“…no quiero ser el fantoche que va en romería con la cofradía del santo reproche….” Joaquín Sabina. 19 días y 500 noches.
Tomo el verso de Joaquín Sabina pues no quiero aparecer quejándome de por qué no hicimos esto o aquello, o por qué no hay autocrítica en Perú o Ecuador (en la práctica no la hay) o por qué repetimos los mismos estilos y métodos de selección de candidatos para las elecciones.
Es decir no quiero estar ni entre los profetas del pasado, ni en la Cofradía del Santo Reproche llorando lo que no fuimos capaces de hacer, pero sí reitero que la ofensiva fascista es muy grave, peligrosa y sobre todo eficaz.
Ya tumbaron 8 de 13 gobiernos progresistas. Diversos métodos para defender lo que tienen, tenían o capturaron, recurren a todos los mecanismos, sin piedad. No reparan en muertes ni asesinatos ni represión. Más de 460 personas perdieron total o parcialmente la vista en Chile a manos de los carabineros, 30 asesinados en Bolivia, 12 en Ecuador, 400 asesinados en Colombia. La defensa de los intereses de las oligarquías, está por encima de todo.
Bloqueo brutal contra Cuba, sin reparar en pandemia ni nada, atentado terrorista contra su Embajada en Washington y campaña de desprestigio innombrable contra los Médicos Cubanos, flor y ejemplo de la solidaridad mundial.
Intento de golpe, asesinato y tortura contra el pueblo de Nicaragua, preparan algo más y pronto. No esconden las intenciones y los senadores de la gusanería de Miami incitan a la violencia contra la firmeza del pueblo nica y su Conducción.
Venezuela, fracasado el magnicidio, dos intentos de invasión, brutal bloqueo y asalto a los bienes del pueblo venezolano, entre ellos la reserva de oro en Banco de Londres. Una farsa estúpida y tremenda colocando a un títere como “presidente interino”, farsa a la que se presta la Unión Europea y los países de gobiernos genuflexos de Latinoamérica, incluyendo por supuesto al agente estrella de la CIA, Luis Almagro y muchos de los que votan en la OEA. México y Argentina, las excepciones, la mayoría del electorado ha ratificado su vocación libertaria al elegir gobiernos de democracias populares.
Hoy gritamos unidad. ¿Para qué?:
Primero para derrotar a Donald Trump y su pandilla de gánsteres racistas. Ayer vimos la puesta en escena que montó Trump y Compañía en la Casa Blanca, al aceptar su nominación a la candidatura. Es lo más parecida a las escenografías nazi/fascistas creadas por Goebbels en los años 30. Las poses tipo Mussolini frente al micrófono, el salto de los 1500 participantes ante cada silencio convocante y ninguno con mascarilla. La hiper rubia de su hija, vestida de negro, para resaltar lo blanca que es, convocando a su padre como el salvador de la civilización occidental y del american way of live.
Las banderas desplegadas y los fuegos artificiales anunciando violencia contra los manifestantes, a quienes llamó de matones. Todo ello lleva un mensaje feroz contra una humanidad mestiza, obligada a migrar de Sur a Norte y a servir de esclavos modernos en los campos de trabajo de los EEUU y de Europa. Listos para exterminarlos, anuncia Trump. Y los gobiernos genuflexos (mestizos también, como lo es la humanidad entera) aplauden y se someten.
Todos o casi todos los que leemos este artículo, tenemos amigas, amigos, parientes, conocidos, en los EEUU. Lo menos que podemos hacer es motivarles a votar por correspondencia, urgente, perentorios, moralmente obligatorio, contra ese grupo terrorista que hoy se colocó en la Casa Blanca para el manejo que han hecho del poder allí, que pone en peligro a la humanidad entera.
Trump ha desatado contradicciones tan fuertes en su propio país, que lo pone al borde de confrontaciones armadas entre ultraderechistas y fuerzas progresistas que buscan defender la democracia que tienen aún, y que se expresa de diversas maneras que no debemos desconocer. Las batallas que se dan en las calles de Baltimore o Kenosha, en Washington o en Nueva York, muestran importantes niveles de confrontación y de conciencia. La elección de Representantes mujeres a los distintos niveles de los Congresos Estatales o Federal abre puertas insospechadas en el corazón del Imperio.
Segundo, Unidad para defender a Cuba, Nicaragua, Venezuela en todos los foros internacionales. El Premio Nobel para los médicos cubanos; detener la violencia contra el pueblo y gobierno de Nicaragua y desalentar por todos los medios a las fuerzas terroristas y los planes de invasión a Venezuela en complicidad con Colombia, son y deben ser prioridades nuestras.
Tercero, Unidad para ganar las elecciones que se vienen en 2020 y 2021 en Chile (plebiscito por la nueva Constitución) Bolivia, Venezuela (elecciones parlamentarias), Nicaragua, Ecuador, Perú. Recuperar los espacios democráticos en nombre de las libertades conquistadas que tantos mártires nos han costado. Derrotar a las fuerzas fascistas oscuras que hoy gobiernan o quieren gobernar. Por favor, deponer vanidades y métodos que solamente benefician a la derecha.
Hoy debemos generar los frentes electorales amplios en defensa de la Vida y la Soberanía y dentro de esos frentes construir las organizaciones capaces de dar continuidad a los nuevos proyectos de Nación, que se requiere para la derrota del neoliberalismo.
La organización social, ciudadana, popular, para enfrentar a la pandemia debe pasar a ser un instrumento, no solamente de defensa de la vida en el corto e inmediato plazo. Debe ser un instrumento para organizar la sociedad, las propuestas solidarias y la conquista de un nuevo modelo de desarrollo, enfrentando al cambio climático creando formas que no agoten los recursos naturales y que recuperen a la naturaleza.
La desesperación por impedir el retorno, o la llegada, de las fuerzas progresistas pone a las fuerzas neoliberales y conservadoras en una actitud extremadamente violenta y peligrosa. Solamente la fuerza en las calles y en las urnas pueden amortiguar los golpes venideros. Tan seguros se sienten los cavernarios que, por ejemplo en Ecuador, creen tener sus puestos asegurados en organismos internacionales como es el caso del Ministro de Economía o el de la Ministra de Gobernación, o al menos así lo piensan.
No hay que dudar un instante, la batalla está en curso y es nuestra tarea triunfar, por el bien de la Vida, por el bien de la humanidad.