Con inmenso dolor recibimos la noticia del fallecimiento del destacado poeta peruano Arturo Corcuera, gran amigo de Cuba y miembro activo de la Red en Defensa de la Humanidad.
Corcuera siempre fue parte de las luchas de su pueblo por un mundo mejor, más justo y digno, y, en especial, de la intelectualidad latinoamericana que ha hecho suyas las causas más nobles de la Humanidad. Fue, es y será un paradigma de hombre bueno y excepcional poeta para sus contemporáneos y para las futuras generaciones de escritores.
En ocasión de su última visita a La Habana, cuando fue condecorado con la Medalla de la Amistad, el poeta cubano Waldo Leyva expresó: “Arturo Corcuera pertenece a esa promoción que irrumpe con una voz propia en la década de los 60, cuando la poesía se sumaba al afán trasformador que caracterizó a esos años, en que parecía que la humanidad iba a conquistar, definitivamente, sus más altos destinos”.
A su altura poética se sumaban su modestia, sencillez y valentía. Amó profundamente a Cuba, y su Revolución, no titubeo cuando, siendo un joven estudiante, se acercó al entonces canciller peruano ante la OEA para solicitarle que no se plegara al mandato del imperio y no apoyara el genocida bloqueo al pueblo cubano.
Recordaremos por siempre sus versos dedicados al Comandante en Jefe: “Para hablar de Fidel / hay que cederle la palabra al mar, / pedir su testimonio a las montañas. / El Turquino canta y cuenta su biografía, / los pájaros la propagan, / saben su edad y repiten su nombre. // La edad de Fidel / es la edad de los framboyanes en flor, / la enhiesta edad de su barba verde olivo. // Todos lo sabemos, / los héroes no tienen edad, / tienen historia, / hacen la historia, / son la historia.
Arturo Corcuera, siempre en nosotros.
Capítulo Cubano de la Red en Defensa de la Humanidad.