Sufrieron daños 1400 centros educacionales del país, particularmente en La Habana, Matanzas, Villa Clara, Ciego de Ávila y Camagüey.
Fuente: Resumen Latinoamericano
Once meses y 4 días después de Matthew, el huracán que destrozó parte de Baracoa, Cuba volvió a sentir la furia de la naturaleza con la entrada del huracán Irma.
Fueron más de 72 horas de azote, que se transformaron en una eternidad, con su paso lento y destructivo castigando al verde caimán desde el norte oriental, el centro y occidente del país. Por su gran extensión, a uno y otro lado de su ojo, ha sido considerado por los expertos como uno de los mayores formados en el Atlántico. Prácticamente todo el territorio se vio afectado.
El daño provocado al sistema eléctrico del país hizo que la generación cayera a cero por primera vez en la historia. De las ocho Centrales Termoeléctricas, seis de ellas se ubican en el litoral norte, uno de los más afectados. Incluyendo la central de Tallapiedra en la Bahía de La Habana. En territorios como Matanzas los vientos huracanados dañaron seriamente las líneas eléctricas, aun no se ha podido concluir la evaluación de daños.
La prensa cubana brinda datos preliminares, a través de sus corresponsales en todo el país. Dada la magnitud del huracán estos datos se irán ampliando y puntualizando.
En Camagüey reportan el daño de más del 70 por ciento del sistema eléctrico, con gran esfuerzo desde la noche del lunes se restablecieron 64 circuitos. Mil 306 viviendas se derrumbaron totalmente. En la agricultura se verifican 1500 hectáreas de plátano afectadas, más de 400 frutales y 105 naves avícolas en las que se perdieron 5300 aves. Más de 400 líneas de teléfono permanecen aún fuera de servicio.
En Villa Clara fueron seriamente afectados los pueblecitos costeros de los municipios Corralillo, Güines, Sagua la Grande, Encrucijada, Camajuaní, Remedios y Caibarién. El azote fue implacable con vientos enormes y penetraciones del mar que arrasaron casas, techos de centrales azucareros, escuelas, establecimientos industriales y todo lo que encontró Irma a su paso. El polo turístico de los cayos se vio afectado, así como el pedraplén que une a Caibarién con la cayería. El 70 por ciento de las plantaciones de caña de azúcar, 7000 hectáreas de plátano, más de mil de yuca y 500 de maíz seco listo para cosechar, molinos de arroz de El Purio, Encrucijada y Sagua sufrieron afectaciones en techos e infraestructura técnica, 110 naves avícolas y 84 naves de ganado porcino quedaron totalmente destruidas. A pesar del duro golpe no se reportaron pérdidas de vidas humanas lo que alienta a la población a recuperarse cuanto antes.
En Varadero el Ministerio de Turismo reporta daños en cristales, marcos y ventanas incluyendo la cúpula del Meliá Varadero seriamente dañada. El impacto fue menor gracias a la preparación para enfrentar este tipo de fenómenos, las labores efectuadas por el Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente y los más de 4 mil trabajadores del turismo que se mantuvieron preservando los bienes de las instalaciones. El ministerio reconoce también la gran disciplina y comprensión de los más de 15 mil turistas.
Daños sumamente grandes sufrió la Termoeléctrica Antonio Guiteras en Matanzas. Trabajadores, ingenieros y directivos nunca, en su larga trayectoria, vieron algo semejante. La fuerza de los vientos y la altura de las olas de entre 5 y 6 metros, movieron rompeolas de hasta 15 toneladas de peso, inundaron la sala de máquinas, hicieron colapsar la casa de agua de mar donde se encuentran las bombas del sistema de enfriamiento. Esta planta garantiza el 20 por ciento de la energía eléctrica del país y lo hace con bajo consumo energético. Por ello desde el primer momento se trabaja de manera constante para su recuperación. El ministro de Energía y Minas Alfredo López Valdés, aseveró que fue esa planta la que mayor impacto sufrió y se trabaja de manera ininterrumpida para verificar los daños que puedan existir en los equipos fundamentales, bombas y motores, y calcular el tiempo que puede llevar su reparación. Expresó que Irma tuvo un impacto muy grande en las termoeléctricas, abarcando las ubicadas desde Guantánamo a Artemisa, es decir del oriente al occidente, por eso son múltiples las averías y se afectó el suministro eléctrico en toda la isla.
Sufrieron daños 1400 centros educacionales del país, particularmente en La Habana, Matanzas, Villa Clara, Ciego de Ávila y Camagüey. Con más del 20 por ciento de las escuelas afectadas. En Ciego de Ávila llega al 50 por ciento. Los daños son de diferente magnitud, rotura de techos, ventanas, cercas perimetrales y muros por la caída de árboles. En otros se detectan cisternas contaminadas por la penetración de las aguas. Solo dos escuelas se destruyeron totalmente en Holguín. Gracias a la previsión de la Defensa Civil y la disciplina del pueblo pudieron llevarse a lugares seguros bienes materiales para el estudio de los alumnos que tanto cuestan a esta isla bloqueada. Equipos de computación y laboratorio, televisores, pupitres y sillas van retornando poco a poco a los lugares de origen cuyas condiciones permitan retomar el curso escolar. Los estudiantes que fueron evacuados retomarán sus clases en escuelas cercanas. En cada provincia se analizan los lugares, desde organismos del estado e instituciones a casas de familias que ponen disposición sus espacios para transformarlos en aulas. Así lo indicó a la prensa la ministra de educación Ena Elsa Velázquez.
La bella ciudad de La Habana y sus pintorescos barrios, sufrieron penetraciones del mar, la caída de infinidad de árboles o grandes ramas de ellos, postes de luz e inundaciones. El apacible y señorial barrio del Vedado, especialmente las calles más cercanas al Malecón, lucen doloridas con restos de muebles y pertenencias secándose al sol en las aceras. Entre grúas que levantan árboles centenarios mortalmente heridos para despejar la calle, camiones con pipas de abastecimiento de agua, grandes mangueras que actúan en tragantes para destaparlos, hombres y mujeres, jóvenes, adultos y mayores de cada municipio se mezclan con los trabajadores de las empresas de servicios y las Fuerzas Armadas Revolucionarias en las tereas de sacar escombros, despejar las calles y ayudar en todo lo que sea necesario.
Una vecina relataba con dolor la pérdida de los muebles, colchones, sofá y toda la ropa de una familia contigua a su edificio cuyo apartamento, ubicado en un garaje, fue inundado por sus tragantes. El dulce de leche argentino y las galleticas se las di a la muchacha que tiene a los padres viejitos, ahora voy a llevar café antes que se vaya el gas, me dijo Beatriz Fonseca vecina de El Vedado.
Patricia Moncada, que albergó en su apartamento a cinco personas, contaban como en su edificio se organizaron para racionalizar el agua y que alcanzara para todos. Otros dan testimonio que al 2do día del corte de luz, distribuyeron los productos cárnicos a sus vecinos para que los cocinasen y evitar que por el intenso calor se pusieran en mal estado. Los que tienen agua y luz ofrecen su casa para guardar alimentos, bañarse o cargar las linternas y celulares. Otros llaman para ofrecer agua fresca. Ese es el espíritu que prima en todo el pueblo basado en una cultura de la solidaridad.
Por ello ha respondido al llamamiento combativo para recuperarse, con la certeza, tal como lo dijo Raúl en su mensaje al pueblo cubano ”La Revolución no dejará a nadie desamparado y desde ya se toman medidas para que ninguna familia cubana quede abandonada a su suerte”.
Con información de Juventud Rebelde, Granma, Trabajadores y Cubadebate