Foto para el recuerdo de Jair Bolsonaro con el embajador de EEUU Todd. C. Chapman (con sombrero), este 4 de Julio celebrando el día de la Independencia de EEUU. Reparto de Covid-19 a destajo por esta tropa de imbéciles sin barbijos, de «puro machos» que son. Esto en Brasil se llama «burricia», declinación de «burro», bruto, ignorante, etcétera.
No quiero ser malvado, pero siento que interpreto el anhelo generalizado al decir que si el Covid-19 se enojó ante las estúpidas fanfarronadas de Bolsonaro y decidiera llevárselo consigo le haría un inmenso favor a Brasil y a su pueblo, víctima de un sociópata incurable. Y de paso si se llevara también a Chapman, que antes de llegar a Brasilia se desempeñó como embajador en Ecuador y fue uno de los más sólidos apoyos del traidor Lenín Moreno.
Chapman nació en Houston, Texas, de ahí su afición a los sombreros texanos. De adolescente estuvo con sus padres viviendo en Sao Paulo, donde hizo sus estudios secundarios. De regreso a Estados Unidos pasó por Duke University donde obtuvo su bachillerato y después, en el 2000, un Master en Inteligencia Estratégica en la National Intelligence University (Bethesda, Maryland). Esa es la principal universidad para los espías de EEUU, donde se forman los más prominentes miembros de la así llamada Comunidad de Inteligencia de ese país, especializándose en recolección y análisis de informaciones sensibles y en lo que eufemísticamente llaman «técnicas de interrogación duras», o sea, torturas, trece en total formalmente reconocidas y legalmente aceptadas por el gobierno de Estados Unidos. ¡Que el Covid-19 se apiade de nosotros y se lo lleve también a él! Rezaremos por sus almas, que no lo duden. ¡Ah, un dato más!: «la embajada» en Brasilia cuenta con unas 1.400 personas, tal vez algo más ahora, según un informe del Departamento de Estado. (Julian Assange asegura que a comienzos del 2010 eran 71.000 en todo el mundo.) De aquellos 1400 habrá unos cien que se encargan de visados y cuestiones de trámites personales o comerciales. ¡Adivinen a qué se dedican los demás! ¿Y por casa cómo andamos?