Aún sin culminar el recorrido por nueve Estados del Nordeste, la Caravana de la Esperanza que conduce el ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva se convirtió en un nuevo problema para el golpe en Brasil.


Fuente: Prensa Latina

Después de esta e iniciativas similares que vendrán por otras regiones del país el ‘Lulismo estará inmensamente fuerte’ para la disputa de 2018 en las urnas, y si Lula no fuera candidato por obstrucción de los golpistas todavía tendría condiciones de elegir a alguien a quien vaya a apoyar, opinó el director de la revista Fórum, Renato Rovai.

Para Rovai, la Caravana constituye el mayor acierto político del ex dignatario y el Partido de los Trabajadores (PT) en los últimos tiempos. Comparable solo a ese ‘golazo’ que logra marcar un equipo cuando va perdiendo por 3-0 y mediante el cual se abre el camino para una reacción histórica.

De que esto es así -asegura- da cuenta el ‘silencio ensordecedor’ de los grandes medios, que se rehúsan a mostrar a un Lula del tamaño de Brasil que viene rescatando la esperanza en que las cosas pueden volver a ser como lo fueron durante sus dos periodos de gobierno.

Brasil no tiene a nadie con condiciones objetivas de llevar ese mismo mensaje al pueblo. Y por eso mismo, si fuera candidato será imbatible, pronosticó.

La Caravana de la Esperanza arrancó el 17 de agosto en Salvador, la capital bahiana, con una visita a la terminal del Metro Pituacu, cuyas obras comenzaron durante su gobierno, y culminará el 5 de septiembre en San Luis, Maranhao, luego de transitar por Bahía, Sergipe, Alagoas, Pernambuco, Paraíba, Río Grande del Norte, Ceará y Piauí.

Estoy iniciando un gran viaje para oír a las personas y ratificarles que el PT estará siempre junto al pueblo, dijo el ex dignatario al abrazar un proyecto que le propiciaría la oportunidad de vivir tres semanas de intenso, franco y abierto diálogo con los nordestinos, y cargadas también de emociones y simbolismo desde el propio comienzo.

Tanto fue así que en su primer encuentro recibió el abrazo del joven Everton Conceicao Santos, quien en 2006 se convirtió en el símbolo de la campaña por la reelección de Lula.

Everton tenía entonces siete años de edad y escapó por una ventana para poder ver al entonces Presidente inaugurar un programa de casas populares en Lauro de Freitas, en la región metropolitana de Salvador.

Una vez en el lugar venció todos los obstáculos que le interponía la multitud y logró que un vecino lo alzara en brazos y lo acercara a Lula para acariciarle la barba. La imagen registrada por el fotógrafo oficial de la Presidencia devino gran símbolo en la contienda por la reelección de 2006 y Everton pasó a ser conocido como Lulinha.

De acuerdo con el programa la Caravana, durante el transcurso de la misma el ex mandatario recibiría cuatro títulos de Doctor Honoris Causa de la Universidad Federal del Recóncavo Bahiano, la Universidad Federal de Sergipe, la Universidad Estatal de Alagoas (Uneal) y la Universidad Federal de Paraíba.

Sin embargo, una decisión judicial impidió que el primero de estos le fuera otorgado. El impedimento fue aprobado por el juez Evandro Reimao dos Reis, de la Décima Sala Federal en Salvador, quien acató un pedido en ese sentido presentado por el líder de los demócratas (DEM) en la Cámara Municipal de esa urbe, Alexandre Aleluia.

Una actitud (la del legislador municipal) que en uno de sus posteriores discursos Lula tildara de mezquina e inútil, pues ‘mi verdadero título es el diploma de una joven negra quilombola que conocí y fue la primera en muchas generaciones de su familia en graduarse y conseguir su doctorado’, remarcó.

VENDEDOR DE SUEÑOS Y ESPERANZAS

Al despedirse del pueblo de Sergipe, Lula manifestó su deseo de convertirse (y de hecho la Caravana demuestra que lo es) en un vendedor de sueños y esperanzas.

‘Sin esperanza la gente no va a ninguna parte’, afirmó entonces Lula, quien dijo haber aprendido de su madre a no lamentarse ante las dificultades y a pensar siempre que el día de mañana sería mejor. Porque todo el mundo, remarcó, ‘tiene en los ojos un brillo de esperanza’.

El cercano diálogo con la ciudadanía permitió además al fundador del PT denunciar que Brasil ‘se hundió y está sin rumbo’ como consecuencia del golpe contra la presidenta constitucional Dilma Rousseff y su reemplazo por Michel Temer al frente del gobierno con la promesa de salvar al país.

Por el contrario, aseguró, Brasil no tiene hoy credibilidad económica, ni política, porque el gobierno golpista de Temer lejos de estar está gobernando ‘está mercantilizando y vendiendo al país’ como si fueran agentes inmobiliarios.

La política de austeridad que vienen aplicando, agregó, no está funcionando porque han querido imponer un modelo que no funcionó en ninguna parte del mundo.

En más de una ocasión durante el recorrido, Lula criticó con dureza el programa de reformas y privatizaciones que lleva adelante Temer, quien ha sido incapaz de impulsar el crecimiento económico del país.

Lo único que cambió después del golpe fue ‘la visión del gobierno incompetente e ilegítimo’ que no piensa en Brasil, sino en el presupuesto, dijo y alertó que cualquier político de izquierda que asuma el gobierno tendrá que rever esas reformas y pensar en algo llamado plebiscito revocatorio, para deshacer la destrucción de derechos en curso.

Cada comparecencia le permitió también denunciar la persecución de que es objeto por parte del juez federal Sergio Moro, los fiscales de la operación anticorrupción Lava Jato y un sector de la Policía Federal, interesados en impedir su participación en la contienda presidencial en 2018.

La fuerza de tarea de Lava Jato ‘está actuando como un partido político’ y como esclavos de la red Globo, señaló reiteradamente y aseguró que si llegara a ser candidato y la justicia le permite competir ganará la elección.

Aunque, advirtió a quienes no cesan de perseguirlo, no es por Lula por quien deben preocuparse, sino ‘por los millones de brasileños y brasileñas que piensan como yo y que quieren transformar’ esta gigantesca nación.

En un comentario publicado en el diario digital Brasil 247 previo al arranque de la Caravana, el cientista político Emir Sader señaló que Lula volvía a sus orígenes después de consagrarse como el presidente que transformó Brasil para un país mucho mejor y menos injusto, y orgulloso de sí mismo.

‘Lula va a oír y hablar, abrazar y ser abrazado, ver y anotar, agradecer la confianza del pueblo nordestino y retribuirla’, acotó Sader, para quien el periplo que está ya a punto de concluir será ‘histórico, épico, emocionante; de reencuentro de Lula con su pueblo y del pueblo con la esperanza’.

Por REDH-Cuba

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