Hace algunos años, dijimos que la Mafia Fuji aprista había envilecido la vida nacional. No nos equivocamos. Sólo que nos quedamos cortos. No sólo la envileció sino que, además, la degradó en extremo hasta convertirla en un amasijo de estiércol, y otras sustancias del mismo signo.
Hoy, para mirar lo que ocurre en el Perú hay que consumir previamente una alta dosis de anti vomitivos Y es que todo asoma, simplemente, nauseabundo
En el año 2000 vimos una parte de los videos filmados en la salita de SIN. Alli estuvo Genaro Delgado Parker, con Guisela Valcárcel comprometiendo a la Televisión Peruana; José Francisco Crousillat portando la lealtad lacayuna de Laura Bozzo; el actual marido de Cecilia Valenzuela poniendo el precio a las encuestas de opinión; Luz Salgado, Martha Chávez, María Luisa Cuculiza, reptando a partir de los pasillos del Congreso; Álamo Pérez Luna –hoy socio de Betho Ortiz; Agustín Mantilla Campos recibiendo plata para el APRA; y muchos otros especímenes de la fauna política de aquellos tiempos en los que los billetes “verdes” saltaban a raudales para escarnio de la miseria de millones de peruanos.
Hoy, la cosa no es esencialmente distinta. Son Jueces, Procuradores y fiscales los que corren al galope por los caminos de la corrupción; en tanto que los congresistas los protegen desde sus escaños blindados y ministros; –a la par que otros altos funcionarios- no actúan siquiera como amigos de los delincuentes, sino más bien como cómplices de los mismos, y beneficiarios de sus trapacerías.
Los videos, presentados como en una serie sucesiva de nauseabundas proyecciones, han tenido la virtud de levantar la ira de los peruanos, adormilada desde hace un tiempo, pero aún así, presta a la batalla.
Fue esa ira, la que le cerró el paso a Keiko en el 2011 abriendo un camino que finalmente se frustrara por la inopia de su conductor; y volvió a soldarse con candado de acero el 2016 para decirle otra vez ¡NO! a la “señora K” que aun pretende convertirse en Emperadora de este martirizado país.
Bien podemos afirmar que pasamos por los honores de todos los infiernos para impedir que el Perú vuelva la Década Dantesca de los 90; pero aun así, el peligro subsiste, y así será mientras reine la confusión y se organice el caos para servir como puente a lo más deplorable del escenario nacional.
La Mafia entronizada en el Poder Judicial une todos los cabos imaginables. César Hinostroza –aún libre- es hombre de Keiko, como lo son también el empresario Antonio Camayo , de Iza Motor; y José Luis Cavassa; mientras que Mario Mendoza, lo es del APRA y Walter Ríos suma a los dos con una detestable pandilla de vándalos.
Varios de ellos han dictado las sentencias condenatorias para los reos que no pudieron, o no quisieron “apoquinar verdes” en los últimos años, y han absuelto a los culpables. Hoy debieran salir los que están adentro, y entrar lo que están afuera, sería quizá una elemental manera de restituir los casos a su estado inicial, para ver si es posible, más adelante, realmente administrar justicia.
El mensaje del Presidente Vizcarra ante el Congreso Nacional por las Fiestas Patrias, no ha sido un tonel vacio, como ocurriera en otros casos. Ahora, ha contenido algunas novedades El Referéndum, quizá sea lo más interesante.
Se trata, por cierto, de una respuesta débil, precaria, casi inconsistente, a una sociedad que está al punto del colapso; pero que, aun así, puede ser legítimamente usada por la ciudadanía.
El sólo hecho que sea considerada como un camino, eso le otorga legitimidad a las demandas ciudadanas, que quieren otro Poder Judicial, pero también otro Congreso de la República y hasta otro gobierno que reúna apenas dos requisitos mínimos: que sea honrado y eficiente.
Es claro que nuestros males, son mayores: el Neo Liberalismo, como esquema económico; la Constitución del 93, como dogal al cuello de los peruanos; la corrupción galopante y la inseguridad ciudadana; en suma, el sistema de dominación capitalista, podrido hasta los huesos.
Pero para eso, no hace falta un Referéndum, sino una Revolución, en la acepción y el sentido que le diera a esa José Carlos Mariátegui, en 1929.
La írrita “mayoría parlamentaria” –que lo sigue siendo pese a todo- buscará eludir a todo trance cualquier consulta ciudadana que afecte sus intereses y privilegios. Dirá, desde un comienzo, que nada tiene contra un Referéndum –cualquier Referéndum- “a condición que se ajuste a ley”. Y luego buscará una “interpretación auténtica de la ley” que le permita asegurar que la consulta de marras no podrá hacerse sino como el Congreso –“Primer Poder del Estado”- lo considera oportuno.
A partir de allí buscará sumar nuevos temas a los puntos propuestos. La Pena de Muerte, por ejemplo; el exigido “retiro” de la Corte Interamericana Derechos Humanos, para no poner en riesgo el Indulto; el “matrimonio gay”, y otras lindezas. Y cuando se le haga ver que ya son muchas las preguntas del Referéndum, aceptará gustoso “quitar algunas”, por ejemplo, la que se refiere a la reelección de Congresistas. Así, ya no habrá muchas interrogantes para el ciudadano que acuda a la cita del Referéndum.
Hay quienes creen que “la salida” en el marco de esta crisis, es la elección inmediata de una “Constituyente”. En la teoría, luce así, pero ¿quién habrá de convocar esa Constituyente? ¿Cuáles serán las normas que regirán ese proceso? ¿Quién les decidirá?. Pero hay más ¿qué partidos podrán inscribir candidatos para esa Constituyente? ¿sólo los actualmente inscritos, es decir el Keikismo, el APRA y el archipiélago que acompaña ese registro? ¿Cuándo se habrá de definirse eso, y por cuenta de quién correrá tal definición?.
No nos engañemos. La solución a los problemas del Perú sólo podrá brotar de la voluntad del pueblo. Podrán tomarse “atajos”, recorrerse caminos obstruidos, buscar vías inéditas y hasta tomar la mano que se nos extienda en uno, u otro, recodo. Pero igual, será el pueblo -y su vanguardia natural, los trabajadores- los que indiquen las tareas a cumplir. (fin)