificaron su vida cumpliendo el sagrado deber de apoyar la lucha libertadora por la independencia de otros pueblos hermanos. Y en ninguno de esos países -dice- hay propiedades cubanas. Hoy como hoy -añade, resumiendo algunas de las misiones internacionalistas de Cuba- no hay país que pueda presumir de una página tan brillante de solidaridad sincera y desinteresada”.

 “¡De la RESISTENCIA a la REVOLUCIÓN, otra AMÉRICA es posible!”, gritaron las y los jovenes estudiantes, enfatizando el tema de la integración del continente y dando la bienvenida a la adhesión de una federación antiimperialista con sede en América del Norte. Una esperanza y una indicación para los jóvenes que, en Italia y en otros países europeos, salen a la calle para contrarrestar el proceso de privatización de la educación pública, que hace del conocimiento cada vez más una mercancía al servicio del gran capital internacional y de la guerra imperialista.

La REDH también lleva la impronta del Gran Siglo XX: el siglo de las revoluciones y el antiimperialismo, cuya bandera Cuba sigue enarbolando. Si bien fue creada en Cuba y México en 2003, la Red tiene sus pródromos en al menos dos antecedentes históricos: el Congreso de Escritores, organizado en París el 25 de junio de 1935, y la creación de la Alianza Internacional de Escritores Antifascistas en Defensa de la Cultura, en julio del año siguiente. Pero también en el discurso pronunciado por el Comandante Fidel Castro al término de las jornadas de diálogo con la intelectualidad cubana, los días 16, 23 y 30 de junio de 1961.

“La revolución –dijo Fidel– quiere que los artistas pongan su máximo esfuerzo a favor del pueblo, y que tengan el máximo interés por la obra revolucionaria. Creemos que esa es una justa aspiración de la revolución”: Esto, sin embargo, agregó, no significa que queramos poner límites a la creatividad de los artistas. Luego enumeró todos los obstáculos que se le presentaron a una revolución «que se dio rápidamente» para cambiar los paradigmas culturales anteriores.

Preocupación que la REDH -configurada no por casualidad como una red de redes, con una estructura transversal y horizontal- tiene muy presente al hacer explícitos algunos de sus principales objetivos: Apoyar las luchas de los pueblos en el mundo y los procesos de cambio social. Oponerse al imperialismo y sus políticas neoliberales, al monopolio del conocimiento, que en cambio debe ser puesto al servicio de toda la humanidad. Combatir y denunciar la agresión imperial. Porque en la lucha entre civilización y barbarie no hay término medio.

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