El doctor en historia Sherman Kent profesor de la Universidad de Yale, fue nombrado en 1950 jefe de estimados de inteligencia de la presidencia norteamericana, labor desde la que desempeñó un papel consciente o no, en edificar el mito de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) supuestamente regida por los principios de integridad profesional y objetividad científica.

Kent, era un cuarentón con gran sentido del humor y ex espía estadounidense en Europa durante la Segunda Guerra Mundial, pasado que no ocultaba a sus alumnos para facilitar su tarea de seleccionar entre ellos reclutas para la inteligencia de su país.

El académico llevó consigo a la CIA su libro fundamental “Inteligencia estratégica para la política mundial norteamericana” en el que expuso sus experiencias como analista durante la guerra de la Oficina de Asuntos Estratégicos (OSS), antecesora de la agencia, y que fue editado por segunda vez al asumir Kent sus nuevas responsabilidades, con lo que el tratado se convirtió en una ventana permitida al súper secreto procedimiento de la inteligencia estadounidense.

Se esperaba que la oficina de Kent funcionaría como último filtro del caudal informativo de la comunidad de inteligencia y tuviera listo todas las mañanas un reporte sobre el estado del mundo y problemáticas de seguridad nacional relevantes para el despacho oval de la Casa Blanca.

Un bet seller para la CIA

El estudio de Kent mostró una metodología para el procesamiento y búsqueda de información política, militar, económica, biográfica, social y la elaboración de análisis estratégicos, desde basamentos científicos e independiente de los círculos de poder de los llamados “consumidores de información” en un intento teórico por incorporar al espionaje las disciplinas y técnicas de las investigaciones sociales e históricas que garantizaran su veracidad. De esa forma el ex profesor se convirtió en un autor de obligada consulta para amigos y adversarios de EEUU sobre el funcionamiento de la inteligencia norteamericana supuestamente asociada al mundo académico e intelectual. de lo cual el mismo era el mejor ejemplo

Expuso además la versión del gobierno para la creación de la CIA en 1947, como coordinadora de la comunidad de inteligencia subordinada Consejo de Seguridad Nacional, para dejar atrás la gran disgregación y desconexión de las agencias de información de la pre guerra que no impidieron el ataque por sorpresa a la base de Pearl Harbor el domingo 7 de diciembre de 1941 donde marineros estadounidenses fueron masacrados por los aviones japoneses mientras displicentemente jugaban béisbol.

Resaltó la prohibición expresa a esa agencia de operar en territorio estadounidense para calmar en la administración y la opinión pública, recelos proclives a comparar la CIA con la todopoderosa Gestapo o la KGB soviética demonizada por la propaganda anti comunista.

Aunque esa limitación también se concibió para no contradecir a Edgar Hoover, director del FBI desde 1924 y quien padecía de una enfermiza obsesión de fiscalizar el servició de contra inteligencia interna a su cargo y no estaba dispuesto a compartir ese poder con la nueva organización. Pero esta razón obviamente no podía esgrimirse en el texto de Kent.

Se cuenta que en su largo reinado el director del FBI, acumuló un archivo negro de informaciones comprometedoras sobre centenares de políticos y personalidades estadounidenses incluyendo presidentes, senadores, congresistas, militares y que supuestamente fue quemado por su secretaria por indicación expresa de Hoover antes de morir ejerciendo el cargo en 1972.

Kent, en su libro no ocultó lo indudable, y reconoció que la OSS utilizó el terrorismo, asesinatos, técnicas de la subversión, guerra económica y todo tipo de formas violentas, pero aplicados en los despiadados escenarios de lucha contra el fascismo.

Además, prefiguró que estos métodos que englobó en el término “guerras no convencionales”, estarían presentes en los futuros conflictos. Aunque le faltó predecir que la CIA no tendría necesidad de encontrarse en estado de beligerancia con los enemigos que seleccionó para confrontarlos con esas operaciones encubiertas, propias de tiempos de guerra, pero que corregidas, actualizados y ampliados se utilizaron en el contexto de la Guerra Fría y mantienen su actualidad inclusive después de su supuesta culminación con la desaparición de la URSS y sus aliados de Europa Oriental.

Para semejante cometido solo podía encargarse un nuevo tipo de organización secreta que superaba con creces el tradicional papel de los aparatos de inteligencia de escudriñar secretos ajenos para ayudar a comprender el mundo y enfrentar o evitar oportunamente peligros para el estado que defendían.

En correspondencia con ese requerimiento la CIA nació como promotora de un impresionante arsenal de operaciones encubiertas, guerras de agresión, golpes de estados y acciones criminales de todo tipo de acuerdo a los intereses de Washington, como ocurrió y ocurre en los más de setenta años de existencia de la Agencia

En la actualidad se aplican, diferentes designaciones a esos viejos contenidos de violencia, pero renombrados bajo sugestivos términos, menos obvios para complacencia de los académicos al servicio de los órganos de inteligencia estadounidense y sus aliados, definidos como “revoluciones de colores”, “guerra de 4ta generación”, asociadas a la teorías del llamado “poder suave, duro o inteligente que encubre el añejo axioma de la zanahoria y el garrote y las turbias técnicas conocidas de violencia paramilitar y de agresiones militares aplicadas esencialmente desde hace más de 100 años tras la victoria en 1917 de la Revolución de Octubre , cuando la derrota del socialismo paso a ser la prioridad estratégica del mundo imperialista.

Toda esa operatoria  se aplica contra los países revolucionarios y progresistas que se oponen a la hegemonía estadounidense y contra la Rusia pos comunista o la China de economía de mercado que no obstante a esos cambios, son ratificados en la doctrina estadounidense como enemigos estratégicos

La Operación Paper Clip o la acumulación originaria

Mientras la obra de Kent con su refinamiento intelectual podía convencer a muchos dentro y fuera de EEUU del aparente apego a la ley de la CIA como una tradicional institución de inteligencia defensiva, en lo más profundo de la organización tomaba cuerpo una tendencia diametralmente opuesta a esa ficción.

La Agencia obtuvo parte de su capital humano inicial por la Operación Paper Clip, organizada por la OSS al final de la guerra y continuada por el nuevo servicio, con la cual 10 mil ex oficiales de la Gestapo y otras organizaciones represivas asi como científicos, muchos criminales de guerra alemanes y de otras nacionalidades, pasaron a colaborar con la administración y el espionaje estadounidense que por esa vía adquirió una acumulación original de las experiencias de miles de agentes nazis de diversos niveles que con entusiasmo se cambiaron a su bando para continuar la lucha contra el comunismo y la URSS que iniciaron bajo Hitler

De seguro el nacimiento de la CIA hubiera peligrado de conocerse por el pueblo estadounidense y la opinión pública ese reciclaje de nazis. En ese entonces estaba muy cercano en el ideario popular las atrocidades del fascismo que llegaron visualmente a los norteamericanos por la magia del arte que más consumían: el cine en la profusión de los espeluznantes planos de los noticiero sobre los miles de cadáveres de reclusos de los campos de exterminios nazis, las ejecuciones de forma industrial, o como demostración de la justicia las imágenes de los ahorcamientos en 1946 de los principales criminales alemanes condenados por un Tribunal Internacional en la ciudad alemana de Nuremberg.

Debieron pasar más de veinte años para que surgieran los primeros objetores de conciencia dentro de los aparatos de inteligencia e investigadores independientes que denunciaron los crímenes de la CIA o el propio Congreso y Senado de EEUU, se vieran obligados a investigar y hacer públicos sus operaciones ilegales como ocurrió en 1975 durante las sesiones de la llamada Comisión Church que cerró el capítulo con la  dudosa promesa de que esos hechos no se repetirían jamás.

 Cruzados de la CIA profunda

En los primeros años de la pos guerra imperaba la época de la inocencia y el tratado “Inteligencia estratégica para la política mundial norteamericana” se imprimió en decenas de idiomas como especie de ejercicio de relaciones públicas que podía funcionar para cubrir la verdadera misión de la CIA como uno de los principales instrumentos para garantizar el poder imperial de EEUU durante la Guerra Fría contra la URSS, sus aliados y las causas progresistas  en el mundo que pusieran en peligro el dominio global estadounidense.

Esta visión era compartida por un grupo de “modernos cruzados”, padres fundadores de la CIA, entre los que destacan los hermanos Allen y John Foster Dulles, quienes se desempeñarían como director de la nueva agencia y Secretario de Estado respectivamente, James Forestal, Secretario de Defensa que terminó su vida lanzándose de un piso alto de un hospital donde se trataba sus desequilibrios mentales, obsesionado con una inminente invasión soviética a New York.

Además participaron desde el principio en el nuevo servicio Frank Wisner, dedicado al envío de terroristas en paracaídas o infiltrados por otras vías, con mochilas llenas de armas y explosivo plástico a territorio soviético y del Campo Socialista, misiones que casi siempre llevaban a la muerte a los agentes o en el reclutamiento de estos por la KGB para embaucar a sus empleadores originales.

Aunque a Wisner también se le adjudica la planificación de la pintoresca idea de lanzar en paracaídas paquetes de condones de talla exagerada en territorio comunista para evidenciar la supuesta superioridad masculina de los estadounidenses.

Pero a pesar de esas distracciones el sistema nervioso de Wisner a la sazón flamante jefe de operaciones de la Agencia, no resistió la invasión de la  URSS a Hungría de 1956 para aplastar la insurrección en ese país estimulada personalmente por él y tuvo que ser ingresado en un hospital siquiátrico para recibir tratamiento de electro shock durante meses.

Posteriormente se desempeñó por algunos años más en la CIA, hasta que poco tiempo después de jubilarse en 1965, mientras se preparaba en su residencia, para salir de caza cambio de planes y se suicidó con la escopeta con la que pensaba matar patos.

También el entonces desconocido oficial de la armada y abogado Richard Nixon encargado a finales de la guerra de investigar los negocios nazis, comenzó su carrera a la sombra de los hermanos Dulles y la CIA, al excluir de proceso judicial a Prescott Bush iniciador de la dinastía y muy vinculado con las transacciones financieras y comerciales nazis desde la década de 1930.

Otros de los jóvenes sediento de aventura que llenaron esa primera nómina de la Agencia, fue James Angleton veterano de la OSS  quien tuvo como maestro en la profesión de espía en el Londres de la II Guerra Mundial, a  Kim Philby, en aquel entonces colega de los servicios secretos ingleses muy admirado por el norteamericano por su clara inteligencia, formas refinadas de hombre de mundo, resistencia a la bebida y suerte con las mujeres.

Angleton quedaría devastado cuando Philby regreso en 1963 a Moscú como un hijo prodigo y coronel de la KGB después de penetrar por más de 20 años a la inteligencia inglesa y a la propia CIA en su fundación

No obstante Angleton se desempeñó en la agencia en el servicio de contrainteligencia hasta la década de 1980, pero para el resto de su vida lo acompañó una obsesión enfermiza por descubrir agentes rusos en las filas de la CIA, a un nivel tal de obcecación que nubló su entendimiento, ya afectado por su afición a consumir litros de whisky trastornado quizás por aquel primer fracaso cuando conoció al simpático mentor que le colocó el Kremlin.

Pero sería un error considerar que este círculo de entusiastas por la acción, eran simples ejecutantes descalificados ante la élite intelectual que Kent promovía en su texto para poblar la cumbre del espionaje.

George Kennan el ideólogo necesario

La realidad era más compleja. Los padres de la CIA tuvieron su ideólogo más inmediato en George Kennan, analista brillante considerado el sovietólogo y espía que más conocía a la URSS desde que se inició como diplomático estadounidense en ese país en la década de 1930.

El entonces joven secretario de la sede , a diferencia de los almidonados compañeros de trabajo, recorría el inmenso país en transportes públicos y gracias a su perfecto dominio del ruso tuvo una oportunidad excepcional de percibir la realidad soviética durante sus habituales excursiones al parecer tolerado por los servicios soviéticos por la necesidad que tenían de inundar sus intransitables carreteras con camiones Ford para levantar su industria pesada e infraestructura en general.

Kennan precisó en su análisis conocido como,” El Telegrama más largo”, escrito en 1946 mientras trabajaba en su segunda misión en Moscú, “que la esencia del comportamiento soviético se basa en la expansión” y el enfrentamiento al sistema capitalista en el mundo con todos los medios disponibles y que solo el Kremlin como respuesta entendía el idioma de la  fuerza.

Y aconsejaba que «el elemento principal de cualquier política de Estados Unidos hacia la Unión Soviética debe ser a largo plazo, paciente pero firme y vigilante de la tendencia de la expansión rusa” .

Kennan se convirtió en el hombre adecuado en el momento preciso y de un discreta posición en el Dpto. de Estado, fue promovido por los círculos propugnadores del enfrentamiento a la URSS al inicio de la Guerra Fría, en su analista estrella con una participación importante en la concepción y creación de la propia CIA en 1947.

La verdad revelada vs análisis objetivos

Con ese melodía belicista se consagraron las operaciones encubiertas de la CIA en los cuatro puntos cardinales e inspirada por la supuesta verdad revelada de que EEUU era el país elegido por la providencia para liderar el mundo occidental contra la barbarie comunista, por lo que todo lo que contradecía ese fundamentalismo carecía de importancia.

Desde entonces el análisis objetivo y la búsqueda de la verdad estratégica en el campo de la inteligencia estadounidense era relegada ante los conceptos así establecidos y que persisten en la visión estadounidense de la situación mundial . Esa realidad sería confirmada en años posteriores por continuadores directos de Sherman Kent quienes confesaron sus dudas sobre la utilidad que tuvo la misión a la que consagraron sus vidas.

Según Tim Weiner, en “Legado de Cenizas…(2), Abbot Smith sucesor de de Kent al frente de la Oficina de Estimaciones Nacionales de la CIA a finales de la década de 1960, consideraba que el presidente Richard Nixon forzó a la Agencia a exagerar y mentir en los estimados del poderío militar de la URSS, lo que inicio el declive del análisis de inteligencia que (…) “ se había corrompido, convirtiéndose en una herramienta más esgrimida en beneficio político, y ya jamás volvería a recuperar su integridad. Eso por fuerza había de resultar desastroso y yo creo resulto desastroso”.

También según Weiner, John Huzenga, continuador de Smith en el cargo en 1971, declaro para  su libro:  (—)  “En el mejor de los casos lo que se suponía era que los analistas de inteligencia serios podían ayudar al bando político a reexaminar premisas haciendo que la toma de decisiones políticas fueran más sofisticadas, más próximas a la realidad del mundo . Esa eran las grandes ambiciones que yo creo que jamás se vieron realizadas”

Ni George Kennan escapó al arrepentimiento. Murió a los 101 años en 2005 reverenciado por el gobierno norteamericano, pero su larga vida y la lucidez que le acompaño hasta el final, le permitieron lamentarse que de su teoría  privilegió el uso de la violencia en la confrontación con la URSS y se obvió la vía de la negociación y opinó que la (…)»la tendencia de vernos a nosotros mismos como el centro de la iluminación política y como maestros en gran parte del resto del mundo me parece impensable, vanidoso e indeseable». Critico además la intervención de la OTAN y EEUUsuen Yugoslavia y la guerra de Irak.

Béisbol y traspié final

Del ex director de la CIA Allen Dulles (1953- 1961), uno de los máximos impulsores de las operaciones encubiertas y de la actuación subestimando al análisis y la objetividad, se cuenta no solía leer las apreciaciones de los especialistas que intentaban ser imparciales y se burlaba de la importancia de sus informes calculando su peso con la mano y acostumbraba a hacer esperar por largo tiempo a los analistas o los atendía mientras seguía un juego de béisbol de las grandes ligas por un televisor en su despacho.

Esa infalibilidad sobre la realidad que Dulles pensó gozar eternamente, lo llevó a realizar la más alucinante aventura de la CIA con La Operación Pluto, cuando vislumbró que el 17 de abril de 1961, alrededor de 1000 exiliados cubanos organizados y preparados por su agencia, bastarían para asaltar Bahía de Cochinos en Cuba, donde iban a ser recibidos amistosamente por las fuerzas revolucionarias y sin resistencia ocuparían La Habana.

La derrota de la invasión mercenaria de Playa Girón terminó con su carrera política y fue destituido por el presidente Kennedy en 1961 junto a otros jefes

Dulles escribió sus memorias en 1963 bajo el titulo The Craft of Intelligence (El Arte de la Inteligencia), en el que expuso sin tapujos la real doctrina fundamentalista de la CIA muy lejos del esterilizado lenguaje académico de Sherman Kent y en la que confesó que su objetivo era provocar la destrucción de la URSS por medio de Episodio tras episodio  “que van a representar por sus proporciones una grandiosa tragedia, la de la muerte del más irreductible pueblo en la tierra, la tragedia de la definitiva e irreversible extinción de su auto conciencia…(…),

Sherman Kent sobrevivió a la degollina burocrática que condujo el presidente Kennedy y se mantuvo en su cargo hasta 1967. Falleció en 1986 a los 82 años de edad y en su honor lleva su nombre el plantel de la CIA para la preparación de los analistas y oficiales de la agencia.

Ignoramos si entre las de inteligencia que en su día fueron cambiadas por seguir el resultado de un juego de béisbol o remitidas a la gaveta por su jefe, se encontraría alguna de Sherman Kent con una apreciación objetiva de lo que ocurría en la Cuba en los meses previos al ataque de Playa Girón en 1961, o por el contrario, la profesionalidad y empaque académico del profesor no era más que parte orgánica de aquel entablado de mentiras con que nació la CIA como loba vestida con piel de oveja y que con sinceridad se encargó de rasgar en sus memorias el propio Allen Dulles.

Fuentes principales

1.-Strategic Intelligence For American Worl Police- Sherman Kent. Princepton University Press. 1950.

2.-Legado de Cenizas. La Historia de la CIA, Tim Weiner.. Edición Random House Mondadori, SA. Barcelona, España,

3.-La CIA y La Guerra Fría Cultural- Frances Stonor Saunderrs. Editora Política .LaHabana 2003

4.-El Arte de la Inteligencia de Allen Dulles ,https//heraldo cubano-worspress-com
5.-https://es.wikipedia.org/wiki/George_F._Kennan
6.-https://es.wikipedia.org/wiki/Usuario:Coms23/angleton
7.-https://en.wikipedia.org/wiki/Frank_Wisner

8.http://mentalfloss.com/article/48959/retrobituaries-frank-wisner-father-american-covert-operations

Por REDH-Cuba

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