Las tácticas intimidatorias de los simpatizantes del golpe que asediaron los alrededores de la embajada no sólo fracasaron en disuadir a los activistas, sino que dejaron a la oposición venezolana radicada en Washington D.C. con un serio problema de relaciones públicas. Tras una semana de arrebatos cargados de odio, unos cuantos estrategas de marketing emergieron como los portavoces de facto de la turba.


Por Jeb Sprague y Alexander Rubinstein

Fuente: Misión Verdad

Luego de un comienzo rudo y revelador, las riendas de la campaña por tomar la embajada de Venezuela en Washington está siendo reconducida por un grupo de estrategas de marketing muy bien conectados.

En este artículo examinaremos el trasfondo de estos individuos, las plataformas que usan para diseminar su mensaje, y las tácticas que han empleado para clamar por una toma de la embajada violando la legislación internacional. También haremos referencia al cómo pudieran beneficiarse directamente de una escalada de la guerra híbrida de Washington y un potencial escenario de cambio de régimen en Venezuela.

Washington funciona como un imán para la élite y muchos profesionales clase media alta de países que han sido objetivo de los esfuerzos estadounidenses para el cambio de régimen. En sus países de origen, algunos de estos elementos pudieran emplearse como las tropas de asalto o los faros intelectuales del imperio, la vanguardia de las campañas de desestabilización, formato revolución de colores norteamericanas. En los Estados Unidos, algunos miembros de la diáspora con ascenso social pasan a convertirse en cabilderos del golpe de estado. Se ubican a sí mismos como las verdaderas voces «del pueblo» de su nación, mientras que la mayoría pobre y trabajadora de esos países (sin capacidad para viajar al norte) son abandonadas e ignoradas por los medios corporativos.

Esta sensibilidad se refleja a la perfección en el grupo de exiliados y miembros de la diáspora venezolana pro-golpe que han asediado la embajada en un intento por forzar a los activistas que han montado una protesta permanente dentro de las instalaciones a que terminen rindiéndose por inanición.

A comienzos de abril, activistas por la paz fueron invitados a la embajada por el gobierno venezolano, luego de que la administración Trump ordenara la salida del personal diplomático fuera del país. Más de veinte terminaron estableciéndose en la embajada con la esperanza de evitar una ocupación ilegal del edificio.

El 30 de abril, el mismo día que el «presidente» autoproclamado Juan Guaidó montó un golpe de estado fallido, venezolanos pro-Guaidó comenzaron su propio asedio a la embajada. Mientras confluían alrededor de las instalaciones, algunos desataron una ola de ataques violentos, misóginos y racistas contra los activistas por la paz, dentro y fuera del edificio.

Se sabe que varios de estos militantes desde entonces han perpetrado ataques físicos, realizaron amenazas de muerte y acosaron a familiares de los defensores de la embajada. Algunos cometieron destrozos contra la propiedad, tumbaron carpas de los activistas y vandalizaron una de las oficinas de la embajada dejando mensajes ultra-sionistas, mientras alababan al presidente Donald Trump y a la policía. Alina Duarte, corresponsal de TeleSUR, ha enfrentado un torrente de amenazas por parte de de extremistas pro-Guaidó, incluyendo el llegar a su casa una noche encontrando que alguien había intentado meterse en su apartamento.

Las tácticas intimidatorias no sólo fracasaron en su intento por disuadir a los activistas por la paz alrededor de la embajada, sino que dejaron a la oposición venezolana radicada en Washington D.C. con un serio problema de relaciones públicas. Luego de una semana de arrebatos cargados de odio, unos cuantos estrategas de marketing emergieron como los portavoces de facto de la turba. Ahora los delegan para aparecer en entrevistas en medios nacionales, desplegando una combinación de lenguaje con resonancias liberales y políticas de identidad para desviar la atención de la presencia de elementos sociópatas y violentos dentro de la turba. Algunos de ellos serán identificados en este artículo.

Los adecentados voceros del cambio de régimen

Dilianna C. Bustillos (también conocida como Dillianna Bustillos Vivas) se ha convertido en el emblema de la turba pro-Guaidó. Organizadora de alto nivel (senior manager) de Oracle, trabajó previamente para MarketBridge y para la consultoría de marketing Influitive. Oracle, corporación de tecnologías de computación y una de las compañías más grandes del mundo, colabora estrechamente con empresas de defensa y aeroespaciales. En 2018 ostentó ingresos globales de 39.83 mil millones de dólares.

Bustillos hizo trabajo voluntario con Visión Democrática, una organización cabildera venezolana (y pro-oposición) que dice enfocarse en «promoción de la democracia», palabra clave para cambio de régmien. Francisco Márquez, asesor polítio del embajador fake de Juan Guaidó en Washington, es el director ejecutivo de Visión Democrática.

Integrante de la «Iniciativa por la democracia en lugares difíciles» de la Escuela Ash para la Innovación y la Gobernanza Democrática de Harvard (Ash School for Democratic Governance and Innovation), Márquez ha asistido a reuniones con el vicepresidente Mike Pence y es una figura clave del lobby golpista venezolano en Washington. Visión Democrática también es la empleadora de Carlos Figueroa, estuvo presente una reunión reciente del think-tank Centro para los Estudios Internacionales y Estratégicos (CSIS, por sus siglas en inglés) en Washington para evaluar una potencial invasión militar a Venezuela.

En sus entrevistas, Bustillos nunca revela su alto cargo en el marketing corporativo ni su apoyo a grupos políticos que promueven las sanciones y la intervención de los Estados Unidos.

Más bien se presenta a sí misma como otra ciudadana venezolana preocupada, con poco qué ganar y ninguna agenda más allá de salvar a su país de los malhechores. En una entrevista en las afueras de la embajada, Bustillos alegó que ella no apoyaba «una intervención estadounidense». Tales declaraciones fueron tomadas al pie de la letra por el New York Times: «Los seguidores del señor Guaidó no están defendiendo una intervención militar en Venezuela, sólo quieren que los estadounidenses abandonen el edificio que no les pertenece».

Captura de un video de Vice con Dilianna C. Bustillos (AKA Dillianna Bustillos Vivas) de protagonista

Sin embargo, el timeline de Twitter de Bustillos revela un apoyo explícito a las sanciones estadounidenses, que ahora sabemos que castigan colectivamente a la población del país. También apoya abiertamente a Guaidó, quien ha sugerido que apoyaría un ataque de los Estados Unidos contra su propio país. Carlos Vecchio, el falso embajador, le ha pedido al jefe del Comando Sur el iniciar «planes operativos y estratégicos» en pro de la intervención del país.

Apoyo por una invasión es algo que también ha sido vociferado por muchos otros venezolano-estadounidenses pro-golpe/pro-Guaidó fuera de la embajada, incluyendo a uno de los líderes de la turba, Robert Nasser.

Dentro de la turba, algunos han alegado que quieren que la embajada sea tomada por las fuerzas de Guaidó simplemente para poder renovar sus pasaportes. No obstante una embajada de un gobierno que no existe y que no controla territorio alguno en Venezuela claramente no tendría ninguna capacidad para renovarlos.

De hecho, la captura de la embajada apunta a establecer un gobierno paralelo y estimular una invasión o la guerra civil, pero bajo la cobertura de la oficialidad diplomática. Aquí es donde se expone la contradicción de aquellos que se expresan como las voces auténticas del «pueblo venezolano», mientras apoyan el castigo colectivo mediante sanciones, desestabilización interna y la intervención estadounidense, mientras exigen que sus compatriotas sean liberados de la crisis económica.

 

En el momento preciso, el lobby pro-golpe le dice a la gente que siga la etiqueta #AskAVenezuelan (pregúntale a un venezolano). El hashtag también fue promovido por Caracas Chronicles, un blog radicado en los Estados Unidos, popular entre los antichavistas venezolano-estadounidenses. Esta etiqueta y el portal web bajo el mismo nombre (www.askavenezuelan.com) a toda velocidad se ha convertido en un mantra de mercadeo del lobby pro-Guaidó en Washington.

También han sido empleadas estrategias de marketing avanzadas por otros buscando la escalada del conflicto, tales como los activistas profesionales sirio-estadounidenses que en años recientes pidieron una intervención militar en Siria. Algunos grupos del exilio nicaragüense en Washington también han promovido, de forma exitosa, el estrangulamiento financiero del imperio contra su país a través del NICA Act.

#PregúntaleAUnVenezolanoClaseAlta

A todas estas, ¿quién reclama propiedad sobre el portal askavenezuelan.com? De acuerdo a una búsqueda en goddady.com, es propiedad de Nelli Romero, una especialista en reparación de computadoras que también es propietaria de una compañía llamada Myteks.com. Romero tuitea bajo el nombre Nellie Belén Izarza. El portal de la compañía en Zoominfo sostiene que tiene unos ingresos anuales de 4.2 millones de dólares.

En su página de Linkedin, bajo el nombre Nelli R., se describe a sí misma como una experta en «ingeniería de social media» (social media engineering) en Washington, D.C.

También ha trabajado como consultora y cabildera de la organización sin fines de lucro (liberal) Sunlight Foundation. Aún así, en posts viejos de sus redes sociales, Romero apoyó y publicitó las protestas violentas conocidas como guarimbas que resultaron en muchas muertes. Una táctica familiar de las guarimbas era la guaya, con la que militantes golpistas amarraban alambre de púas a través de una calle que resultó en la muerte de moticiclistas y transeúntes, algunos por decapitación.

Captura de la página de LinkedIn de Nellie Romero (aka Nellie Belén Izarza)

En marzo de 2019, en un aparente arrebato porque Washington todavía no había autorizado una invasión de su patria, Romero tuiteó (en español): «Sin Marines no hay paraíso».

Los portavoces pro-Guaidó con frecuencia insisten a los reporteros que la ideología política del grupo no es ni de derecha ni de izquierda, y que no quieren ni la guerra ni la intervención. Pero una mirada rápida al portal «Ask a Venezuelan» demuestra que han promovido repetidamente los llamados del senador Marco Rubio (Republicano – Florida) por la intervención y por sanciones brutales. Tanto Romero como Bustillos han retuiteado y elogiado a Rubio, un neoconservador considerado uno de los miembros más militaristas del Congreso.

En un testamento al grado de artificiosidad de la campaña #AskAVenezuelan, el portal reconoce que sólo comenzó en respuesta a la movilización masiva de activistas anti-guerra en Washington que protestaban por las sanciones de Trump y la intervención. En su sección «Sobre el portal«, dicen que «fueron testigos de primera mano los altos niveles de desinformación sobre la situación en Venezuela».

Captura del portal askavenezuelan.com

Con el Partido Republicano ya completamente comprometido con el golpe, asegurar el apoyo por el cambio de régimen dentro del establishment del Partido Demócrata, así como una cobertura favorable de los medios de tendencia liberal están de primero en la agenda de la oposición. Aquí es donde Romero y Bustillos entran en el cuadro, ambas describiéndose como liberales Demócratas, incluso mientras apoyan el ultra-militarismo de Marco Rubio. Romero asumió un papel importante cabildeando y reuniéndose hace poco con el compañero de fórmula presidencial de Hillary Clinton en 2016, el senador Tim Kaine (Demócrata-Virginia).

Por su lado, Romero defiende los derechos de la comunidad LGBTQ aún cuando al parecer controla la marca #AskAVenezuelan. Claramente no debe estar muy contenta con aquellos de la gavilla pro-Guaidó que soltaron todas esas invectivas homofóbicas contra sus adversarios políticos del otro lado de la acera y dentro de la embajada. Con Bustillos, pareciera estar haciendo todo lo que pueda para re-empacar el rugido rabioso y arrogante de una turba numerosa en un mensaje bipartito que resulte atractivo al público estadounidense, cansado de la guerra.

Más allá de la estrategia que domina el asedio a la embajada, el lobby pro-Guaidó en Washington parece decidido a consolidar un nuevo status quo en el que Caracas esté permanentemente aislada económica y diplomáticamente, así como una escalada del conflicto que ya se ve en el horizonte.

El criú del cambio de régimen

Aparte de los estrategas de marketing, un número de exiliados venezolanos bien conectados y miembros de la diáspora del área capitalino se han movilizado a diario en las afueras de la embajada junto a figuras demostradamente violentas.

Uno de estos activistas vistos en los predios de la embajada es Emerson Hevia, Arquitecto Principal Senior de la fabricante de armas Raytheon. La compañía está considerada como una de las mayores beneficiarias de la guerra en la historia de la humanidad.

Las tácticas intimidatorias de los simpatizantes del golpe que asediaron los alrededores de la embajada no sólo fracasaron en disuadir a los activistas, sino que dejaron a la oposición venezolana radicada en Washington D.C. con un serio problema de relaciones públicas. Tras una semana de arrebatos cargados de odio, unos cuantos estrategas de marketing emergieron como los portavoces de facto de la turba.

Luego de un comienzo rudo y revelador, las riendas de la campaña por tomar la embajada de Venezuela en Washington está siendo reconducida por un grupo de estrategas de marketing muy bien conectados.

En este artículo examinaremos el trasfondo de estos individuos, las plataformas que usan para diseminar su mensaje, y las tácticas que han empleado para clamar por una toma de la embajada violando la legislación internacional. También haremos referencia al cómo pudieran beneficiarse directamente de una escalada de la guerra híbrida de Washington y un potencial escenario de cambio de régimen en Venezuela.

Washington funciona como un imán para la élite y muchos profesionales clase media alta de países que han sido objetivo de los esfuerzos estadounidenses para el cambio de régimen. En sus países de origen, algunos de estos elementos pudieran emplearse como las tropas de asalto o los faros intelectuales del imperio, la vanguardia de las campañas de desestabilización, formato revolución de colores norteamericanas. En los Estados Unidos, algunos miembros de la diáspora con ascenso social pasan a convertirse en cabilderos del golpe de estado. Se ubican a sí mismos como las verdaderas voces «del pueblo» de su nación, mientras que la mayoría pobre y trabajadora de esos países (sin capacidad para viajar al norte) son abandonadas e ignoradas por los medios corporativos.

Esta sensibilidad se refleja a la perfección en el grupo de exiliados y miembros de la diáspora venezolana pro-golpe que han asediado la embajada en un intento por forzar a los activistas que han montado una protesta permanente dentro de las instalaciones a que terminen rindiéndose por inanición.

A comienzos de abril, activistas por la paz fueron invitados a la embajada por el gobierno venezolano, luego de que la administración Trump ordenara la salida del personal diplomático fuera del país. Más de veinte terminaron estableciéndose en la embajada con la esperanza de evitar una ocupación ilegal del edificio.

El 30 de abril, el mismo día que el «presidente» autoproclamado Juan Guaidó montó un golpe de estado fallido, venezolanos pro-Guaidó comenzaron su propio asedio a la embajada. Mientras confluían alrededor de las instalaciones, algunos desataron una ola de ataques violentos, misóginos y racistas contra los activistas por la paz, dentro y fuera del edificio.

Se sabe que varios de estos militantes desde entonces han perpetrado ataques físicos, realizaron amenazas de muerte y acosaron a familiares de los defensores de la embajada. Algunos cometieron destrozos contra la propiedad, tumbaron carpas de los activistas y vandalizaron una de las oficinas de la embajada dejando mensajes ultra-sionistas, mientras alababan al presidente Donald Trump y a la policía. Alina Duarte, corresponsal de TeleSUR, ha enfrentado un torrente de amenazas por parte de de extremistas pro-Guaidó, incluyendo el llegar a su casa una noche encontrando que alguien había intentado meterse en su apartamento.

Las tácticas intimidatorias no sólo fracasaron en su intento por disuadir a los activistas por la paz alrededor de la embajada, sino que dejaron a la oposición venezolana radicada en Washington D.C. con un serio problema de relaciones públicas. Luego de una semana de arrebatos cargados de odio, unos cuantos estrategas de marketing emergieron como los portavoces de facto de la turba. Ahora los delegan para aparecer en entrevistas en medios nacionales, desplegando una combinación de lenguaje con resonancias liberales y políticas de identidad para desviar la atención de la presencia de elementos sociópatas y violentos dentro de la turba. Algunos de ellos serán identificados en este artículo.

Los adecentados voceros del cambio de régimen

Dilianna C. Bustillos (también conocida como Dillianna Bustillos Vivas) se ha convertido en el emblema de la turba pro-Guaidó. Organizadora de alto nivel (senior manager) de Oracle, trabajó previamente para MarketBridge y para la consultoría de marketing Influitive. Oracle, corporación de tecnologías de computación y una de las compañías más grandes del mundo, colabora estrechamente con empresas de defensa y aeroespaciales. En 2018 ostentó ingresos globales de 39.83 mil millones de dólares.

Bustillos hizo trabajo voluntario con Visión Democrática, una organización cabildera venezolana (y pro-oposición) que dice enfocarse en «promoción de la democracia», palabra clave para cambio de régmien. Francisco Márquez, asesor polítio del embajador fake de Juan Guaidó en Washington, es el director ejecutivo de Visión Democrática.

Integrante de la «Iniciativa por la democracia en lugares difíciles» de la Escuela Ash para la Innovación y la Gobernanza Democrática de Harvard (Ash School for Democratic Governance and Innovation), Márquez ha asistido a reuniones con el vicepresidente Mike Pence y es una figura clave del lobby golpista venezolano en Washington. Visión Democrática también es la empleadora de Carlos Figueroa, estuvo presente una reunión reciente del think-tank Centro para los Estudios Internacionales y Estratégicos (CSIS, por sus siglas en inglés) en Washington para evaluar una potencial invasión militar a Venezuela.

En sus entrevistas, Bustillos nunca revela su alto cargo en el marketing corporativo ni su apoyo a grupos políticos que promueven las sanciones y la intervención de los Estados Unidos.

Más bien se presenta a sí misma como otra ciudadana venezolana preocupada, con poco qué ganar y ninguna agenda más allá de salvar a su país de los malhechores. En una entrevista en las afueras de la embajada, Bustillos alegó que ella no apoyaba «una intervención estadounidense». Tales declaraciones fueron tomadas al pie de la letra por el New York Times: «Los seguidores del señor Guaidó no están defendiendo una intervención militar en Venezuela, sólo quieren que los estadounidenses abandonen el edificio que no les pertenece».

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Captura de un video de Vice con Dilianna C. Bustillos (AKA Dillianna Bustillos Vivas) de protagonista

Sin embargo, el timeline de Twitter de Bustillos revela un apoyo explícito a las sanciones estadounidenses, que ahora sabemos que castigan colectivamente a la población del país. También apoya abiertamente a Guaidó, quien ha sugerido que apoyaría un ataque de los Estados Unidos contra su propio país. Carlos Vecchio, el falso embajador, le ha pedido al jefe del Comando Sur el iniciar «planes operativos y estratégicos» en pro de la intervención del país.

Apoyo por una invasión es algo que también ha sido vociferado por muchos otros venezolano-estadounidenses pro-golpe/pro-Guaidó fuera de la embajada, incluyendo a uno de los líderes de la turba, Robert Nasser.

Dentro de la turba, algunos han alegado que quieren que la embajada sea tomada por las fuerzas de Guaidó simplemente para poder renovar sus pasaportes. No obstante una embajada de un gobierno que no existe y que no controla territorio alguno en Venezuela claramente no tendría ninguna capacidad para renovarlos.

De hecho, la captura de la embajada apunta a establecer un gobierno paralelo y estimular una invasión o la guerra civil, pero bajo la cobertura de la oficialidad diplomática. Aquí es donde se expone la contradicción de aquellos que se expresan como las voces auténticas del «pueblo venezolano», mientras apoyan el castigo colectivo mediante sanciones, desestabilización interna y la intervención estadounidense, mientras exigen que sus compatriotas sean liberados de la crisis económica.

En el momento preciso, el lobby pro-golpe le dice a la gente que siga la etiqueta #AskAVenezuelan (pregúntale a un venezolano). El hashtag también fue promovido por Caracas Chronicles, un blog radicado en los Estados Unidos, popular entre los antichavistas venezolano-estadounidenses. Esta etiqueta y el portal web bajo el mismo nombre (www.askavenezuelan.com) a toda velocidad se ha convertido en un mantra de mercadeo del lobby pro-Guaidó en Washington.

También han sido empleadas estrategias de marketing avanzadas por otros buscando la escalada del conflicto, tales como los activistas profesionales sirio-estadounidenses que en años recientes pidieron una intervención militar en Siria. Algunos grupos del exilio nicaragüense en Washington también han promovido, de forma exitosa, el estrangulamiento financiero del imperio contra su país a través del NICA Act.

#PregúntaleAUnVenezolanoClaseAlta

A todas estas, ¿quién reclama propiedad sobre el portal askavenezuelan.com? De acuerdo a una búsqueda en goddady.com, es propiedad de Nelli Romero, una especialista en reparación de computadoras que también es propietaria de una compañía llamada Myteks.com. Romero tuitea bajo el nombre Nellie Belén Izarza. El portal de la compañía en Zoominfo sostiene que tiene unos ingresos anuales de 4.2 millones de dólares.

En su página de Linkedin, bajo el nombre Nelli R., se describe a sí misma como una experta en «ingeniería de social media» (social media engineering) en Washington, D.C.

También ha trabajado como consultora y cabildera de la organización sin fines de lucro (liberal) Sunlight Foundation. Aún así, en posts viejos de sus redes sociales, Romero apoyó y publicitó las protestas violentas conocidas como guarimbas que resultaron en muchas muertes. Una táctica familiar de las guarimbas era la guaya, con la que militantes golpistas amarraban alambre de púas a través de una calle que resultó en la muerte de moticiclistas y transeúntes, algunos por decapitación.

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Captura de la página de LinkedIn de Nellie Romero (aka Nellie Belén Izarza)

En marzo de 2019, en un aparente arrebato porque Washington todavía no había autorizado una invasión de su patria, Romero tuiteó (en español): «Sin Marines no hay paraíso».

Los portavoces pro-Guaidó con frecuencia insisten a los reporteros que la ideología política del grupo no es ni de derecha ni de izquierda, y que no quieren ni la guerra ni la intervención. Pero una mirada rápida al portal «Ask a Venezuelan» demuestra que han promovido repetidamente los llamados del senador Marco Rubio (Republicano – Florida) por la intervención y por sanciones brutales. Tanto Romero como Bustillos han retuiteado y elogiado a Rubio, un neoconservador considerado uno de los miembros más militaristas del Congreso.

En un testamento al grado de artificiosidad de la campaña #AskAVenezuelan, el portal reconoce que sólo comenzó en respuesta a la movilización masiva de activistas anti-guerra en Washington que protestaban por las sanciones de Trump y la intervención. En su sección «Sobre el portal«, dicen que «fueron testigos de primera mano los altos niveles de desinformación sobre la situación en Venezuela».

Con el Partido Republicano ya completamente comprometido con el golpe, asegurar el apoyo por el cambio de régimen dentro del establishment del Partido Demócrata, así como una cobertura favorable de los medios de tendencia liberal están de primero en la agenda de la oposición. Aquí es donde Romero y Bustillos entran en el cuadro, ambas describiéndose como liberales Demócratas, incluso mientras apoyan el ultra-militarismo de Marco Rubio. Romero asumió un papel importante cabildeando y reuniéndose hace poco con el compañero de fórmula presidencial de Hillary Clinton en 2016, el senador Tim Kaine (Demócrata-Virginia).

Por su lado, Romero defiende los derechos de la comunidad LGBTQ aún cuando al parecer controla la marca #AskAVenezuelan. Claramente no debe estar muy contenta con aquellos de la gavilla pro-Guaidó que soltaron todas esas invectivas homofóbicas contra sus adversarios políticos del otro lado de la acera y dentro de la embajada. Con Bustillos, pareciera estar haciendo todo lo que pueda para re-empacar el rugido rabioso y arrogante de una turba numerosa en un mensaje bipartito que resulte atractivo al público estadounidense, cansado de la guerra.

Más allá de la estrategia que domina el asedio a la embajada, el lobby pro-Guaidó en Washington parece decidido a consolidar un nuevo status quo en el que Caracas esté permanentemente aislada económica y diplomáticamente, así como una escalada del conflicto que ya se ve en el horizonte.

El criú del cambio de régimen

Aparte de los estrategas de marketing, un número de exiliados venezolanos bien conectados y miembros de la diáspora del área capitalino se han movilizado a diario en las afueras de la embajada junto a figuras demostradamente violentas.

Uno de estos activistas vistos en los predios de la embajada es Emerson Hevia, Arquitecto Principal Senior de la fabricante de armas Raytheon. La compañía está considerada como una de las mayores beneficiarias de la guerra en la historia de la humanidad.

Moisés Rendón, socio (fellow) del CSIS, también ha estado presente en las protestas. Apoyado por la OTAN, contratistas de defensa y las monarquías del Golfo Pérsico, este think tank fue expuesto por The Grayzone luego de haber sido la sede de una mesa redonda de asesores de Trump y Guaidó para discutir el uso de fuerza militar contra Venezuela.

Alejandro Pérez Barrios, antiguo emlpeado del Banco Mundial y actualmente gerente senior en el International Finance Corporation (IFC), institución integrante del grupo del Banco Mundial, también formó parte del asedio a la embajada.

Otro activista notable es Carlos Ayala (también conocido como Carlos Alfredo Ayala Quintero), un estratega de mercadeo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Una de las instituciones financieras internacionales más importantes de Washington que promueve la austeridad neoliberal a lo largo del hemisferio, el BID contrató recientemente a Ricardo Haussman, uno de los arquitectos claves del golpe en Venezuela. Hijo del presidente de la Asociación Venezolana de Derecho Constitucional, Ayala también ha buscado humillar a los activistas con epítetos infames.

De hecho, ha sido práctica común para mucho de los activistas pro-golpe el atacar verbalmente a mujeres integrantes de Codepink, vomitar invectivas racistas contra activistas contra la guerra negros, insultos antisemitas contra los periodistas, y poner discursos chovinistas de Trump en altoparlantes.

 

Otro personaje conocido como «Mohamed» ha intentado arrebatarle agresivamente la comida que intentaban ingresar para los protectores de la embajada, entrando de forma violenta dentro de las instalaciones, donde vandalizó un cuarto entero. Luego la policía del Servicio Secreto le permitió irse libremente junto a la gavilla afuera, donde se le ha visto haciéndole la seguridad al falso embajador de Guaidó, Carlos Vecchio.

Cathy Caminero es otra asidua a la turba golpista. Se le ha visto en público haciendo gestos amenazantes contra los defensores de la embajada. Su pareja, César Caminero, también ha formado parte del asedio. En su perfil de Linkedin, Caminero dice ser ingeniero en telecomunicaciones de alto nivel con acceso secreto activo en el Departamento de Defensa. Los accesos secretos se le suministran o bien a empleados de la Defensa o empleados de contratistas aprobadas por la misma. Caminero actualmente trabaja como ingeniero senior de Windows y jefe de unidad en Navstar Inc., una firma que provee de IT y otros servicios para las agencias de inteligencia estadounidenses y el Departamento de Estado. Un video en Twitter enseña a César junto a Carlos Vecchio.

Tal vez el no-venezolano más prominente de los apoyos al sitio de la embajada es un vecino. Se trata de Jim McCarthy de CounterPoint Strategies. De acuerdo con su página web, CounterPoint «se ha especializado en la administración de crisis (crisis management) con un estilo agresivo y combatiente». En un punto previo de su carrera, se dice que McCarthy «manejó una variedad de cuentas de gobiernos extranjeros y del Fortune 500» para dos agencias de relaciones públicas de peso en Washington. Con una cartera de clientes adinerados, se dice que su compañía «con frecuencia se ha enfrentado a Greenpeace» mientras que «McCarthy estuvo a la vanguardia en la práctica de usar avisos de Google para fichar periodistas«. En Twitter, McCarthy ha denunciado al gobierno electo de Venezuela y promueve una posición intervencionista.

Pareciera que muchos de quienes integran la turba pro-Guaidó trabajan o bien para instituciones financieras internacionales, think-tanks guerreristas, o con contratistas militares u orientadas al mundo de las armas.

Audios grabados de forma subrepticia y obtenidos por Mint Press News registran de forma explícita a miembros de la oposición manifestando temor a que se revelen sus identidades vinculadas a sus profesiones (incluyendo a una que se describe como estando involucrada en la «seguridad nacional» estadounidense).

Provenientes de orígenes pudientes y rebosando privilegios impunemente, al criú del cambio de régimen sitiando la embajada no le importa el maltrato brutal contra los activistas antiguerra que se pongan en su camino. Como lo demuestran reportes de varios medios, la turba «pacífica» y «pro-democracia», como los llaman, disfrutan de colocar altoparlantes de 120 decibelios a apenas centímetros de los tímpanos de los defensores, así como emplear luces estroboscópicas y linternas de submarinismo a los ojos, incluso de los de edad avanzada. Los oficiales del Servicio Secreto que coordinan con el Departamento de Estado de Trump están ahí sin hacer prácticamente nada. Violando la legislación internacional, cortaron la electricidad de la embajada y recientemente los propios policías de Washington D.C. comenzaron a impedir activamente que ni agua ni alimentos ingresaran para quienes se encuentran dentro de la embajada.

 

Un activista anti-golpe por lo general presente en las afueras de la embajada se preguntaba si Vecchio, el embajador fake, había contratado a una firma de relaciones públicas de alto nivel para controlar los mensajes de la gavilla pro-golpe. Explica:

«Entre el martes y el miércoles [7 y 8 de mayo] hubo un viraje enorme y concertado. Se veía a gente entrenando a jovenes gringo-venezolanas en cómo llorar mientras blandían sus pasaportes. Retiraron a algunos de los opositores más vitriólicos mientras vestían a algunos golpistas banderas del arcoiris LGBTQ para martizar la homofobia rampante».

El 7 de mayo, opositores se envolvieron con al menos una docena de banderas del orgullo gay, pero, al día siguiente, dichas banderas habían desaparecido por completo.

 

Mientras los medios nacionales enfocan sus lentes en los portavoces delegados de la gavilla pro-golpe fuera de la embajada venezolana, son completamente ignoradas las voces de millones de venezolanos de la clase trabajadora que votaron masivamente por su gobierno elegido en las urnas, o incluso de aquellos que sencillamente no quieren presenciar un escalamiento del conflicto.

En su lugar, a los estadounidenses les instruyen a consultar la campaña «Pregúntale a un venezolano», cuidadosamente concebida y diseñada por estrategas de marketing corporativo. La creación de miembros de la elite de la diáspora con vínculos con el gobierno de los Estados Unidos, el complejo militar-industrial y la administración del golpe de Guaidó. Que al igual que otro número de campañas de relaciones públicas, está diseñada para distraer a los norteamericanos de la realidad profundamente desconcertante que se desenvuelve en el corazón de la capital de la nación.


Jeb Sprague enseña en la Universidad de Virginia y anteriormente dio clases en la Universidad de California, Santa Barbara. Es el autor de Globalizing the Caribbean: Political Economy, Social Change, and the Transnational Capitalist Class (Temple University Press, 2019) y Paramilitarism and the Assault on Democracy in Haiti (Monthly Review Press, 2012), y es editor de Globalization and Transnational Capitalism in Asia and Oceania (Routledge, 2016). Es miembro fundador de Network for Critical Studies of Global Capitalism (NCSGC).

Alexander Rubinstein es parte de la redacción de MintPress News en Washington, DC. Reporta sobre asuntos políticos, prisiones y protestas en los Estados Unidos y sobre la política estadounidense en el mundo. Ha publicado trabajos en RT y Sputnik News.

Este artículo se publicó originalmente en inglés en Mint Press News el 17 de mayo de 2019, la tradución para Misión Verdad fue realizada por Diego Sequera.

Por REDH-Cuba

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