Quienes piensan que el gobierno de Estados Unidos está contra el presidente legítimo de Venezuela Nicolás Maduro, no saben nada de historia. Quienes piensan que la metralla va con nombres y apellidos de chavistas no tienen ni un ápice de inteligencia. Quienes no tengan claro en esta hora sumamente crítica que el Imperio viene con todo y contra todos, en el mejor de los casos estarán incurriendo en un delito de estupidez; en el peor, de complicidad con un crimen de lesa humanidad.
Hechos muy similares, casi con el mismo macabro guión de “ayuda humanitaria” o “defensa de los ciudadanos norteamericanos”, en tiempos que muchos podemos recordar: Nicaragua, Guatemala, República Dominicana, Chile, Granada, Haití, Yugoslavia, Irak, Libia, Siria… sin contar presidentes incómodos sospechosamente muertos en accidentes.
Parafraseando a José Martí, quien se levanta hoy con Venezuela se levanta por Nuestra América. La quiere el Imperio por su petróleo y enormes recursos, y por su ejemplo de soberanía, el mismo de Nicaragua y Cuba, ya mencionadas también por sus halcones. El gobierno de Estados Unidos, apoyado por el 1% de los más ricos del mundo, está decidido a constituirse como el guardián y dueño del planeta. Solo los pueblos, unidos en una lucha común, con todo lo que podamos y tengamos a mano, podremos frenar esta ofensiva más peligrosa que la de Octubre de 1962. Y esta escalada tiene visos de alta probabilidad, lo que pone al mundo en la disyuntiva de los que aman y construyen contra los que odian y destruyen.
Los trovadores hemos estado siempre con los pueblos y como parte de ellos, porque de ellos nacimos. Ahí están para que les recordemos Joe Hill, Benjo Cruz, Jorge Salerno y Víctor Jara. Algunos, quizás confundidos por la propaganda machacona de los medios o por los dividendos que pueda ofrecerles la “neutralidad”, estarán cantando lejos de su origen. Es su decisión.
La orden, dada por los que partieron, es nunca dejar de cantar. Y la otra orden, de los que deben quedarse, es no descuidarse jamás, estar atentos y alertas y, sobre todo, unidos.
Para la guerra, nada. Contra el imperio, todo.
Vicente Feliú
Coordinador General
Fuente: MINCULT