«El mercado es insuperable en términos técnicos.
Pero también en términos morales».
Friedrich Von Hayek.
Tanto el poder como sus mercenarios mediáticos ya no pueden seguir fingiendo sus mentiras y traiciones. Atrás quedaron los titulares de engaño y sobreactuación como «la pesada herencia» o «se robaron todo».
Si bien es cierto que un núcleo duro continúa más preocupado porque los «negros y la clase baja» nunca los alcance, por lo tanto bienvenida la represión y el autoengaño. En contraste a ello, es obvio que la inmensa mayoría ante la avalancha de supertarifazos y aumento brutal de comida, transporte e impuestos, sumado a la angustiante amenaza de la pérdida de trabajo se pregunta ¿como carajos votamos a este tipo?
La alianza Cambiemos en solo dos años excluyó grandes derechos sociales, laborales y humanos adquiridos, destruyó ciudades enteras como Río Turbio, Chascomús o Azul, no cesó en su intento de despedir a diario más de 150/200 trabajadores en aras de «achicar el Estado», mientras simultaneamente y con total cinismo familiares y amigos de este grupo de Ceos llegaban a ocupar sin idoneidad alguna altos puestos gerenciales en un proceso único de creación de subsecretarías y direcciones en las que nadie aclara para que sirven.
Mientras Clarín, La Nación y TN tergiversan la realidad y omiten la traición criminal que significó la desaparición de Santiago Maldonado primero y posteriormente la muerte de 44 marinos en el ARA San Juan, no dudan en mostrar con beneplácito el policía que enorgullece a Mauricio Macri y su ministra de Justicia por matar por la espalda a un ladrón desarmado y caído.
El oscurantismo, la mentira y la destrucción sistemática hacen presa a un país que vive sus peores días y regresa a hipotecar su futuro ante fondos buitres, FMI, los grandes corporativos y la banca internacional. No importa que el Ministro de Trabajo tenga en negro a su empleada doméstica y coloque a ésta y más de 200 personas en un sindicato intervenido. Tampoco importa el fracaso y la total falta de credibilidad del presidente en su gira ante la Unión Europea dónde nada consiguió, dando verguenza ajena cuando uno escucha sus insípidos e inexplicables chistes de fútbol ante sus interlocutores, o exabruptos racistas como «todos los sudamericanos provenimos de europeos».
La falta de inversión se suma al mayor endeudamiento de la historia de Argentina como país periférico, sumado a la degradante destrucción de escuelas, hospitales, medios, aerolínea de bandera como Aerolíneas Argentinas, empresas petroleras como YPF, así como también la exclusión de trenes, pensiones, jubilaciones más la injusta persecución mediática y judicial de luchadores sociales, políticos opositores y cuanto ciudadano se les venga en gana. Con el objetivo de cumplir lo que el poder económico y real exige a rajatabla, se extinguen los grandes emprendimientos de la pasada administración como el satélite ARSAT, el Conacyt, el INTI, los innumerables planes sociales y cuanto aspecto cultural o desarrollista se encuentre. No hay lugar para débiles, llegaron por todo y el poder de destrucción es total. Si la gente reclama, no hay problema, porque sabemos que el neoliberalismo no cierra sin represión y para eso se compraron 15 millones de balas de goma, pistolas automáticas y tanques y rifles de guerra a Israel.
Al fin y al cabo son las leyes que el mercado establece, y el que no lo entienda así es porque «esconde su vagancia o sus pocas ganas de progresar». Los clichés y lugares comunes de sus cacatúas mediáticas se encargarán de alimentar la confusión y omitir la cruel y criminal destrucción de un país, en el que te niegan la posibilidad de vivir dignamente. También está vedada la información, para ello los medios disfrutan a través del 99.5% de hegemonía de la sesgada «libertad de expresión», incluyendo sus operadores mediáticos en la transnacional y partidaria CNN Internacional.
El dolor se expande por millones, prefieren omitir y hablar de banalidades, callar con total desparpajo lo que pasa con los sectores más vulnerables o con la cada vez más creciente inflación, desocupación y desnutrición de los niños. De eso no se habla, porque un cada vez más minúsculo sector de la «gente» apoya y disfruta con las mentiras en las que un grupo de sociópatas y operadores transmiten en sus programas que gozan de millonarias pautas publicitarias, siempre en aras de justificar lo injustificable.
Se ha dicho en reiteradas ocasiones que el neoliberalismo ha transformado el horizonte social de nuestros tiempos a través de un abanico de políticas que tienen como principal objetivo frenar y contrarrestar el colectivismo, pero debemos reconocer que este propósito es posible por la inercia y total displicencia del pasado gobierno, hoy convertido en oposición, que junto a otros sectores del peronismo o la izquierda local, de manera timorata y desunida no se atreven , ni tienen la inteligencia necesaria para enfrentar la sed de ganancias de un grupo inescrupuloso que sin pausas ostenta y atenta contra un país que cada día que pasa observa con impotencia su propia destrucción.
Un gobierno de ricos y para ricos, una derecha ignorante y brutal que tiene muy claro sus objetivos, por lo que en nombre de la mancillada democracia seguirá mintiendo y realizando a full su ejercicio preferido: el de extraer en todo momento aquello que sea público para beneficio de los magnates privados.
CARLOS PRIGOLLINI. Ciudad de México, 3/02/18.