La geopolítica imperial de EEUU y la nueva ofensiva contra Venezuela y Nuestra América

La geopolítica imperial de EEUU y la nueva ofensiva contra Venezuela y Nuestra América

Desde que el Comandante Hugo Chávez Frías llegó al poder en el año 1998, luego de ganar unas elecciones transparentes, la Revolución Bolivariana iniciada por él junto a un grupo de valientes y jóvenes militares desde las entrañas la Academia Militar de Venezuela, ésta ha sufrido de manera incesante, planificada, sistemática y continúa, cualquier cantidad de agresiones desde todo punto de vista, especialmente desde lo político-diplomático, económico y muy especialmente en lo mediático.

Esa quizás sorpresiva ruptura del orden político internacional post 2da Guerra Mundial, en ese lugar específico del globo terráqueo y muy especialmente del área de la mayor influencia geopolítica para el imperio norteamericano e incluso del sistema mundo, obligó a iniciar un cambio de posiciones en lo político y diplomático, con el nuevo gobierno de Venezuela una vez que se descubrieron las verdaderas intenciones de establecer un sistema político jurídico económico y militar basado en los principios de la justicia social y del nacionalismo de la Patria Grande, sustentado en el pensamiento filosófico de Simón Bolívar.

Varios años han transcurrido con una serie de eventos que quizás el mundo entero no conoce a plenitud ni al detalle, sobre la manera en que el imperio norteamericano, actuando bajo las instrucciones de las corporaciones globales que le dominan, ha planificado y ejecutado de manera solapada inicialmente, acciones injerencistas de toda índole, para sabotear y derrocar el gobierno legítimo y soberano de la República Bolivariana de Venezuela, primeramente en el año 2002 secuestrando al Presidente Hugo Chávez Frías y ahora de manera sostenida desde el año 2013 en contra del gobierno dirigido por Nicolás Maduro.

De manera más que evidente los órganos políticos y de inteligencia del gobierno norteamericano han financiado y dirigido, tras bambalinas desde su Embajada en Caracas y a través de ONGs, acciones que desde el orden geopolítico dejan entrever el intento desesperado y errático por retomar el control de este país caribeño, suramericano y latinoamericano(cualidad geopolítica original en Nuestra América) solamente y en procura de mantener el poder hegemónico sobre los recursos naturales, específicamente los energéticos de petróleo y carbón, así como otros de carácter estratégico como es el uranio, amén de otros elementos más como el hierro, la bauxita, el coltán, el oro y muchos más existentes en cantidades casi inagotables.

Pero muy aparte de esta necesidad de control de su patio trasero, perdido con la llegada de Hugo Chávez al poder, el imperio o la «República Imperial» se encuentra ante dos encrucijadas de las cuáles quizás no tenga salvación.

La primera es que evidentemente ha perdido la batalla en su intención de controlar totalmente a Siria y el petróleo en Medio Oriente, a pesar de haber creado un escenario ficticio de grupos insurgentes y de fundamentalistas islámicos para usarlos en contra del gobierno legítimo y así tal vez haber perdido lograr la estabilización y/o disminución de los precios en el mercado petrolero, lo que ahora está contrariamente impactando y a pasos agigantados su economía interna por la subida sostenida de los precios de los combustibles en este último trimestre de 2017, además de su incidencia en el complejo industrial y financiero, aspecto este que de alguna manera se ve evidenciado en el crash y descenso del mercado bursátil de Wall Street a principios de febrero 2018. Este último indicio inexorablemente devela el posible inicio del derrumbe de la economía capitalista casino mundial.

La segunda situación que tiene en crisis a este imperio es la decisión de China de ofrecer la opción de hacer las transacciones comerciales de petróleo, a través de su nueva moneda el PetroYuan, moneda está que, demás, asume nuevamente su respaldo bajo la modalidad del patrón oro, lo que genera una altísima confianza global. Para nadie es un secreto, que desde los años 1970 los Estados Unidos de Norteamérica, estableció bajo ciertos acuerdos y bajo ciertas imposiciones a Arabia Saudita, una modalidad de comercialización del petróleo OPEP a nivel mundial basada en el petrodólar. Podemos afirmar que ésta carece de todo tipo de respaldo, lo que consecuentemente la hace un instrumento de intermediación comercial y financiera sumamente vulnerable, más aún cuando se atreven a suplantarla como lo está haciendo China. Su único respaldo siempre fue el poder de coacción y terror que podía insinuar los Estados Unidos de Norteamérica a través del poderío militar de sus Fuerzas Armadas y algunas medidas unilaterales de aplicar sanciones y embargos a aquellos países que se rebelen a incumplir esta modalidad. Muestra de ello fue lo ocurrido en el pasado reciente con Libia e Irak, con sus territorios, gobernantes y pueblos, por usar euros y proponer el dinar oro en vez de ceñirse al petrodólar.

Sin embargo, hace pocas semanas atrás, la dinámica mundial ha comenzado a ofrecer un giro en lo atinente al mundo energético y el grupo de países que lideran la producción y comercialización del petróleo y el gas. La República Popular de China adoptó una decisión soberana y a la cual se ha agregado Rusia, lo que ha comenzado a generar preocupación sobre el inminente cataclismo de consecuencias sin precedente. Es esto lo que ha vuelto a encender las alarmas de la Casa Blanca y en donde la República Bolivariana de Venezuela juega un papel de primera línea, tomando como referencia que es el país con las reservas probadas de petróleo más grandes del mundo y el más cercano al área de influencia geopolítica y geoestratégica del país del norte.

Haciendo algo de historia

Esta pérdida del control hegemónico e influencia de EEUU en lo político continental, subregional y de la industria petrolera venezolana, ha hecho que los diferentes gobiernos del país del norte desde el año 1998 hasta la presente fecha, se dediquen, de manera sistemática, a promover políticas, acciones y movimientos internos de grupos políticos opositores y, según informaciones, de algunos elementos mercenarios y de paramilitares colombianos, para procurar desestabilizar el orden constitucional desde lo social, lo político, lo económico y lo financiero.

En la historia reciente el más grave episodio ocurrió el 11 de abril de 2002, cuando un grupo de oficiales captados del ejército, de manera traidora y artera, se prestaron a los designios de la Embajada de los Estados Unidos en Caracas y se activaron a través de declaraciones de prensa televisiva apoyando unas movilizaciones callejeras , lideradas por gerentes de la empresa estatal Petróleos de Venezuela y líderes de algunos partidos políticos de oposición, para configurar un flagrante golpe de estado sangriento, durante el cual fue secuestrado, por varias horas, el presidente constitucional Hugo Chávez Frías y algunos de sus Ministros.

Quienes lograron tener acceso a los detalles de estos eventos, pudieron comprobar de manera contundente que todo obedecía a un guion planeado desde Washington con el fin último de suplantar al Presidente de la República y de igual forma al naciente modelo político social y económico qué estaban naciendo en Venezuela y que apuntaba al socialismo cristiano, al humanismo, la justicia social y todos los valores propios consagrados en la nueva constitución nacional, que desechaban el viejo modelo a merced y al servicio del capitalismo mundial, y que había traído altísimos niveles de pobreza extrema, exclusión social y falta de oportunidades para las grandes mayorías en beneficio de grupos minoritarios de poder político y económico.

Los eventos han sido múltiples y han sido derrotados por las grandes mayorías del pueblo venezolano en más de 18 elecciones, que de manera abrumadora decidieron que el modelo de gobierno que debería conducir los designios de la patria de Simón Bolívar, debería ser el modelo socialista cristiano inclusivo, participativo y protagónico el mismo pueblo a través de la conformación del poder popular, asunto este que va siempre a contramano con los intereses hegemónicos de los grupos de poder económicos nacionales e internacionales y que hacen daño aún dentro la República Bolivariana de Venezuela, pero más que contribuir al desarrollo nacional, se han prestado para servir de factores de perturbación y saboteo a las políticas del nuevo modelo en el país.

Evidentemente han existido algunas traiciones muy personales y algunas maniobras desde el extranjero que han ido minando en especial la economía de la República, sumado a esto las maniobras y ensayos puestos en ejecución desde la República de Colombia y bajo la mano y directriz de Washington para debilitar progresivamente el signo monetario conocido como el Bolívar fuerte y con ello el impacto en la vida cotidiana de los ciudadanos.

Aunado a esto se han ejecutado acciones premeditadas de penetración de grupos de irregulares paramilitares y mercenarios desde la República de Colombia quienes solapadamente han brindado entrenamiento, organización y apoyo logístico a bandas criminales para que ejecuten acciones puntuales en acciones desestabilizadoras, generando sosiego en la población, neurosis colectiva y además golpes de mano con saldo de muertos y heridos, los cuales les son endilgados como responsabilidad al gobierno nacional y sus órganos de seguridad ciudadana y a los militares, cuando la realidad es que los homicidios han sido fríamente preparados y perpetrados por elementos de estos grupos de mercenarios invasores y sus cómplices nacionales, todo ello con el soporte y apoyo de actores políticos de oposición y de financiamiento desde el exterior.

Los más recientes de estos eventos ocurrieron en el primer semestre del año 2017 cuando se ejecutaron llamados de calle para paralizar el país con los conocidos «plantones y guarimbas», dirigidos en cada uno de los municipios de las ciudades más importantes, por los líderes locales de los partidos políticos «Primero justicia» y «Voluntad Popular», de la ultra derecha venezolana, quienes de manera descarada hacían llamados, a través de los medios de comunicación televisivos, radiales, escritos y redes sociales digitales, a generar un caos general en la nación con epítetos que fomentaban hechos delictivos y generaban caos y muerte.

Todo ello está documentado en sendos expedientes por las instituciones oficiales de la nación ( Fiscalía General de la República) y mucho de sus actores están siendo enjuiciados en la actualidad siendo curioso observar que han salido a la defensa, a ultranza, de muchos líderes y de asesinos confesos , algunos actores principales del Senado de los Estados Unidos, así como la Secretaría General de la Organización de Estados Americanos y algunos presidentes y ex-presidentes de países aliados a los EEUU, en un acto de confabulación en contra del Gobierno legítimo de Nicolás Maduro, al cual tildan de dictadura.

Para ello los medios de comunicación social han hecho uso abusivo de esas dos matrices de opinión en contra de la figura del presidente Nicolás Maduro y de su gobierno y de sus colaboradores, llegando inclusive a activar campañas psicológicas dirigidas a todo público y en detrimento de la imagen y la capacidad de gobernar, siendo este último un plan preconcebido para ir vendiendo a la comunidad internacional la necesidad de hacer una intervención desde la Organización de las Naciones Unidas para supuestamente rescatar la gobernabilidad de la República Bolivariana de Venezuela ante tantos desmanes y atropellos falsos.

Evidentemente han ocurrido algunos hechos en el escenario del orden público, pero en su gran mayoría fueron planificados y ejecutados exprofeso para sumarlos a un expediente en la Corte internacional de La Haya de manera alevosa en contra del actual presidente ya que el fin último es sacarlo del poder, no para rescatar la gobernabilidad y la paz del país, sino para volver a tener el control absoluto del país, de sus gobernantes, de sus decisiones y sobre todo de los recursos energéticos y estratégicos.

Ante la dificultad de poder deponer al Presidente de la República, que todavía goza de una amplia aceptación en la población, por sus numerosas acciones sociales en beneficio de las grandes mayorías, y tiene el control absoluto de las Fuerzas Armadas Nacional Bolivarianas, solo les queda, como único camino posible, promover una «intervención militar multinacional» sobre la divulgación de un falso positivo de crisis humanitaria, que obligue la ejecución urgente de una «fuerza multinacional para la ayuda humanitaria en Venezuela».

Es por ello que se ha observado en los últimos días la promoción de información falsa y tendenciosa en todos los medios de comunicación a escala global haciendo ver que en Venezuela existe una situación de carencia total de alimentos y medicamentos, además de una creciente inseguridad en las calles de las ciudades, lo que está obligando a la precitada acción internacional cuando la realidad es que se ha promovido la dignificación de casi 2 millones de familias a través de la Misión Vivienda Venezuela otorgándoles casas dignas y equipadas; el fortalecimiento de los cuerpos de seguridad ciudadana; la estudios básicos, medios y universitarios gratuitos para toda la población sin exclusión; salud gratuita con el apoyo de la República de Cuba e Irán a través de acuerdos bilaterales; becas para estudiantes como incentivo a la investigación; aumento exponencial de pensiones a personas de la tercera edad; alto ingreso laboral de ciudadanos a diversas instituciones y empresas del Estado; implementación de un sistema de consejos locales de abastecimiento y producción de alimentos dirigidos desde las comunidades y para satisfacción de las mismas con apoyo decidido del gobierno nacional; apoyo a grupos culturales y un sinfín de acciones que apuntan a mejorar las condiciones de vida de las mayorías pero que no son bien vistas por los grupos elitistas y de poder económico, quienes se han prestado para sabotear, especialmente en el tema alimentario y farmacéutico, creando por momentos desabastecimiento y crisis sobre todo en aquellos Estados y territorio del país cercanos a la República de Colombia.

Estas maniobras en contra de lo financiero, a través de un marcador virtual cambiario denominado DOLAR TODAY y lastimosamente a través del mercado paralelo cambiario desde Colombia (Cúcuta), han sido los factores más arteros en contra de la economía nacional y han causado, por demás, distorsiones económicas casi a diario, creando empobrecimiento del signo monetario y en consecuencia del poder adquisitivo.

La crisis inducida y la agresión económica contra el pueblo han tratado de ser contrarrestadas con bonificaciones progresivas dictadas por el Presidente Maduro, a fin de complementar el poder adquisitivo de las familias venezolanas en su cesta alimentaria y también evitar la conquista del objetivo del imperio en esta guerra económica.

Sin embargo, y paralelo a esta guerra económica, hay una guerra mediática y psicológica sobre todo dirigida a la juventud venezolana, en procura de generar desesperanza y sosiego por supuestamente no tener oportunidades inmediatas de crecimiento personal y profesional, lo que ha estimulado que en este segmento de la población haya una fuga de talentos y de mano de obra calificada, buscando desesperadamente cualquier destino en el mundo en procura de conquistar equivocadamente un estatus de vida y el sueño americano sembrado en sus mentes y que tampoco van a lograr fácilmente, por la condición de nuevos inmigrantes lo que incrementa aún más el grado de frustración de ese altísimo número de esos jóvenes venezolanos. La libertad de salir del país es una clara evidencia que es falso que se viva en una Dictadura que cercena oportunidades y derechos, ya que la mayoría son egresados de las 44 nuevas Universidades Nacionales Experimentales creadas por Hugo Chávez, para brindar educación universitaria gratuita y de calidad a la juventud, que antes de llegar la Revolución Bolivariana, carecía de esta oportunidad y derecho a educarse y crecer como profesionales.

Todas las acciones emprendidas por el imperio norteamericano, con la participación de algunos líderes políticos venezolanos de oposición, no han logrado, aún 18 años después, el objetivo de fulminar a la Revolución Bolivariana: esta es la razón fundamental por la que han decidido allanar el camino por uno menos espinoso y que consiste en promover una especie de invasión militar silenciosa a la República Bolivariana de Venezuela, con la ayuda y/o complicidad de varios gobiernos actuales de países vecinos, y la mirada cómplice del mismísimo Secretario General de la Organización de Estados Americanos.

Las últimas maniobras de política internacional desplegada por el Secretario de Estado Rex Tyllerson en Perú, Argentina, Brasil, Ecuador y Colombia, además de la visita sorpresiva y sospechosa del Jefe del Comando Sur a Colombia, resultan claros indicios de las reales intenciones de poner en marcha la intervención militar en contra de República Bolivariana de Venezuela sin que existan los extremos legales del Derecho Internacional que avalen tal acción.

Más sin embargo recientemente la República Bolivariana de Venezuela firmó un acuerdo militar con la República Popular de China y reafirmó el texto del acuerdo militar con la República Federativa de Rusia, países éstos que se han pronunciado en contra de las intenciones de los Estados Unidos de Norteamérica y su amenaza en contra de Venezuela, lo que pudiera desencadenar otro tipo de reacciones globales, en el supuesto negado de una violación al Derecho Internacional y al territorio soberano de la República Bolivariana de Venezuela.

Consecuentemente estas pretensiones evidencian quizás también una fase preliminar, que sólo procura crear más presión política internacional, en contra del gobierno del Presidente Maduro para que se sienta asfixiado ante el incremento de las medidas de bloqueo económico que venían sucediéndose y así nuevamente promover e inducir de forma abierta un desabastecimiento de aquellos alimentos y rubros de la salud necesarios para el pueblo venezolano, con la solapada y simple excusa de los países vecinos cómplices de cerrar la fronteras para supuestamente controlar los altísimos niveles de éxodo de venezolanos hacia los prefabricados corredores humanitarios y que fueron creados de manera virtual por instrucciones de la Casa Blanca, en su activación de toda esta operación injerencista.

Todo esto llama a la reflexión ya que existiendo tantos problemas en cada uno de los países de la Organización de Estados Americanos, no son atendidos prioritariamente, por el contrario existe una obsesión de su Secretario General en perseguir la figura del Presidente Nicolás Maduro y que se ha convertido en un asunto casi de venganza personal, por sus continuos fracasos al intentar la aplicación de una «Carta Democrática» contra la República Bolivariana de Venezuela cuando estamos, más bien, en presencia de la violación de los principios de esa misma Carta por parte de varios países miembros, que extrañamente pretende violentar el espíritu del Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR) que se debe aplicar en caso de violación del territorio de cualquier país miembro, lo que jurídica y objetivamente evidencia un acto fuera de todo orden legal, incluso para la misma OEA de la mano de su máximo representante.

También es curioso y necesario alertar y motivar a las organizaciones políticas y sociales de los países miembros de la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR) para que sus líderes exijan a sus gobiernos, el cumplimiento de la defensa de los Acuerdos en el marco del Consejo Suramericano de Defensa de la UNASUR y que no se presten a la manipulación y extorsión del imperio norteamericano, ya que está actuando como elemento y actor violatorio de esos acuerdos de cooperación subregional, además de que existen signos evidentes de una estrategia errática. Por el contrario, el nuevo camino se está construyendo a pasos agigantados desde la República Bolivariana de Venezuela, junto con otras naciones aliadas, con la implementación de una nueva moneda de alcance mundial soportada sobre la base de las riquezas del oro, la plata, el cobre y muy especialmente las reservas probadas de petróleo que existen en la República Bolivariana de Venezuela, lo que constituiría la más grande esperanza para el crecimiento de la Región y de nuestros pueblos, tal como lo comenzó a hacer Hugo Chávez Frías, junto con la implementación del ALBA, PETROCARIBE, UNASUR, MERCOSUR, CELAC como mecanismos para la complementariedad de nuestros pueblos de manera respetuosa y alejados de todo egoísmo.

Hasta este momento todo luce como una maniobra de presión política, más sin embargo la historia ha revelado que el imperio en procura de sus intereses atropella a los pueblos, dejando solamente sangre y destrucción. Recordemos que somos los herederos de una tradición gloriosa y de una gesta emancipadora por la libertad y la paz que es el legado de nuestros libertadores.

Es momento de levantar la espada de libertador Simón Bolívar y de San Martín ante esta grosera intención de violentar el altar de nuestra Patria Grande.

*Miguel Ángel Barrios -Argentina- es doctor en educación y en ciencia política. Autor de reconocidas obras sobre América Latina.

Fuente: Alainet

Por REDH-Cuba

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