Eduardo Martínez Valero, Licenciado en Enfermería, es uno de los tres cienfuegueros de la Brigada. De baja estatura y ojos vivaces, parece ser un hombre de reacciones rápidas. Trabaja en el Hospital Municipal de Aguada de Pasajeros, en una ambulancia código rojo, es decir, en una sala de terapia sobre ruedas, con equipos de ventilación, monitores, con todo. “Me gusta trabajar los casos de urgencia porque son muy dinámicos, trabajas con pacientes que tienen la vida en riesgo; la vida de ese ser humano depende de ti, del equipo de trabajo”. Los traslados son por lo general desde Aguada hasta el Hospital Provincial. “Esa es mi función: estabilizar al paciente en el cuerpo de guardia del Municipio y trasladarlo hasta la cabecera provincial”. Eduardo viene de una familia vinculada a la salud: su mamá trabajaba en la Farmacia, su papá era técnico de rayos x, su tía es sicóloga, “yo viví eso desde pequeño”.

Del 2010 al 2012 estuvo en Trinidad y Tobago, en la segunda de las islas. “Éramos solo cuatro cubanos, dos médicos y dos enfermeros, y cada uno trabajaba en un lugar diferente. Yo estaba en el cuerpo de guardia del Hospital de Tobago, me sentí muy bien a pesar del idioma, es un país caribeño, y existe mucha afinidad con los cubanos. Los caribeños somos muy parecidos. Volví al Caribe en 2014, esta vez a Antigua y Barbuda, al cuerpo de guardia del Hospital de Antigua, ya con más conocimiento del inglés. Ahora todo fue diferente: del Caribe salté para Europa, y del inglés al italiano”.

“Mi familia es mi tesoro” –dice. Lleva veinte años de casado con Dielys Borges Guzmán, microbióloga del Centro Municipal de Higiene y Epidemiología, y tiene dos hijos con ella: Elizabeth, de 12 y Herson, de 3. Él tenía 20 años y ella 18 cuando se hicieron novios. Pero ya le había echado el ojo en el Pre. No sé si fue una exigencia de los suegros, pero el noviazgo duró tres años. Estudiaban entonces el Técnico, él de enfermero y ella de laboratorista. Primero se hicieron técnicos en sus respectivas especialidades y luego Licenciados. «Ella ha sostenido la casa, y ha educado a mis hijos durante mis ausencias. Es la vanguardia invisible».

Eduardo cumplirá pasado mañana 42 años. Es probable que ese día no hable de él, porque estaremos viviendo uno de los homenajes centrales de nuestra despedida, pero su festejo será doble. Y la felicitación de sus nuevos familiares de combate, será dadas.

Por REDH-Cuba

Shares